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- Bernardo Stamateas - Gente Toxica
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GENTE
TOXICA
Cómo identificar y tratar a las personas que te complican la vida
para relacionarte sanamente
Bernardo Stamateas
Autor de los Best sellers Resultados Extraordinarios y Fracasos Exitosos
VERGARA
ÍNDICE
Introducción 7
CAPÍTULO 1
Los mete-culpas 11
CAPÍTULO 2
El envidioso 2 5
CAPÍTULO 3
El descalificador 37
CAPÍTULO 4
El agresivo verbal 49
CAPÍTULO 5
El falso 71
CAPÍTULO 6
El psicópata 81
CAPÍTULO 7
El mediocre
CAPÍTULO 8
El chismoso 103
CAPÍTULO 9
El jefe autoritario 111
CAPÍTULO 10
El neurótico 123
CAPÍTULO 11
El manipulador 133
CAPÍTULO 12
El orgulloso 141
CAPÍTULO 13 El quejoso .
CAPÍTULO 14
El poder de las palabras .
CAPÍTULO 15 Libres de la gente .
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos encontrado con personas problemáticas (jefes, amigos, familiares, etc.). En todo grupo humano, ¿quién no se ha enfrentado con un manipulador que quería que hicieras todo lo que él disponía, con un psi¬cópata que se había predispuesto a hacerte la vida im¬posible, con un jefe autoritario que pensaba que podía disponer de tu vida las 24 horas del día, con un amigo envidioso que celaba todo lo que obtenías, con un veci¬no chismoso que controlaba a qué hora salías y entra¬bas a tu casa y con quién?
Más allá del dolor que nos generaron estas personas, las preguntas de quienes alguna vez tuvimos que convi¬vir con ellos son: ¿qué hago?, ¿cómo pongo límites sin lastimar ni lastimarme?, ¿cómo puedo lograr que esta "gente tóxica" no entre a mi círculo afectivo íntimo?
De todo esto trata este libro.
Muchas veces permitimos entrar a nuestro círculo más íntimo a los chismosos, a los envidiosos, a gente autoritaria, a los psicópatas, a los orgullosos, a los mediocres, en fin, a gente tóxica, a personas equivoca¬das que permanentemente evalúan qué dijiste, qué hiciste y por qué hiciste o dijiste algo (o por qué no lo hiciste o no lo dijiste).
Se trata de personas tóxicas que potencian nuestras debilidades, nos llenan de cargas y de frustraciones.
Ellas, por cierto, saben todo lo que pasa en el ojo ajeno, pero se olvidan de ver qué es lo que percibe cada uno de sus sentidos ¡No permitas que nadie tenga el control de tu vida ni boicotee tus sueños!
Conéctate con la gente correcta, confía en ti. ¡Estás capacitado para hacerlo! Si tienes en claro tu propósito y tus sueños podrás tener el control de tus emociones y de decidir a quienes quieres elegir para que te acompa¬ñen. El problema se suscita cuando decidimos quién nos acompañará mucho antes de tener en claro adonde queremos llegar. El propósito de tu vida es tuyo y sólo a ti te pertenece diseñarlo. La solución está en ti. Desa¬fíate cada día a más, á mucho más.
Habrá personas que darán valor a tus sueños. Otras menospreciarán todo lo que te propusiste. No valores ninguna de aquellas palabras o sugerencias que provie¬nen de "los tóxicos."
El que no se alegra de tu avance o de tus sueños, que diga lo que quiera, tú prosigue hacia la meta, no te ama¬rres a quienes no se alegran con tus éxitos. Desprecia la opinión de la gente tóxica, sé libre de los críticos y serás li¬bre de cada una de sus palabras y de sus acciones.
No idealices.
No esperes nada de nadie.
Cada capítulo de este libro es independiente uno de otro; cada uno de ellos tiene un principio y un final pe¬ro un mismo tema que los une: "la gente tóxica". Puedes comenzar por el que más te guste, o por el que pienses "éste es para mí", y recuerda que podemos liberarnos de toda clase de gente tóxica. En este texto, encontrarás técnicas que podrás poner en marcha. Una vez ejercita¬das, vislumbrarás el camino hacia la autonomía men¬tal, liberándote de culpas falsas y ajenas. Es tiempo de proponernos, cada uno en lo suyo, ser excelentes; no nos conformemos con menos. Cambiar es sencillo, es sólo una decisión que hoy está a tu alcance.
Aprendamos a negociar, pero no cedamos nuestros derechos, pues nos pertenecen. Disponemos de dos
… faltan dos páginas…
CAPÍTULO 1 Los mete-culpas
Con todo lo que yo hice por ti, ahora ¿me pagas así? UNA MADRE A SU HIJO
1. ¿Culpable o Inocente?
La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros. Los psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, en¬tre lo que quiero y lo que debería hacer. La culpa es una emoción que nos paraliza, que nos impide seguir de¬sarrollando todo el potencial que tenemos; la culpa es venganza, bronca y boicot contra uno mismo.
Vivir con culpa es vivir con cadena perpetua. Es condenar¬se a vivir insatisfecho, victimizándose todo el tiempo por la vida que nos ha tocado vivir.
Ahora bien, la pregunta es: ¿nos tocó vivir esta clase de vida o hemos elegido erró¬neamente, decidido equivocadamente?
La búsqueda central de todos los seres humanos es¬tá orientada a encontrar la felicidad. Somos seres que fuimos creados para gozar, crecer, desarrollarnos, cum-plir nuestro propósito, satisfacer nuestras necesidades y alcanzar la tan anhelada alegría.
"De noventa enfermedades, cincuenta son producidas por la culpa y las otras cuarenta por la ignorancia." Anónimo
El ser humano tiene necesidades básicas que re¬quiere desarrollar para poder vivir libre de culpas y así bloquear cada obstáculo que intente detenerlo. Veamos algunas de estas necesidades:
• La necesidad física: podemos satisfacerla cumpliendo determinadas pautas tales como comer sano, practicar ejercicio o realizar controles médicos periódicamente.
• La necesidad emocional: el ser humano es un "ser social" y, como tal, debe establecer vínculos sanos con su entorno, recordando que puede compartir con otros pero sin dejar de ser él mismo. Aquellos que saben elegir y relacionarse con pares que agre¬gan valor a su vida, alcanzan un bienestar emocional saludable que les permite sentirse plenos y aptos pa¬ra crecer y desarrollarse dentro del sistema cultural en el cual están inmersos.
• La necesidad intelectual: ésta se satisface a medi¬da que vamos creciendo y nos vamos nutriendo de sabiduría, desechando paradigmas erróneos, eligiendo mentores y expandiendo nuestra mente con creencias verdaderas.
• La necesidad espiritual: todos los seres humanos na¬cemos con un espíritu que requiere ser alimentado. Tal vez te preguntes: ¿cómo hacerlo? Esta necesidad se satisface sirviendo a Dios, descubriendo el propó¬sito de nuestra vida y desarrollando una fe sólida que nos permita avanzar y sortear los obstáculos que puedan presentarse. Cada uno de nosotros hemos nacido con un propósito único y especial, con un sueño que sólo nosotros mismos podemos cumplir.
Cuando una de las áreas de nuestras vidas no alcan¬za toda su capacidad de expresión nos sentimos con culpa, nos volvemos vulnerables a la queja, a las de-mandas y a la manipulación. Si le damos permiso a la culpa que para que crezca y ocupe cada vez más espa¬cio dentro de nuestras emociones, ésta se convertirá en la causante de una depresión que sabremos dónde co¬mienza pero no dónde termina.
2. Pecado original
Desde el comienzo de la humanidad, a partir de la misma creación del primer hombre, Adán, la culpa y la victimización se metieron en el ser humano. La prime¬ra culpa nació en Adán por haberle hecho caso a Eva y haber comido del fruto prohibido. Entonces, por culpa, Adán comenzó a tapar su cuerpo: ya no podía mostrar¬se desnudo delante de su Creador. Por culpa de Eva, di¬ce la historia, Adán cayó.
Ahora bien: ¿a dónde quedó la capacidad de Adán para decidir comer o no esa manzana? ¿Fue Eva la vic¬timaria y Adán la víctima?
Sin darnos cuenta, el hombre comenzó a llenar ese Edén con culpables e inocentes, con víctimas y victima¬rios y se predispuso a vivir y a asumir culpas ajenas, transfor¬mando una vida de libre albedrío en una vida culpógena lle¬na de sacrificios, ritos y frustra¬ciones innecesarios.
¿Qué sucede cuando una persona experimenta sen¬timientos de culpa?
Sufrirá privaciones. Dirá frases tales como:
• No tengo tiempo para mí
• A mí sí me gusta lo que estoy haciendo, pero no vale la pena
• No lo puedo lograr, mi familia nunca pudo al¬canzar este sueño
• Son dichos y emociones culpógenas, culpas
Desde el momento en que un obstáculo bloquea tu sueño y afirmas que no tienes capacidad para lle¬varlo a cabo, vives con culpa. La culpa es la emoción más obstaculizadora en el camino de los anhelos y objetivos. La culpa te hará sentir que no eres merece¬dor de esos beneficios, que tu deseo es mucho para ti, y, en medio de un mundo en el cual cada ser humano trata de obtener ventajas y de aprovechar al máximo cada oportunidad, te sumergirás en la culpa, dejando que otros tomen lo que es tuyo.
"El hombre capaz de sonreír cuando las cosas van mal, ya ha pensado a quien le echará la culpa." Ley de Jones
3. Autoreproche
El autoreproche es un sonido interno y continuo que te hablará y te pedirá recibo por cada palabra que pronuncies. Se trata de una voz difícil de acallar, de una voz que detiene tu avance y te aleja de tus objetivos, de una voz demandante y quejosa a la que nunca podrás conformar, hagas lo que hagas, a menos que afirmes tus determinaciones y convicciones. Es un eco constan¬te. Se trata, en síntesis, de esa voz amenazante que ca¬da mañana, al levantarte, deposita en tu mente el pri¬mer pensamiento negativo del día:
• ¿Cómo lo voy a hacer?
• ¿No es mucho para mí?
• ¿Por qué tomé esa decisión?
• ¿Para qué hablé?
Es una voz que intenta vivir en ti y a la que sólo tú autorizas la permanencia. Es una voz que constante¬mente replica en tu mente, te atormenta y obsesiona con un único pensamiento uniforme: tú no puedes, nun¬ca serás lo suficientemente bueno para alcanzar tu meta.
4. Pensamientos rígidos
Quienes viven con culpa establecen dentro de sí pensamientos rígidos, normas inflexibles y princi¬pios imposibles de alcanzar cuyo objetivo final es boicotear el éxito, obligándose así a vivir en medio de un fracaso continuo.
Se trata de pensamientos que terminan hacién¬dote creer que el objetivo fundamental de tu vida es permanecer y subsistir como puedas, distrayén¬dote de esta forma de lo fundamental de la existen¬cia: crecer, multiplicarte y cumplir tus sueños. Esta estructura de pensamiento se detendrá en los erro¬res o fracasos que por los que hayas atravesado sin recordar ningún obstáculo ni circunstancia difícil que hayas superado en el pasado.
Nos sucede a todos: sin darnos cuenta nos some¬temos a mandatos, voces internas y externas que nos colocan en un lugar desde el cual la posición de víc¬tima o de culpable es la que mejor nos queda. Los otros se transforman en responsables de nuestro des¬tino y así dejamos de hacernos cargo de nuestros propios objetivos. De esta forma obtenemos el bene¬ficio secundario de depositar en el otro toda la cul-pabilidad de nuestros desaciertos y desdichas y de hacer de nosotros pobres seres humanos errantes y carentes de valor y dominio propio para decidir so¬bre nuestro hoy y nuestro mañana. Nos aferramos a dichos y voces:
• Mis padres me repitieron durante años que por haberme tenido no pudieron estudiar
• Mis padres me decían: no dejes la comida en el plato, piensa que hay chicos en África que se mueren de hambre
• Siento culpa por haber sido abusada sexualmente
• Me siento culpable por la separación de mis padres
• Siempre remarcaban mis errores y por eso me sentía culpable todo el tiempo
• Tuve un padre ausente toda mi vida y debí hacerme cargo de mis hermanos, pero no supe cómo; yo tengo la culpa de sus situa¬ciones actuales
Todas éstas son maneras sutiles de transmitir las culpas que nos detuvieron en el camino hacia la bús¬queda de la felicidad y del bienestar que nos merece¬mos. Son culpas ajenas generadoras de insatisfaccio¬nes continuas. Son culpas que se alimentan de man¬datos externos y sociales y de emociones internas no resueltas que siguen teniendo poder y valor sobre nuestras vidas. Hay personas que han sido criadas en familias que las han hecho responsables de la separa¬ción de los padres, de la pérdida del trabajo de la ma¬dre que en un momento decidió quedarse en su ho-gar para cuidarlas o de las frustraciones profesiona¬les de sus tutores. Y así podríamos seguir enuncian¬do los mandatos que cada familia se encargó de transmitir a tantas personas.
Se trata de creencias culturales que jamás te permitie¬ron alcanzar ni disfrutar en absoluto de nada. Son las exi¬gencias que demandaban que dieras más, siempre un po¬co más, y claro, como no pudiste alcanzar ese parámetro de perfección, terminaste ubicándote en el lugar de la víc¬tima, acarreando culpas que no te correspondían.
En este punto es necesario que nos detengamos. Lo que decidimos escuchar y aceptar como nuestro es lo que nos enferma y nos detiene.
Ten en cuenta que con lo que aceptamos, anulamos, postergamos o generamos nuestro éxito.
¿Quién maneja el control remoto de tus emociones y pensamientos?, ¿quién decide qué pensar, qué sentir?
Sólo tú. Dependerá de ti, de tu decisión de ubicarte en un lugar de víctima o de poder sobre tu propia vida.
Las personas suelen decir:
• El día me puso mal
• Mi jefe me sacó de quicio
• Me arruinaste la jornada
• Hoy me saturaste
Si escuchas estas frases es porque colocaste el poder que tienes sobre tus propias emociones en los demás. Así es como son los otros quienes terminan controlan¬do cómo te vas a sentir o qué es lo que vas a hacer.
Aceptando este trato, cualquiera podrá decirte qué hacer y qué no; los demás podrán manejarte y lastimarte con permiso, sí, con el permiso que tú les diste al ceder el lugar de control y poder sobre tu vida.
No fuimos creados para vivir de limosnas, ni lisiados de afectos. Nadie tiene derecho a castrar nuestros sueños más profundos ni a asegurar qué es lo que nos conviene o no. La felicidad y el éxito, la desdicha y el fracaso serán el resultado sólo de tus propias decisiones.
Todo lo que hayas dejado de lado para conformar a los demás puede ser recuperado si te lo propones y decides no postergar más tu deseo. Muchas veces no somos felices porque estamos ocupados tratando de agradar a los otros o encargándonos de responsa¬bilidades equivocadas, que pertenecen a terceros. Consumimos todo nuestro tiempo erróneamente y cuando queremos saber adonde se fueron tantos años de nuestra vida, cuando necesitamos apuntar lo que hicimos en el transcurso de la misma, nos da¬mos cuenta de que malgastamos el tiempo que nece¬sitábamos para ocuparnos de lo prioritario e impor¬tante: nosotros mismos.
Desperdiciamos más horas tratando de conformar y gustar a los otros que en ocuparnos de nuestra propia vida.
Y en esa vorágine de ser aceptados nos olvidamos de que primero necesitamos respetarnos a nosotros mismos y aprobarnos para poder ser aceptados por el resto.
El cielo va a estar lleno de gente buena, ¿pero de cuántos hombres justos y exitosos que cumplieron con su propósito? ¿de cuántos hombres que a partir de sus logros supieron convertirse en mentores de otros?
Si te aferras a tu propósito lograrás hacer lo que nun¬ca hiciste, y entonces todo fracaso o error será transfor¬mado en entendimiento y progreso.
5. Culpas ajenas, culpas propias, culpas al fin
Herencias recibidas, heredadas, culpas acumula¬das: todos cargamos con cargas que hemos asumido sin cuestionar por no permitirnos planear nuestra propia ruta. Respetamos patrones de conducta recibi¬dos sin darnos cuenta de que ponemos en peligro nuestra propia vida y nuestros objetivos. Le cedimos un lugar de autoridad a la culpa y le dimos una jerar¬quía que no merece, pero lo peor es que la hicimos carne y así fue como comenzó a convivir y a formar parte de nosotros mismos.
Al hacernos cargo del hambre del mundo, de los que no tienen, muchas veces nos castigamos y nos sentimos mal por poder disfrutar de todo lo que es¬tá a nuestro alcance. Si bien poder ayudar al otro es un acto de amor, de misericordia y de compasión, la¬mento decirte que el hambre del mundo no se deten¬drá por tu auto-castigo. Muchas mujeres no pueden disfrutar de un buen perfume ni de ropa elegante; no se permiten elegir lo mejor para ellas, sino que dicen, ¿cómo me lo voy a comprar yo si los chicos necesi¬tan cosas? Y tal vez sus hijos tienen veinte pares de zapatillas, treinta remeras y no requieren nada más, sólo ver a su mamá feliz. Sin embargo, esta mujer se llena de culpas y se niega un derecho, que, gracias a Dios, puede darse: el de poder comprarse un perfu¬me caro. Por años hemos sentido culpa de disfrutar de lo material y de lo emocional; la culpa ha hecho estragos dentro de nosotros y nos ha delimitado, nos ha cercado. Por años hizo que nos conformásemos con migajas, con aquello que los demás estaban dis¬puestos a darnos.
Sentimos culpa por ser felices: ¿cómo puedo ser feliz yo, si mi mamá, mi hermana y mi tía están separadas y so¬las? Y así es como boicoteas tu matrimonio.
¿Cómo puedo yo disfrutar de comprarme un par de zapa¬tos nuevos si mi hermana no tiene trabajo? Pues bien, pue¬des comprarte los zapatos y también ayudar a tu her¬mana, siempre y cuando ella no esté abusando ni ma¬nipulando tus emociones.
¿Cómo voy a irme de vacaciones si mi familia nunca pu¬do tomarse unos días? Lo cierto es que puedes irte de va¬caciones y disfrutar porque generaste los recursos para hacerlo. ¡Prémiate!
Sin embargo, muchos eligen castigarse. Sin darnos cuenta, los mandatos internos y externos recibidos se hicieron carne dentro de nuestra mente y hoy no pode¬mos disfrutar de lo que está a nuestro alcance.
Los latinos hemos heredado el concepto de servilis¬mo: los conquistadores han sometido a los pueblos y les han transmitido que ellos habían nacido para servir a quienes habían decidido ser una casta social de ma¬yor jerarquía y privilegios.
En México, cuando pides algo a alguien responden: "¡Mande!"; sin embargo, en los Estados Unidos dicen: "¿En qué puedo ayudarle?" La diferencia, como nota¬rás, es muy clara.
"Cuando se encuentran dos seres, el que es capaz de intimidar a su oponente queda reconocido como socialmente superior\ de modo que la decisión social no siempre depende de un combate. En algunas circuns¬tancias, el mero encuentro puede ser suficiente.
La culpa nos lleva a olvidar lo que sentimos y nece¬sitamos, nubla por grandes períodos de tiempo nues¬tros derechos, convirtiendo nuestras prioridades en ne-cesidades secundarias, mientras le otorga a la opinión y a los pensamientos de los otros un lugar de urgencia y superioridad.
Y así es como de un modo contundente nos fuimos haciendo cargo de todos y de cada uno de los mensajes que llegaron a nuestros oídos, sin darnos cuenta de que no nos competía ninguna responsabilidad en las situa¬ciones en cuestión.
Analicemos algunos de estos mensajes:
• Primer mensaje: "Sigue participando"
1 KATZ, STEVEN L., "El Arte de domar leones", Ediciones Robin Book, p. 29.
Muchas personas han reci¬bido ese mensaje sutil que dice: "Está bien lo que hiciste pero no me alcanza". En este caso la dea es: "Las cosas no están mal,
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie." Concepción Arenal
pero podrían estar mucho mejor". Hagas lo que hagas, nunca será suficiente para conformar al otro, para col¬mar las expectativas de aquellas personas que te mani-pulan a través de la culpa.
• Segundo mensaje: "Mi dolor es más grande que el tuyo"
¿Te pasó alguna vez que necesitabas contarle a al¬guien una situación por la que estabas pasando y de re¬pente te encontraste consolando a tu interlocutor?
Este tipo de manifestaciones y de expresiones consti¬tuyen una clara evidencia de la manipulación que el otro está ejerciendo sobre ti. Al hacerlo te está diciendo: "Tu dolor no es tan grande como el mío, concéntrate mejor en mí."
• Tercer mensaje: "Eres responsable de lo que hice"
En este caso resultamos ser nosotros los culpables de las quejas y de las angustias de los demás. Fueron nues¬tras palabras y nuestras acciones las que determinaron el malestar de las otras personas. ¡Falso! Esto también es manipulación. Dependen de cada uno de nosotros las emociones que sintamos, el valor que le demos a la pala¬bra de los otros y las reacciones que tengamos. Cada uno de nosotros es responsable por la actitud que asumirá frente a las circunstancias y a los hechos.
Desde chicos se nos hizo creer una gran mentira: "Hay que satisfacer los gustos de los demás antes que los nuestros". Entendimos que necesitábamos ser abnegados para poder ser aceptados y no nos dimos cuenta del significado de este acto. La abnegación no es una virtud, sino un acto contraproducente que ejercemos sobre nuestra propia vida. Postergarse y
sacrificarse, dejarse para lo úl¬timo es no reconocer nuestro propio propósito y vivir una vida que no nos pertenece.
El escritor Bob Mandel cita: "Su derecho a ser usted es diferente de los demás derechos. No se trata de un derecho que le ha otorgado un
"El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la esperanza de no sufrir más. Y así la vida se le escapa, sin gozar de lo ya adquirido". Leonardo da Vinci
gobierno, un país o una autoridad externa, sino que viene con el "paquete", es decir, usted. La vida es un viaje que empieza con usted y termina con usted, y en el medio hay un territorio desconocido esperando ser explorado. "2
Toma un lápiz y anímate a hacer este test. Descú¬brete, conócete:
¿Hasta qué punto llega tu abnegación? (Responder Verdadero o Falso)
• Si tus amigos tuvieran que describirte, ¿preferi¬rías que dijeran que eres una persona atenta en lugar de una persona feliz?
• ¿Te sientes mejor cuidando de otros que permi¬tiendo que te cuiden?
• ¿Te sorprende ver lo incompetente que son las personas que te rodean?
• ¿Encuentras que no hacen caso de la mayoría de tus consejos?
• ¿A veces tienes que morderte la lengua en pre¬sencia de tus hijos, cónyuge u otros familiares?
• ¿Por lo general encuentras mucho más fácil ha¬cer las cosas por ti mismo?
• ¿Haces muchísimo más por los demás que lo que ellos harían por ti?
• Si alguien te trata mal ¿normalmente continúas tratando a esa persona como siempre?
• ¿A veces tus familiares o amistades dan por descontado que cuentan contigo?
• ¿A veces aceptas actitudes de amigos o familia¬res que no aceptarías de un desconocido?
• ¿Sientes más alegría por las cosas buenas cuan¬do hay un ser querido con quien compartirlas?
2. MANDEL, BOB, "Regreso a sí mismo. Autoestima interconectada", Ediciones Kier, p. 14.
• ¿A veces desearías pasar de todo, tomarte un des¬canso y no tener que preocuparte por los demás?
• ¿En ocasiones has contestado a lo que dicen en televisión con comentarios sarcásticos, corri¬giendo el vocabulario o la gramática?
• ¿Cumples las promesas que haces aún cuando eso signifique sacrificar tus necesidades?
• ¿Detestarías que se te recordara como una per¬sona egoísta?
Sumar los Verdaderos. Si te dio de 1 a 2 "verdaderos", la palabra culpa no se encuentra dentro de tu vocabulario.
Si el resultado es de 3 a 4 "verdaderos", podemos decir que eres una persona equilibrada y responsable de ti misma, sabes satisfacer tus necesidades profundas y no eres esclavo de los caprichos. Posees capacidad pa¬ra disfrutar y encontrar el placer en muchas cosas.
Si obtuviste de 5 a 7 "verdaderos", eres una perso¬na abnegada grado 1, un ser que posterga sus necesida¬des para más adelante, para cuando sea el mejor mo-mento. Tu lema es: "No puedo ahora, más adelante sí", pero ese momento nunca llega.
Si obtuviste de 8 a 13 "verdaderos", tu abnega¬ción llega a ser de grado 2, eres una persona que igno¬ra sus necesidades, hasta aún las más básicas, como comer, dormir, recibir afecto, estudios, etc. Obtienes más gratificación al cuidar a los demás que de ti mis¬mo, más placer de hacer feliz a los otros que de serlo tú mismo. Todos te describen como "una buena per¬sona"; servir es lo máximo en tu vida. Si te pasan co¬sas lindas las compartes con otros, amas a todos, cui¬das e inviertes en todos, excepto en ti mismo. Este ti¬po de personas suelen copiar su estilo del modelo fracasado de algún familiar.
La persona con más de 13 "verdaderos", no recono¬ce que posee necesidades; a esta altura se ha converti¬do en una máquina de trabajar, dejando de sentir, de pensar, y de decidir lo mejor para sí misma. En este
punto, su vida ya no tiene sentido, carece de sueños y de expectativas; en su interior sólo queda espacio para broncas y frustraciones extremas.
Sólo a ti te compete marcar la diferencia. Habrá un momento determinado en la vida en el que necesitarás darte cuenta de que si tú mismo no satisfaces tus pro¬pias necesidades, nadie lo hará. Lo que deseas que te suceda, dibújalo en tu mente y comienza a diseñarlo, detalla las metas y los pasos que necesitas dar y luego prosigue hasta el final.
Michael Jordán dijo: "Visualicé adonde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adonde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré."
Si algo sucede en tu vida será por ti.
6. Libre de culpa y cargo
Todos los seres humanos te¬nemos derecho a ser felices y a vivir sin culpas. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto; sin embargo necesitamos conectarnos con lo bueno, con lo mejor que tenemos y seguir adelante.
Sin darnos cuenta nos hemos llenado de culpas, de circunstancias difíciles que debimos pasar y que decidi¬mos cargar sobre nuestros hombros, de mensajes que hemos aceptado e incorporado sin cuestionar y que asumimos como propios.
Obsesionarte con la culpa sólo traerá dolor y heri¬das a tu alma y a tu cuerpo. Tú eres tu propio tóxico. Ya es tiempo de aprender a ser libre de todos los paradig¬mas falsos que hasta hoy te dirigían y de disfrutar sin culpa. El cordón umbilical se ha roto y ahora te toca de¬cidir a ti. Simplemente sé tú mismo, limpia el polvo de tus zapatos y sigue adelante. Vacíate de culpas propias y ajenas y comienza a vivir con convicción.
La convicción te permitirá rever, modificar, cambiar lo que sea necesario cambiar y seguir adelante.
"El objeto ha tomado forma en mi mente antes de empezar a pintar." Van Gogh
• Si te equivocaste, pide perdón. Saber disculpar¬se es un acto de grandeza, implica reconocer nuestros
errores y cambiar la actitud. Si está a tu alcance, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará paz.
• Mereces ser feliz. Propon¬te disfrutar de todo lo que tie¬nes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas bue¬nas de la vida. Deshazte de las culpas falsas. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de las ajenas.
• No quieras cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar. La mejor manera de que el otro cambie es no queriéndolo cambiar.
Cada vez que tomes una decisión pregúntate si te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo.
Cada vez que elijas quién te va a acompañar en un proyec¬to, piensa si esa persona suma¬rá valor y te permitirá ser la mejor versión de ti mismo.
Cuando leas, investigues, aprendas y crezcas serás tu mejor versión lograda en el plano intelectual.
Cuando proyectes con toda tu fuerza tus sueños y pongas en marcha tus objetivos, conocerás tu propia esencia, tu valor, y el dominio propio, ese que está den¬tro tuyo. Entonces tu verdadero yo emergerá y sabrá re¬conocerse a sí mismo. Vivir, gozar y disfrutar son dere¬chos que tenemos todos los seres humanos, no privile¬gios. Nos corresponden por ley.
"La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento." San Bernardo de Claraval, Eclesiástico francés
"Somos víctimas de nuestras elecciones."
Anónimo
CAPÍTULO 2 El envidioso
Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga. Cuando estaba a punto de comerla, ésta le dijo: "¿Puedo hacerte una pregunta?". La serpiente respondió "En realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir". Entonces la luáérnaga preguntó: "¿Yo te hice algo?" "No" respondió la serpiente. " ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?" preguntó la luciérnaga. "No" volvió a responder la serpiente. " Entonces, ¿por qué me quieres comer?" inquirió el insecto. "Porque no soporto verte brillar",
respondió la serpiente.
1. Lo tuyo... ¿mejor que lo mío? ¿quién lo dijo?
Envidiar es una emoción que no sólo implica anhe¬lar lo que la otra persona tiene, querer estar pasando por la misma circunstancia que el otro; el acto de envi¬diar implica mucho más: te coloca en un plano de con¬tinua insatisfacción y de queja permanente. La envidia nace de la sensación o de la creencia de que nunca voy a tener lo que el otro posee.
Sin embargo, ésto puede modificarse: si lo que te des¬pierta envidia son los kilos que perdió tu compañera de oficina y tú estuvieras segura y convencida de que tam-bién podrías bajarlos si te lo propusieras, ¿tendrías envi¬dia de ella? Si tu amigo consiguió un ascenso en el traba¬jo y tú supieras que haciendo tal o cual entrenamiento también llegarías a ese mismo nivel, ¿sentirías envidia de él? Como puedes ver, se trata de emociones evitables que
terminan lastimándonos y desenfocándonos de nuestros propios objetivos.
Son emociones que lentamente nos destruyen, sin darnos cuenta de que la procesión va por dentro, como di¬ce un viejo refrán. Bronca, dolor, ira y tristeza son sen¬timientos con los que nos encontramos al pensar que no hemos alcanzado lo que otros sí tienen.
Podemos envidiar un buen coche, un cuerpo especta¬cular, una casa maravillosa, una salud de hierro, un cargo jerárquico, un buen esposo, una mujer inteligente, el carisma de un amigo, etc. La envidia puede originarse en
aquello que pensamos que no te¬nemos y necesitamos obtener para ser felices y en una estima pobre y lastimada que siente que si tuviera lo que el otro ha logra¬do, entonces sí sería feliz.
Envidiar es desear lo que el otro tiene.
La excelencia y el triunfo siempre traen envidia. Nadie envidia a un miserable o a un linyera. Se envi¬dian los logros, el reconocimiento, la casa, el dinero, la familia, la pareja, los amigos.
Había un rey que quería saber qué era peor, si ser ta¬caño o ser envidioso; entonces tomó a dos personas y les dijo: "A uno le daré todo lo que me pida pero al otro le daré el doble." Entonces el envidioso dijo: "A ver si en¬tendí bien rey, ¿todo lo que te pida me lo darás pero al otro le darás el doble?", "Sí", dijo el rey. Entonces le di¬jo el envidioso al avaro: "Pida usted primero"; "Faltaba más", dijo el avaro, "primero están los caballeros." Que sí, que no; entonces el envidioso dijo: "Ok, yo pido pri-mero, que me saquen un ojo."
La envidia es un sentimiento destructivo de alguien que pretende quitarte lo que has logrado. Si eres un hombre de éxito, siempre te perseguirán.
Presta atención a este cuento:
Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro tapado. Una mujer le
"Envidia es la tristeza por el bien ajeno y pesar por la felicidad de otro." Meritxell Hernández
preguntó: "¿Por qué tapó un cubo y el otro no?"enton¬ces el vendedor respondió: "Porque vendo dos tipos de cangrejos: japoneses y argentinos. El cangrejo japonés siempre trata de salirse del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso tuve que ponerle una ta¬pa. Los cangrejos argentinos también tratan de escapar¬se, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa."
La envidia es una profun¬da bronca producida por el logro de otros.
La envidia es un deseo de venganza; tu brillo opa¬ca al envidioso.
La envidia acortará tu visibilidad y ejercerá la misma función que la neblina: no te permitirá ver más allá de lo que sólo está al alcance de tus ojos. La persona que envidia pasa tiempo opinando y juzgan¬do todo lo que el otro tiene, en lugar de orientarse a alcanzar sus propios sueños, por lo cual, termina convirtiéndose en verdugo en vez de ser protagonis¬ta de su propia vida.
La envidia es un deseo de destrucción, de odio. Las muertes, las violaciones, las estafas, los engaños, los maltratos nacen por la envidia, por ambicionar lo que el otro tiene.
La envidia tratará de destruirte a través de la perse¬cución abierta o de la descalificación, de la calumnia. Su objetivo será siempre el mismo: perseguirte. Cuando te digan: "Lo que yo te digo no es para criticarte", "Te lo di¬go, pero no para destruirte", es porque te quieren elimi¬nar. La afirmación de alguien en una conversación deno¬ta lo que esa persona tiene en su mente (de lo contrario no necesitaría aclararlo).
El envidioso dirá: "¡Ojo! No lo digo para que te vaya mal", pero tú y yo sabemos que en el fondo su intención es que no logres tus objetivos.
"La envidia es una declaración de inferioridad." Napoleón Bonaparte
"La envidia es la ira de los
pusilánimes."
Antonio de Solís
La envidia nos desenfoca y conduce nuestra ener¬gía hacia el flanco equivocado, hacia "el otro", en lu¬gar de buscar dentro de nosotros mismos las mejores oportunidades. Es un sentimiento tan completo y ce¬gador que no te permite ver lo que está delante ni aquello que sólo a ti te pertenece.
Recién cuando tu estima y tu yo estén seguros de sus capaci¬dades y habilidades, cuando ha¬yas determinado que nada te moverá del objetivo a seguir, nunca nadie más te despertará "envidia."
2. Yo me pregunto: ¿la envidia tiene sexo?
Algunos podrán decir que la envidia es un sentimien¬to propio de las mujeres, el producto de largas horas tele¬fónicas opinando acerca de qué es lo que su puso la otra, con qué hombre salió, que habrá hecho para conseguirlo, la cirugía que se hizo y no quiere contar, etc., etc., etc. Las compañías telefónicas, agradecidas, pero ésta creencia de que la envidia es exclusivamente femenina es falsa. Tal vez las mujeres son más expresivas, o quizá más libre¬mente se animan a verbalizar lo que piensan de las otras mujeres, pero la envidia, debo decirte, no tiene sexo.
Muchos hombres también la padecen, quizás en voz baja o en susurro. Muchos llegan a sus casas y le comentan a su mujer con bronca el puesto que consi¬guió su compañero en el trabajo, o la camionetamn4x4 que se compró el vecino.
En fin, envidia y nada más que envidia. Ahora bien, analicemos qué temperatura tienen nuestras emociones.
Toma un lápiz y responde sinceramente "sí" o "no" a cada pregunta del siguiente test. Si la suma de los "sí" da como resultado más de cuatro, tengo que decirte que...
Primero anímate a hacerlo y después seguimos hablando
"La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come." Francisco de Quevedo y Villegas.
• Si un amigo cercano cosecha un éxito profe¬sional, ¿te sientes mal?
• Cuando alguien cercano a tu entorno de tra¬bajo o vida privada actúa de forma acertada e incluso loable, ¿te cuesta felicitarlo?
• ¿Te sientes mal cuando alguien importante habla maravillas de otro que conoces?
• ¿Te sientes mal cuando en el trabajo alguien le dedica más tiempo a uno de tus compañe¬ros que a ti?
• ¿Sientes que no recibes el mismo afecto que muchos de tus amigos?
• En las reuniones sociales ¿te gusta destacarte y ser el centro de atención?
• ¿Criticas a gente famosa o a personas que no conoces?
• ¿Te anima que alguien que ha triunfado esté pasando ahora un mal momento?
• ¿Te sientes mal si te tratan de la misma ma¬nera que a otra gente?
• ¿Alguna vez pensaste que tus amigos no sa¬ben lo que vales?
Si te dio más de 4 "sí", tienes envidia. Envidia sana o enfermiza, podrás tratar de buscarle una justificación, pero sea cual fuere el caso, es necesario que mires hacia tu propia vida y observes: ¿qué es lo que hizo el otro para llegar a determinado lugar que yo no hice? Esta reflexión no tiene como fin cargarte de culpas y repro¬ches, sino ponerte ante un nuevo planteo acerca de la forma y las estrategias que debes accionar para llegar a tus objetivos. Lo que el resto de las personas adquirie¬ron no es casualidad ni suerte, sino acción, decisión y ejecución de lo dispuesto.
La envidia no vive sola sino que convive con la crítica, la murmuración, el chisme, la de¬pendencia, el desgano, todas
"El silencio del envidioso está lleno de ruidos." Khalil Gibran
actitudes que consumen nuestras fuerzas, convirtién¬donos en excelentes opinólogos pero en pobres construc¬tores de nuestra propia vida.
Desperdiciamos tanto tiempo en los otros que cuando tenemos que ocuparnos de nosotros mismos ya estamos desganados, y entonces decimos: "Se me pasó el tiempo, lo hago mañana", pero mañana ten¬drá el mismo resultado si no rompes el circuito de la crítica y el enjuiciamiento.
3. Envidia: ¿sana o enfermiza?
La envidia nos transforma en seres intolerantes res¬pecto del éxito de los demás. Se sufre por tener menos dinero, menos felicidad que el otro. El objetivo es siem¬pre tener "mayor cantidad" que la que el otro tiene, aún a costa del dolor y la infelicidad. Quien vive bajo estos conceptos sólo podrá ocupar el lugar de víctima, malgastando tiempo, en vez de vivir bien y permitir que el otro viva como mejor le parezca.
Cuando se les pregunta a las personas si son envidiosas, sue¬len responder que sí, que algo de envidia padecen, pero que en realidad lo que sienten es una envidia sana y no enfermiza.
Muchos describen a la envidia sana como aquella emoción que reconoce que el otro tiene algo que ellos mismos desean y que aún no obtuvieron, pero que harán todo lo posible por conseguir. En este acto se reconoce que alguien accionó, que trabajó la milla extra que a otro le falta recorrer para llegar al mismo lugar. Esa envidia que no acarrea ni dolor ni frustración.
Sin embargo, muchas otras personas se enfrentan a diario a una envidia enfermiza, que sólo genera una continua desazón, infelicidad, frustración y do¬lor por no poder tener lo que el otro tiene o ha logra¬do, de forma tal que las inhabilita a ocuparse de lo que realmente merece importancia: nosotros mismos y nuestras acciones.
"La envidia es de una esencia tan etérea que no es más que la sombra de una sombra."
William Shakespeare
Envidias sanas o enfermizas, envidias ocultas o ex¬puestas, envidias controladas o descontroladas, son en¬vidias al fin, envidias que afectan nuestra estima y emociones y, en consecuencia, nuestros resultados.
Envidia, sí, tal vez ¿competencia?, ¿pasiones des¬controladas? La envidia no tiene ni sexo ni religión, ni clase social ni raza, es una emoción que afecta a cual-quier individuo que no esté enfocado en su propia vi¬da ni en sus metas. No es mayor ni menor, ni sana o en¬fermiza, ni buena ni mala.
Como cita el filósofo español Miguel de Unamuno: "La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual", a lo que Napoleón Bonaparte agre¬gó: "La envidia es una declaración de inferioridad."
El mundo está plagado de vidas obsesionadas en vi¬das ajenas, en logros de terceros; son vidas que no pueden ver lo que ellas mismas tienen por delante. Son vidas que se niegan a darle valor a aquellos logros y éxitos que han alcanzado. Se trata de personas que están cegadas ante el valor de sus propias vidas, vidas que poseen sin ser poseí¬das, sin ser disfñitadas ni explotadas al máximo nivel de gozo y de resultados.
Se trata de vidas que de¬sean encarnarse en otras vi¬das; sin embargo, ¿serán capa¬ces de tolerar y atravesar todo aquello que esas otras vidas han sobrellevado para llegar al éxito? ¿Podrán emular los esfuerzos, las pasiones, los trabajos, las millas extras, la energía enfocada, el tiempo, la dedicación, el estudio, la preparación, las metas y las estrategias diseñadas con esmero por quienes son envidiados?
Un viejo dicho popular dice: si miras mi éxito, mira también mi sacrificio. Sin ser tan dramáticos pero sí rea¬listas, es necesario reconocer que muchas de las perso¬nas que hoy están en un lugar de privilegio han sido constantes, han decidido pagar el precio de trabajar, es¬forzarse y mejorarse siempre un poco más. Han dedi¬cado tiempo a escuchar a sus mentores, a superarse, a sanar cada emoción que lastimaba su estima y que los
"Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos" Francois de la Rochefoucauld
detenía en el camino a su sueño. Se trata de personas que no se detuvieron hasta cosechar la recompensa que les correspondía por su siembra.
Son personas que supieron sembrar y luego cose¬char, que supieron hablar y pedir lo que necesitaban, golpear y derribar cada puerta cerrada sin detenerse, personas que conocían el principio que dice:
"Si golpeas, se abrirá;
Si pides, se te dará;
Y si buscas, encontrarás."
Tu búsqueda personal es la que le dará el sentido a tu vida; tus metas y tus objetivos serán los que te liguen a tu destino; tus sueños y tu propósito enfocarán tu energía y tu accionar.
Soñar, proyectarse y ser cada día un poco mejor son los ingredientes de una estima sana que sabe que las limitaciones sólo están en la mente, que nadie le robó a nadie nada de lo que le pertenece, que la feli¬cidad depende de lo que ella misma es capaz de po¬seer, que su valía no está en función ni de la aproba¬ción ni de la mirada ajena, que su recompensa está es¬perando ser recogida y que el éxito que le aguarda tiene su nombre.
Una estima sana no busca reconocimiento ni fama ni se mueve por conveniencias, sólo está enfocada ha¬cia una aprobación y satisfacción personal; si el resto llega, bienvenido sea, pero es libre de la adulación y de aquellos que la ejercen.
"Aceptando que gustamos a quienes gustamos cuando somos como somos, no querremos agradar a más gente cambiando nues¬tro carácter, porque entonces ni seremos ni gustaremos.
Nadie tiene derecho a compararte. No mires a nadie ni te distraigas, crece todo lo que puedas.
No compitas con nadie, no tienes que demostrarle nada a nadie. No tienes que llegar adon¬de el otro llegó, sólo superar tus logros y tus propios límites.
1. HERNÁNDEZ, MERITXELL, "Envidia bien y no mires a quién", Ediciones Obelisco, p.138.
"Una demostración de envidia es un insulto a uno mismo."
Yevgeny Yevtushenko, poeta ruso
Tampoco tienes obligación de ganar el sueldo que percibe otro, sino de mejorar tus ingresos actuales. No estás obligado a tener el cuerpo de los modelos de tur¬no para ser aceptado, sólo trabaja para poder gozar de una buena salud física y mental.
¡Sé la mejor versión de ti mismo, y seguro el rating va a estar de tu lado!
4. No envidies, admira
¿Qué sientes cuando otro te dice: "Me aumentaron al triple el sueldo", "me puse de novia con un modelo que tiene casa, dinero y me trata bien"?
¿Te molesta que hablen bien de otro? ¿Qué sien¬tes cuando el otro se compró su automóvil y tú aún no accediste al crédito que necesitabas para com¬prarlo tú también?
¿Envidia tal vez?
Salomón, uno de los hombres más sabios de la hu¬manidad dijo: "La envidia corroe los huesos."
Hay gente que ha sufrido artrosis, reumas y otras do¬lencias, sólo por envidia. Aunque te parezca mentira, la ba¬se de todas estas enfermedades muchas veces se origina en la envidia. La envidia siempre enferma y no sólo enferma el cuerpo físico sino que también amarga el espíritu.
El que te descalifica con palabras siempre tratará de buscar amigos: hablará con otros para envenenarlos, porque el envidioso no quiere que triunfes y querrá ha¬certe su aliado para que te enfermes. Aprende a escu¬char lo que la gente dice.
Tanto el que te envenena co¬
mo el que te descalifica tratará por todos los medios de que no alcances tus sueños. El se encar¬gará de boicotear cada uno de tus proyectos. Su lema es: "Si yo no puedo, él tampoco." ""
La envidia es un sentimiento destructivo. Cuando tú eres el objeto de la misma, quien la siente es víctima de un deseo enfermizo de hacerte perder lo que has logrado. Si eres un hombre de éxito, siempre serás perseguido.
"La envidia y aún su apariencia es una pasión que implica inferioridad dondequiera que se encuentre." Plinio el Joven.
Sé inteligente, permanece alerta: cuando alguien prospera, mejora, avanza, siempre habrá alguien que es¬tará mirando y envidiando su posición.
Si el que tiene envidia eres tú, si criticas, cuentas chis¬mes o sientes celos, ésto será evidencia de que aún no has recibido aquello que buscabas porque no estás habilitado ni capacitado para hacerlo.
Necesitamos aprender a celebrar y festejar los éxitos ajenos. Si puedes hacerlo, significa que estás en condicio¬nes de anticipar que lo mejor, y bendiciones aún mayo¬res, están por llegar a tu vida.
Cada logro del otro debe
ser un desafío para ti. El éxito del otro no debe ser motivo de envidia, sino fuente de inspira¬ción. Aprendamos a encontrar¬le un giro de 180 grados a este sentimiento que sólo nos destruye y nos enferma.
El éxito del otro debe inspirarte, llevarte a que anali¬ces cómo lo hizo, cómo lo alcanzó. La gente envidiosa só¬lo mira el automóvil que el otro tiene, quiere el sueldo que el otro percibe, pero no se detiene a pensar qué es lo que el otro hizo para alcanzar todo eso; sólo ve el final, pero no tiene capacidad de mirar el proceso.
Para poder alcanzar lo que el otro hoy tiene, tie¬nes también que aprender a atravesar el proceso, a tener voluntad y coraje, fuerza, energía y temple pa¬ra recorrer el camino.
Tal vez, mientras unos estaban comiendo un asado, otros estaban preparando un postgrado.
Si hoy ves que tu compañero de oficina recibió un gran ascenso, antes que nada, reflexiona: de las horas que am¬bos están en la oficina, ¿cuántas horas trabaja él eficaz¬mente mientras tú tomas té, mate o café?
Quizá, mientras unos pasaban largas horas en pubs o bares, olvidando que una familia los esperaba en su casa, ellos, los que hoy son envidiados, estaban yendo al cine con sus hijos y su familia.
Por eso, si hoy, delante tuyo, hay alguien con una fa¬milia mejor que la tuya o con un gran logro profesional,
"El número de los que nos envidian confirma nuestras capacidades."
Oscar Wilde
su éxito no debe humillarte, sino que debe ser el puente para que te inspires y analices cómo llegó a su meta.
Puedes admirar en lugar de envidiar. La palabra envi¬dia proviene del latín y quiere decir: "Yo veo". La palabra admiración también proviene del latín y significa: "Yo mi¬ro a". Envidiar quiere decir "mirar mal"; admirar implica "mirar a". Ambas tienen que ver con mirar; la diferencia es que la envidia trae bronca y la admiración, motiva.
¿Cuál es la diferencia? Envidiar es decir "te miro para destruirte", admirar "te miro para aprender có¬mo lo lograste."
Al oír una crítica, debemos observar si el crítico logró más que su víctima (seguramente no, y por eso critica).
El que te descalifica y calumnia, probablemente no puede tener el mismo brillo que ti, por eso calumnia.
Es importante que entiendas que el exitoso está cer¬ca tuyo para motivarte, para que puedas alcanzar lo que él pudo lograr. Si él pudo, tú también podrás.
El éxito del otro debe servir para que movilices tus estructuras, sacudas tu conformismo y te sientas esti¬mulado a ir por más.
Muchas veces envidiamos lo rápido que el otro ha avanzado mientras nosotros permanecemos en el mis¬mo lugar. A veces nos parece que adelantamos dos pa¬sos y retrocedemos tres, y entonces nos preguntamos y nos cuestionamos y terminamos enfermándonos. Lo que sucede es que, en muchas oportunidades, si reci¬biésemos todo junto no sabríamos que hacer con ello. Por eso es que mientras vas creciendo y aprendiendo vas recibiendo. Las grandes bendiciones, los grandes éxitos, suelen llegar de a poco, para que tus enemigos no te destruyan a causa de la envidia.
Tal vez haya proyectos que se estén demorando, pero cuando los recibas será por¬que no habrá enemigo, ni en¬vidia, ni celos cerca que pue¬dan destruirte y enfermarte.
Todas las decisiones que tomamos se basan en lo que sentimos, y todo lo que sentimos se basa en lo que pensamos.
"Te lo daré poco a poco para que las fieras del campo no te devoren." La Biblia
Si cambio mi manera de pensar, cambio mi manera de sentir, y si cambio mi manera de sentir, entonces también cambio mi manera de decidir y por ende de recibir.
• Un exitoso no se mide por la cantidad de gritos que da, ni por el lenguaje que utiliza sino por su manera de pensar
• Un exitoso se distingue por sus pensamientos
• Un exitoso nunca envidia, porque tiene pues¬ta su mente en su propósito y en sus sueños
Si tus pensamientos y tu mente son limitados y an¬gostos, cuando llegues a la meta por cierto te la creerás. Pe¬ro si tu mente y tus objetivos son ilimitados nunca vas a sentirte omnipotente, porque siempre habrá más por conquistar, siempre habrá más para soñar.
Hoy, ocúpate de ti:
• Valora que te tienes a ti mismo
• No esperes nada de nadie
• Rompe tus límites
• Pelea sólo por cosas que valgan la pena
• Tómate tiempo para descansar
• Busca consejos de gente sabia
• Demuestra el amor y la ternura a los seres
que amas
No importa cuánto dolor hayas sufrido, ni cuánta gente se haya corrido de tu vista, ni cuántas traiciones
hayas padecido: a la larga en¬trarás a la tierra de tu bendi¬ción y verás cumplido cada uno de tus sueños. Y recuerda: si cuando consigues tu propó¬sito sabes ser una bendición para otros, un nuevo nivel de prosperidad, de éxitos, de riquezas, de salud y de dicha te estarán esperando. Al que sabe dar, aún más se la dará. Sé un motivador nato y no pierdas de vista tu propósito.
Prepárate: no hay envidia ni celos que puedan de¬tenerte, destruirte ni limitarte, ¡las cosas grandes es¬tán llegando!
"Los éxitos grandes los recibiré poco a poco para que la envidia de los que me conocen no me lastime".
La Biblia
CAPÍTULO3 El descalificador
¡Excelente trabajo!, lástima que lo entregaste tarde.
UN JEFE A SU EMPLEADO
1. Equipaje prestado
Muchas personas desperdician a diario minutos y horas de su tiempo tratando de descalificar a todo aquellos que se encuentran a su alrededor. Pareciera ser que disfrutan al menospreciar y rebajar a los demás, sea cual fuere la tarea que están realizando o el víncu¬lo que tengan con las víctimas.
Si alguna vez padeciste este tipo de ataque verbal, es posible que te hayas cuestionado el origen de estas agresiones, que te hayas preguntado cuáles fueron las causas que las motivaron y, seguramente, no hayas en¬contrado la respuesta.
Podemos proponer diferentes teorías y suposicio¬nes: sin llegar a ninguna conclusión única sí podemos de todas maneras darnos cuenta de que el descalifica-dor tiene como objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir "nada" ante los demás, para que de es¬ta forma, él pueda brillar y ser el centro del universo.
Si haces algo, el descalificador te criticará por accionar V si no accionas, te juzgará por no hacerlo. Su especialidad son los dobles mensajes y los mensajes ambivalentes. Los descalificadores hoy te endiosan y mañana te bajan del pedestal en un instante. Juegan juegos crueles que preten¬den desestabilizar tus emociones y robarte los sueños.
Su idea es que vivas desconfiando, te sientas inse¬guro y seas dependiente de sus palabras y opiniones.
Invalidar, descalificar, manipular son los objetivos, las metas del descalificador. Él procura tener control y poder sobre tus emociones, tu alma y tu razón para luego destruir tu estima y que entonces que pases a depender absolutamente de él. ¡Es un digno represen¬tante de la gente tóxica!
Sin embargo, no todas son malas noticias. Podemos recuperar el control de nuestras emociones, de nuestra estima y ser libre de cada uno de los descalificadores. ¡Podemos desintoxicarnos!
Aprendamos a reconocerlos y a accionar de la forma más productiva y eficaz para que nadie salga herido ni perjudicado.
2. Cómo reconocer a un descalificador y evitar salir lastimado
Conocer e identificar el modus operandi del descalifi¬cador nos permitirá neutralizar sus ataques, defender¬nos y resguardarnos inteligentemente, y así coartar y li¬mitar su avance y sus intenciones.
Comencemos a visualizar las tácticas y las estrate¬gias del descalificador:
• Se esconde detrás de máscaras: juega el papel del amigo, del compañero y por qué no, hasta de un hermano
• Finge estar interesado en lo que haces, pero en su mente tramará cómo sacar ventaja de aquello en lo que estás trabajando
• Es irónico y sarcástico: mediante indirectas e insinuaciones te hará creer que lo que estás haciendo no está del todo bien, influyendo de esta manera negativamente en la motivación y la energía que volcaste en tu proyecto
• Vivirá usando una lupa para ver con detalle tus defectos, para luego utilizarlos a su fa¬vor y poder así desvalorizarte en el momen¬to indicado, convirtiéndote en su presa y en su víctima
• Tratará por todos los medios de reducir tu es¬tima y tu valor a cero para que su figura y su poder aumenten. Sólo si tú mermas, él podrá hacerse grande
• Estará atento a escuchar los reclamos y las que¬jas que tú hagas sobre ti mismo, para que en el momento adecuado y certero pueda sacarlos a luz y así menoscavar tu estima y tu poder
• Agigantará tus errores y tus fracasos y reducirá al máximo el valor de tus logros y de tus éxitos
• Por momentos intentará ser un ángel, un ángel enmascarado y agazapado, que en el momento preciso será capaz de dar la estocada final. Si por alguna circunstancia debes enfrentarte o competir con él, por ejemplo, en un proyecto la-boral, a este "ángel" no le importará haberte di¬cho ser "tu hermano" en algún momento, sino que avanzará con toda la artillería lista para desvalorizar tus logros y hacerte quedar como una pobre persona que no consigue nada de lo que se propone en la vida
• Vivirá escondido detrás de una máscara para ju¬gar así mejor su juego, ocultando su mal humor, su irritabilidad y la falta de dominio propio al no poder presentarse y relacionarse tal cual es. Su propia vulnerabilidad logra asustarlo
• Su objetivo es tener "poder y control" sobre todo cuanto sucede y sobre todos aquellos que estén a su alcance
• Sólo él tiene razón y conoce a la perfección to¬dos los temas y asuntos que pueden tratarse.
¿Conoces a alguien así?
Seguramente en cientos de oportunidades has tenido que convivir con muchos de ellos, y hoy, mientras estás le¬yendo, estás viendo mentalmente el retrato de aquel que le acosó y trató de amargarte y hacerte difícil la conviven¬cia. Ellos sienten que, cuanto mayor control tienen, mayor « su satisfacción, (aunque ese control sea efímero).
Aunque te parezca difícil de creer, todos, alguna vez, fuimos víctimas de un descalificador; incluso los mismos que ahora descalifican han sufrido en su mo-mento permanentes agresiones que lastimaron su esti¬ma y sus ganas de crecer. Todos hemos recibido res¬puestas y contestaciones letales que nos han dejado ató-nitos o sin palabras; sin embargo es importante resaltar que "todos" tenemos la oportunidad de cambiar, de pe¬dir disculpas si hemos descalificado y de revertir las ac¬titudes y las acciones que desplegamos a diario si estas son nocivas para nosotros o para terceros.
3. Poder y control
La mentalidad de la persona descalificadora es ava¬sallante y precisa. Sabe con exactitud cuál es el dardo que saldrá de su boca, ya que su fin es destruir tu estima.
Es detallista: observará a la perfección cada una de tus acciones para poder así determinar en qué momen¬to disparar los perdigones. Sus movimientos son tan minuciosos que la víctima no se da cuenta del lugar que le está cediendo a esta persona y de lo destructiva que su manipulación puede llegar a ser.
El descalificador se encargará de hacerte cumplir sus exigencias o, de lo contrario, te hará la vida impo¬sible. Sea como fuere, querrá conseguir que pienses, sientas y acciones sólo como él lo desea.
Otro rasgo llamativo de este tipo de personas es que pretenden "ser perfectas"; el descalificador jamás po¬drá admitir un error, y por supuesto no sentirá culpa por nada; por otro lado nada de lo que sucede obtiene su atención, con excepción de aquello relacionado con lo que él quiere alcanzar. A medida que su víctima le deja espacio, él va ganando territorio. Al cabo de los meses y de los años, su humor será más irritable y sus contestaciones más hirientes, hasta verse convertido en un ser sumamente difícil para la convivencia.
Control, poder y más control y poder, es lo que an¬helan estas personas: control sobre tus emociones y tus
acciones. Su agresión aumentará en la medida en que tomen conciencia de que quienes están a su alrededor, en cuanto puedan, se alejarán de sus vidas, perdiendo así todo lo que alguna vez se esforzaron por alcanzar.
Claro que en un momento determinado esa agre¬sión se volverá contra ellos, convirtiéndose en una de¬presión llena de culpas que desembocará luego en una enfermedad psicosomática.
4. Descalificación: enfermedad contagiosa
Tal vez te preguntes si es posible que puedas conta¬giarte de ese poder destructivo tan aborrecible. La res¬puesta es "sí". Veamos cómo.
En primer lugar, la persona descalificadora se toma¬rá tiempo para conocerte; de a poco, encontrará una forma de satisfacer tus necesidades, de llevarte paz y cooperar contigo, para que, una vez que le hayas dado toda tu confianza, sean sus palabras y sus decisiones las que tengan poder y peso sobre tu vida.
En esta instancia, dudarás de tus capacidades, y te preguntarás "¿no será que él tiene razón?, yo no puedo con todo esto." Y hasta llegarás a dar gracias de que esa persona esté a tu lado, aunque esté convirtiendo, sin que tú te des cuenta, tu servicio o trabajo en servilismo.
Desde ese lugar de autoridad y poder, toda palabra que salga de su boca será aceptada por ti, y como no sa¬brás cómo manejar la frustración y la desvalorización continuas que recibes, reprimirás toda la bronca conte¬nida. Como no serás capaz de enfrentar la situación, in¬conscientemente te equivocarás más seguido, quedan¬do expuesto a la palabra autorizada que descalifica y su¬bestima todas tus emociones y capacidades.
Es importante que sepas que a partir de la reiterada manipulación que el descalificador hará de tus valores, con el tiempo correrás el riesgo de parecerte a él. El agre¬sor te enseña que "el mundo empieza y termina en cada
uno", lo cual, a la larga, podrá convertirse en tu propia creencia. Si esto sucede, tal vez sientas que ahora sí, te to¬ca, como se dice, "tener la sartén por el mango".
Así es como sucede que el que alguna vez sufrió en carne propia este tipo de maltratos, puede convertirse en el victimario una situación similar.
Esto nos ofrece una conclusión muy interesante, en el sentido de que podemos deducir que el descalifica¬dor alguna vez fue víctima.
5. Ni príncipe ni verdugo: "por el libre albedrío"
Como vimos en el punto anterior, muchos de los des¬calificadores, tal vez, en algún momento de sus vidas, ha¬yan sido descalificados y, por lo tanto, tal vez ocurra que la descalificación sea la única manera que conocen o que encontraron para relacionarse con los demás. Quizás es la única forma posible que tienen de sentirse, por algunos instantes, importantes. Su forma de pensar es "yo crezco
y tengo poder si soy capaz de destruir tu estima y controlar¬te." Sin embargo, esa necesidad ilimitada de demostrar poder sólo es el resultado de una esti¬ma baja, herida, que encuentra valor a sí misma hiriendo y lastimando a otro.
La máscara del "ego elevado" es la elegida por ellos. Los hallaremos siempre con un ego altísimo, ca¬paz de invalidar cualquier acción o a cualquiera que trate de superarlos.
Personas de este tipo pueden encontrarse en todas partes, sea cual fuere el ámbito en donde nos hallemos, tanto en el terreno laboral, como en el social o familiar.
Son seres que proyectan en los otros todas las frustraciones e inseguridades que no les permitieron crecer ni desarrollar su potencial y sus sueños. Como
"Utiliza esta exageración de sí mismo para superar la inferioridad."
Jay Cárter
ellos no pudieron llegar a la meta, su objetivo será
que tú tampoco lo logres: "Si yo no lo logro, él tam¬poco" es su típico razonamiento. Sólo al lograr dismi¬nuirte y menospreciarte, él podrá sentirse, al menos por un momento, importante.
El descalificador conoce a la perfección todo lo que eres capaz de alcanzar si te lo propones e ideas metas para alcanzarlo. Sabe que cuentas con la gené¬tica de un campeón, y como conoce tu potencia inten¬tará por todos los medios hacerte sucumbir y ame¬drentarte. Este es el único camino que conoce y que es capaz de ejecutar el descalificador para que nada se salga de su control.
Sin embargo, no es tu destino ni el mío el tener que convivir con personas cuya meta es limitarte y lastimar permanentemente tus emociones, ni tampoco nos com-pete ser su socorrista.
El descalificador no es más que un simple nene asustado que va reprimiendo y recha¬zando todo lo bueno que la vi¬da había deparado para él.
Quizás, en este momento, te preguntes: "Una per¬sona descalificadora: ¿podría formar pareja?, ¿sería capaz de sentir amor?, ¿de compartir sus pensamien¬tos con un amigo?, ¿podría trabajar en equipo?, ¿sen¬tir la belleza de vivir?"
La respuesta es "no", a menos que tome conciencia de sus actitudes, de su manipulación y decida revertir su mentalidad y su trato.
6. Palabras mortíferas
A partir del momento en que recibimos la ofensa o el maltrato, lo primero que se activa en nuestra mente es el preguntarnos y cuestionarnos si algo de todo lo que se dijo es verdad o no, y cuánto hay de cierto y cuánto de error en las insinuaciones que se nos hacen. Cuando operamos bajo este modelo comenzamos a dar¬le más crédito a las palabras del descalificador y a su
"Cuanto más gordo sea tu enemigo, mejor para vencerle. Es más fácil clavar un cuchillo en el buey que una uña en la pulga."
manipulación que a nuestra propia convicción y acción. Creamos de este modo diálogos internos, derrochamos fuerzas en batallas estériles, en responder a ecos difíciles de acallar, envenenando nuestra mente con falsas profe¬cías y manipulaciones que no merecemos.
Cuando nuestra mente comienza a interpretar lo que los otros han querido decirnos, empezamos a sen¬tirnos de acuerdo a lo que hemos interpretado.
Muchos de nosotros tomamos las palabras del des¬calificador como "palabra sagrada", sin darnos cuen¬ta de que nos estamos haciendo cargo de sus dichos que poco tienen que ver con nuestras reflexiones. Pau¬latinamente vamos incorporando lo que el descalifica¬dor dice y le otorgamos un valor devastador, que lu¬cha en contra de todo aquello que nos hemos propues¬to. Ten en cuenta que al hacer carne lo que nos han di¬cho podremos llegar a tomar las peores decisiones pa¬ra nuestras vidas.
Y mientras nuestra estima pierde valor, no solamen¬te nos apegamos -a los falsos mandatos impuestos, sino que todo lo malo y negativo que hayamos pasado reco¬bra fuerza y vuelve para seguir creciendo y lastimando nuestras emociones.
Dichos como:
• No sirves
• No puedes
• Ten cuidado
• No llores
• No seas tonto
• No te muestres débil
• ¡Qué incapaz!
• Eres culpable de lo que pasa
• Eres molesto
• Es demasiado para ti
• Eres rebelde
• Cállate la boca
• Haragán
... terminan convirtiéndose en creencias que asumi¬mos como tales y que no nos animamos a refutar.
La ley de la Concentración es¬tablece que: "Cuanto más pien¬ses sobre una cosa, más ésta se ha¬ce parte de tu realidad", es decir que aquello que pienses acerca de ti mismo será aquello en lo que te convertirás.
La posición de víctima no solo traerá angustia y frustración a tu vida, sino que también te transformará en la presa preferida del descalificador, y lo peor de to¬do es que si por un instante te animas a responder a su agresión, la culpa por responder y defenderte te produ¬cirá una angustia aún mayor.
Por todo esto, el primer paso es poner en orden tu mente y refutar todo lo que hasta hoy creíste cierto. Un pensamiento verdadero acarrea otro pensamiento cierto, y la suma de ellos sanará tu estima y cambiará el valor y el poder de tus decisiones. Para romper con la descalificación que alguna vez recibiste, lo primero que debes hacer es cambiar y ordenar tu propia at¬mósfera interior y decidir a qué personas vas a dejar entrar en tu círculo más íntimo y a cuáles no. Cuando defiendas tus creencias y tus valores, podrás afirmar tu estima, tu valoración y tus acciones. Entonces, po¬co a poco sentirás que estás capacitado para alcanzar todo lo que te propongas, y con una cuota de perseverancia, las mejores oportunidades es¬tarán presentes delante tuyo.
En la NASA hay un cartel que dice: "Está comproba¬do que el abejorro, aerodinámicamente, no puede volar por su peso, tamaño y cuerpo, sólo que él no lo sabe."
En reiteradas ocasiones te dijeron que no eras ca¬paz, que no servías; sin embargo, si tienes actitud de aprender y refutar lo que una vez aceptaste sin cuestio-nar, todo tu potencial será puesto en marcha y los me¬jores éxitos tendrán tu nombre.
"El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele." Marco Aurelio.
"Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo." José Francisco de San Martín
7. Limpieza emocional
Si en algún momento de nuestras vidas anhelamos ser personas influyentes, debemos comenzar por reco¬nocer que sólo podremos alcanzar la meta si somos ca-paces de tener valor, estima, energía, fuerza, aliento, motivación, respeto y amor por los otros. De lo contra¬rio, como dice Erich Fromm,: "Cuando el ser humano se transforma en "cosa", enferma, lo sepa o no."
El valor que le podamos dar al otro nos dará la fuer¬za y el empuje que todos, en determinados momentos,
necesitamos para crecer y con¬vertirnos en la mejor creación de nosotros mismos. A partir de allí, estando en paz, podremos quitar de nuestro lado a toda aquella persona que tenga como meta desvalorizar y descalificar nuestra vida.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo controlar al descalificador?
Podemos confrontar al descalificador, pero esto no dará buen resultado: él siempre dará vuelta todo el asun¬to para salir ileso de la situación y hacer que tú quedes con toda la culpa y la responsabilidad del asunto. En ca¬sos como éste, él te podrá decir: "¿De dónde sacaste esa idea de que yo te estoy usando?, yo soy tu amigo y nun¬ca te utilizaría", con una voz dulce y llorosa que te hará pensar: "Tiene razón, qué tonto, cómo pude pensar eso de él", con lo cual te llenará de angustia y remordimien¬to sentir que pensaste mal de él, tomando el descalifica¬dor un mayor control no sólo sobre tu mente sino sobre la situación en general.
Otro método no muy acon¬sejable para controlar al desca¬lificador es, simplemente, ac¬tuar como él: eres descalifica¬do, entonces descalificas, y así sucesivamente. Sin embargo esta solución no es la ópti¬ma, ya que si la eliges, te estarás sumando a su juego, corriendo el riesgo de salir nuevamente herido.
El descalificador tiene millones de métodos que sa¬cará de su galera para cada situación en la cual decidas
"Todos nuestros enemigos son mortales." Paul Valéry
"La única revolución válida es la que uno hace en su interior."
León Tolstoi
enfrentarlo, y si no la tiene en su mente, la improvisará como todo buen actor.
Sólo si logramos controlar nuestras emociones, si aplicamos el dominio propio a nuestras vidas y conta¬mos "1, 2 y 3" antes de comenzar a hablar, sabremos qué no hacer frente a esta clase de manipuladores emo¬cionales y seremos capaces de ganar la batalla.
Claves para tratar con un descalificador:
• No lo contradigas: ésta es una batalla que nunca vas a ganar si lo contradices abiertamente; si in¬sistes con esa estrategia, él se cobrará tu hazaña, ya que detesta ser confrontado. Es vengativo, y si lo humillas, tu nombre estará escrito en su me¬moria para siempre.
• No lo confrontes en público: por cierto, esta es una humillación que no dejará pasar por alto. ¿Cómo te atreviste a ofender o a desautorizar la palabra del todopoderoso?
• Acércate al descalificador, no seas su amigo, sim¬plemente acércate, para que no te hiera. Sé sutil: pequeños gestos y conductas logran grandes cam¬bios; tal vez te suene medio loco, pero es una bue¬na forma de empezar.
• Míralo y sonríe: este es un método más que sencillo para que tomes el control de la situa¬ción; suponte que el descalificador está frente a un grupo de cinco o seis personas y lo primero que hace es ponerse a discutir contigo con el único objetivo de demostrar quién tiene el po¬der. En este caso, lo que debes hacer es mirarlo con "cara de nada", sonreírle y darle a entender que lo has escuchado, para así revertir lo más rápido posible la situación de tensión. Sé que es difícil, pero se puede.
La conclusión final es "no caigas su juego", no ce¬das a sus golpes bajos.
Comienza por priorizar tu vi¬da, cuida tus emociones, deshaz¬te de toda la gente tóxica que por años estuvo cerca tuyo y sigue tu camino. Si cuando eras chico te desvalorizaron, te manipularon, te ofendieron, perdona a todos, sé libre de cada una de las palabras y de las insinua¬ciones que asumiste como ciertas, y serás libre de todos los que te ofendieron. Aprende a ser independiente, a ser el constructor de tu propio destino.
El pasado es sólo eso: pasado. Por delante están los mejores años por vivir. Si eres capaz de dejar el pasado atrás, de superarte, de recuperar tu estima, de darle va¬lor a tu vida y a tus sueños, podrás sentarte a la mesa y comer el postre tranquilo.
"Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, las bestias y el tiempo y también el mismo contenido."
CAPÍTULO 4 El agresivo verbal
¡Vamos, estúpido! ¡muévete! UN AUTOMOVILISTA A OTRO
1. Despertando el monstruo que todos tenemos dentro
Los agresivos son personas difíciles, complicadas, seres que minuto a minuto obstaculizan nuestra exis¬tencia, que pareciera encuentran placer en hacernos di¬fícil la convivencia o nuestro trabajo.
Sus contestaciones filosas y agudas nos sorprenden, nos dejan mudos, "sin palabras." Establecer una comuni¬cación con este tipo de gente nos deparará tener que controlar nuestros más bajos instintos.
Estoy totalmente seguro de que al leer estas lineas algún nombre ya tendrás en mente: un jefe, un padre, un familiar, un amigo, una pareja.
Los agresivos son seres cuya violencia verbal fluye a través de sus poros, produciendo un desgaste impre¬sionante a quien debe tratar con ellos.
¿Cuánta energía extra consumimos al detenernos a pensar cuestiones tales como: "¿Cómo se levantará hoy?, ¿tendremos un día de paz o de guerra?, ¿estará de buen ánimo o nos arruinará el día?"
Y así es como muchas veces vivimos dependiendo de las emociones ajenas, sujetando nuestro bienestar al humor y al trato que los otros quieran darnos. Protagonizamos
continuos intercambios verbales que nos llevan a pensar qué es lo que debemos decir y cómo y qué debemos ha¬cer y qué no, para evitar despertar al "monstruo" que es¬ta violencia del otro guarda dentro de sí misma.
Las personas que sufren de incontinencia verbal tie¬nen dentro de su vocabulario una palabra a la que aman y es "no". Digas lo que digas, por más que pro¬pongas una idea de oro, esta persona te dirá "no".
Lo peor es que cuando esto sucede, sin darnos cuen¬ta, terminamos preguntándonos qué habremos hecho mal o qué hubiera pasado si hubiésemos actuado de tal o cual forma, en vez de ser la persona violenta quien si replantea la forma de vincularse con los otros.
Características del violento verbal:
• El agresivo verbal es mordaz, intimidante, ofensivo: sin importar cuál sea el tema sobre el que se esté expresando, su objetivo será despertar el miedo y la intimidación de los otros, asegurándose así po¬der y autoridad, dominio o facultad que no sabe transmitir de otra forma. Su propia inseguridad es la que le impide establecer vínculos sanos y relacio¬nes interpersonales prósperas.
• Es sarcástico e iracundo: despliega la artillería más pesada que tiene en su discurso y, cuando lo hace, tú piensas: "¿Todo ésto estaba dentro de este hom-bre o de esta mujer?" Su boca es manantial pero no de aguas cálidas y mansas, sino de agresión y aco¬so verbal, capaz de revertir en un segundo la paz y la tranquilidad en la que estabas, para meterte en medio de un campo de batalla.
Ejercerá su poder a partir de:
• Los gritos
• La incontinencia verbal
• Los malos tratos
• La desvalorización continua de sus semejantes
El agresivo verbal tendrá como objetivo hacerte sen¬tir poca cosa, incapaz, débil e inseguro. Su fin es que
creas que él sabe todo y que, además de saber más, tie¬ne la capacidad y la autoridad para llevar a cabo lo que se proponga. Lo más probable es que personas como tú, en un intento desmedido por mantener la calma y no perder el control, dado que no te gustan los enfren- tamientos, cedan, para evitar más confrontaciones ha-ciéndose cargo de cada palabra y de cada hecho aun¬que no les competa.
Los monólogos internos que en reiteradas oportu¬nidades repiten aquellos que son receptores de esta violencia verbal son del tipo: "¿Qué hice para que él o ella me tratara así?"
La respuesta es:
Tú no hiciste nada. Hagas o no hagas, el violento verbal siempre encontrará motivos para discutir y es¬tablecer conflictos.
Lo que sí es importante, en medio de tantas pregun¬tas, es que puedas darte cuenta de que este bombardeo verbal no puede ni debe dañar, ni debilitar, tu estima, ni alterar tu propósito.
El objetivo de este capítulo es que puedas encontrar las herramientas para ser libre de la violencia verbal, del mal¬trato y de la manipulación que cada una de las palabras pueden ejercer sobre tu identidad y tus emociones.
2. De qué hablamos cuando hablamos de violencia verbal
Distingamos, para comenzar, los rasgos específicos de un "violento verbal":
• Iracundo
• Agresivo
• Manipulador
• Ambivalente
"Las palabras que no van seguidas de los hechos no sirven para nada." Demóstenes
• Inestable
• Sarcástico
Todo lo que te diga, hasta una adulación, la hará en tono irónico. Si le preguntas qué le pareció el trabajo que
hiciste, es probable que te res¬ponda: "Está bien, pero daba para mucho más; hubieras pues¬to esto, aquello, etc., etc., etc."
Si está buscando algo en su casa y no lo encuentra, no pre-
guntará dónde está lo que le falta, sino que dirá: "¿Quién guardó mis notas?, ¡son todos unos inútiles! ¡ les tengo prohibido que me toquen mis papeles!"
Por norma, emite mensajes confusos y conversa¬ciones difíciles de sostener. Un día te ama y al otro instante te odia. En un determinado momento podrá decirte que eres la mejor persona y la única con quien puede contar, y al segundo tratarte de inservible e in¬capaz. Y así es como frente a esta dualidad, el mani¬pulador te desestabiliza y te hace dudar acerca de tus emociones hacia él, haciéndote perder el control de la situación: un día lo amas y al otro no lo entiendes.
Entretanto, olvidas cuáles son los objetivos y las me¬tas hacia las cuales estás enfocado, y te concentras en la persona violenta: en lo único que piensas es en cómo ha¬blarle, en cómo presentarte ante ella; tal vez hasta prepa¬res con anticipación el discurso que le darás, elucubran¬do las posibles respuestas pero ¡atención! Si lo haces, perderás de vista lo importante: el trabajo a hacer.
Desde este lugar, desenfocada tu visión, tu meta se transforma en qué hacer y qué no para no desper¬tar su ira. Buscarás las mil y una formas posibles de poder caerle en gracia, intentando ser aceptado, sin saber que hagas lo que hagas su conducta será cam¬biante e irritable.
Es muy difícil, en medio de un ámbito de violen¬cia verbal permanente, lograr una comunicación y vínculos sanos. En estas situaciones, cada uno intenta
"Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una." Francisco de Quevedo y Villegas
resguardarse a sí mismo, no sabiendo en quién se puede confiar; quienes padecen estas circunstancias sólo se concentran en deducir qué es lo que se debe decir y qué es lo que se debe callar.
• El objetivo del "violento verbal" siempre será confundirnos, hacer pasar lo normal por anormal y viceversa.
• Tratará por todos los medios de intimidar tu accionar y coartar tus expresiones.
El conoce muy bien el impacto de sus manipulacio¬nes y registra a la perfección el efecto de sus gritos. Sa¬be que con su violencia logrará intimidarte, despertan¬do ese miedo que te hace querer encerrarte en ti mismo. Desde esa posición, todo lo que piensas no podrá ser verbalizado, y tus emociones, junto con tus palabras, quedarán arraigadas dentro de tu boca y suspendidas en tus sentimientos.
Por un instante, imagínate a ti mismo como la vícti¬ma de esta agresión:
Suponte que estás editando una nota para un progra¬ma de televisión que necesita salir al aire en una hora, y que, de repente, tu jefe, desde la redacción, comienza a gritar: "¡Pero cómo que aún estás editando estas imáge¬nes, eres un inútil, en qué estás pensando! No sé quien te contrató, si fuera por mí ya estarías despedido. Eres total¬mente incompetente para esta tarea. A ti y a tus compa¬ñeros todo les da lo mismo, son unos ineptos."
En medio de un clima así, de agresión y maltrato, es común estar a la defensiva o responder también con violencia. Lo peor es que la agresión verbal no sólo nos hace sentir incómodos, sino que logra su objetivo: de¬senfocarnos de la meta, y así es como nos preocupamos más por el tono de voz con el que se nos habla que por el trabajo a hacer que está por delante.
Todo éste es tiempo perdido tratando de buscar una justificación o una interpretación para la agresión o el maltrato. Si por un instante dejásemos de lado nuestro vano intento por tratar de entender el origen de este
trato, podríamos entonces enfocarnos en lo que sí nos compete: cómo nos vamos a relacionar con esta persona.
Claves para tratar con un violento verbal
• Ten en cuenta que la persona violenta siempre esta¬rá a la defensiva de cualquier gesto o palabra que te atrevas a responderle
• Recuerda que la persona violenta sabe que no es que¬rida ni aceptada; es por ello que tratará de demostrar su enojo y su resentimiento llamando tu atención con ira, maltrato y violencia verbal e incluso física.
• Mantente alerta: el violento verbal intentará por todos los medios hacerte parte de la discusión; usará ciento y una estrategias para desbordar tu nivel de paciencia. El iracundo esperará "ira" como respuesta.
• No te sorprendas: la mayoría de los violentos verbales tendrán su visión personal de los hechos y, ante cual¬quier cuestionamiento por tu parte, te dirán: "A mí na¬die me dice lo que tengo que hacer, yo tengo mi visión."
Ambivalentes y cambiantes en todas sus relaciones, pueden ser tus amigos mientras le sirvas para su obje¬tivo, pero en cuanto te animes a decirles que "no" a al-go, se irán o tratarán de boicotear todo aquello que en un momento aceptaron y aplaudieron.
Evitar el choque y el conflicto debe ser nuestra meta, así como lograr que el agresivo quede libre de su ira y pueda así discernir su dificultad, sus con¬ductas, los conflictos que los ori¬ginan y entonces resolverlos. Con una persona violenta siempre es prudente ser razonable y pensar antes de emitir algún vocablo. De esta forma, podremos lograr que el violento confíe en nosotros y deje de sentir que somos su enemigo, con¬virtiéndonos en su aliado.
Pensemos que a muchas de estas personas no las hemos elegido para crear vínculos interpersonales,
"Cuando dejamos morir el bosque, las palabras pierden el sentido."
Günter Grass
amorosos ni amistosos, sino que sólo necesitamos compar¬tir con ellas un espacio laboral o algún encuentro casual si se trata de un integrante de nues¬tra familia. Por eso nuestro objetivo es poder relacio¬narnos de la mejor forma posible, de manera que no nos afecte su trato y podamos optimizar así el trabajo o el tiempo en el que tenemos que estar juntos.
Recordemos alguna de las palabras que nos vendrán muy bien al tener que tratar con una persona violenta:
• Hola
• Gracias
• Por favor
• Vamos por más
• Todo lo que hagas te saldrá bien
• Tú puedes
• Eres capaz
• Dale para adelante
• Confío en ti
• Sé que puedes hacerlo
Frases cortas o simples y palabras breves nos per¬mitirán optimizar el trabajo a realizar de una mane¬ra inimaginable, además de crear un clima y un am¬biente favorables para la tarea o la relación que esta¬mos estrechando.
3. Estrategias del violento verbal
La persona violenta siempre te hará sentir que eres parte de la guerra que él ha comenzado, y, por sobre todas las cosas, hará lo posible para llevarte a su campo de batalla.
Sabe qué decirte, cómo y cuándo, conoce muy bien tu talón cíe Aquiles. De una u otra forma, su intención es salirse con la suya, inspirarte temor, desarticularte y obtener lo que él quiere por sobre todas las cosas.
"Las primeras palabras que la nodriza del hijo de un rey debe enseñarle son: yo perdono." William Shakespeare
Sus métodos:
• Una de sus estrategias es tener a flor de piel una sola palabra: "no".
A todo dirá que "no", logrando así mostrar su peor cara, intimidando y estableciendo a través de este simple monosílabo el control. Es el tipo de persona a la que le preguntas:
• ¿Te puedo ayudar?" y responde "no"
• ¿Necesitas algo? y su respuesta es "no"
• ¿Te gustó como quedó el trabajo? y otra vez di¬rá "no"
Todo es un "no"; su primera palabra es "no", lo cual lo convierte en una persona incompetente e incapaz de establecer vínculos interpersonales. Sin darse cuenta, la persona negativa y violenta se va ence¬rrando en un círculo que él mismo crea, espacio en el cual nadie quiere entrar ni participar. Lo peor es que esta misma situación termina haciendo que el violento verbal se sienta solo y rechazado, con lo cual el circuito vuelve a comenzar y su ira aumenta cada vez más.
Las personas negativas tienen como finalidad des¬moralizar y paralizar cualquier proyecto o idea que pueda surgir, por eso, cuando estés frente a ellas, aléjate lo más rápido que puedas.
• El tono de voz
Otra de las formas que tienen de demarcar su territo¬rialidad es usar un tono de voz que intimide y frene cualquier respuesta contraria a la que está esperando.
El tono de voz, su gesticulación y la postura corpo¬ral que utiliza constituyen una demostración clara de lo que está esperando de nosotros y de lo que de¬sea que entendamos. Lo que no sabe es que ese per¬manente tono de voz genera en los otros un cons¬tante rechazo y falta de interés hacia todo lo que venga de su parte. Nadie puede querer satisfacer ni
agradar a una persona cuyo objetivo es intimidar. Los seres humanos disponemos del instinto de pre¬servación, que es el que nos dice que debemos ale¬jarnos rápidamente de este estilo de personas.
¿Quién querrá elegir libremente trabajar o establecer un vínculo con el que nos ofende, nos manipula, nos degrada, nos menosprecia o nos subestima?
En cambio con aquellos que nos proporcionan se¬guridad, estímulo y energía, la colaboración es mu¬cho más fácil, y el acuerdo y la cooperación mutua, más sencillos de alcanzar.
El violento verbal elegirá con anterioridad y caute¬la el tono de voz que usará para cada una de sus pa¬labras. El conoce muy bien lo que necesita recibir de ti: respeto, sumisión, y miedo. ¿Cuántas cosas podemos querer insinuar o decir con un determinado tono de voz? Los seres humanos so¬mos capaces de producir, con una misma palabra, di¬ferentes significados: podemos decir "hijita" con la fi¬nalidad de demostrar todo el amor que sentimos y podemos decir "hi- ji-ta" demostrando que ya la pa¬ciencia está llegando al límite.
¿Cuántas discusiones o malos entendidos se hu¬bieran evitado si lo mismo que dijimos en algún momento de mala manera lo hubiésemos dicho en un tono más conciliador? Por cierto, muchas rup¬turas y relaciones interpersonales podría haber si¬do óptimas si hubiésemos elegido en su momento el tono de voz conveniente.
El modo de hablar denunciará si el comunicador quiere llegar a un acuerdo o si, desde el comien¬zo de la conversación, intenta comenzar un deba¬te o una guerra.
La ironía y el sarcasmo son ingredientes fundamen¬tales que acompañarán al tono de voz que elegire¬mos si pretendemos iniciar una larga tiranía. Si op¬tamos por esto, lo que conseguiremos es que el re¬ceptor se enfoque en el tono y en el modo en que le transmitimos el mensaje, obviando así el contenido
central de la conversación. Ten en cuenta que efusi- vidad, energía, entusiasmo, ira, enojo, contienda, bronca, odio, amor son emociones que podemos no sólo sentir, sino también verbalizar.
Es por eso que cuando somos capaces de transmitir el mensaje verbal quitándole la carga emocional que tiene y enfocándonos sólo en el resultado que queremos obtener, podemos establecer vínculos y conversaciones claras y sanas. Nuestro tono de voz es un disparador de emociones y, como tal, de respuestas.
En las comunicaciones que establezcamos lo central es poder tener en claro aquello que queremos trans¬mitir y lo que buscamos lograr, para que, de acuer¬do a ello, elijamos el tono de voz más conveniente. ¿Qué es lo que quiero obtener con estas palabras que voy a emitir? ¿Cuáles son las respuestas que es¬toy esperando?
De acuerdo a ellas el receptor podrá entender y deco- dificar la clase de mensaje que está recibiendo: si es prioritario o no, si lo acepta o no y si se trata de un mensaje que le transmite fuerza y energía o que, por el contrario, sólo busca la confrontación. Teniendo en cuenta esta información, tus conductas se volverán más precisas, tratando de hacer todo de la mejor forma posible para alcanzar así el aprecio y la aceptación del otro.
• La postura física y los gestos
El violento verbal no sólo manifestará su agresión y su ironía a través de su voz y de sus palabras, si¬no a partir de su postura física y sus gesticulacio¬nes. Todo su cuerpo estará al servicio de su torbe¬llino verbal. Del mismo modo, observará meticu-losamente los gestos y las expresiones de sus in¬terlocutores para aumentar o disminuir su violen¬cia de acuerdo a cómo él evalúa la respuesta que está recibiendo.
Para evitar la confrontación, cuando estés frente a un violento verbal, puedes utilizar la táctica de expresarle que compartes lo que está diciendo, aunque no estés de acuerdo en absoluto con sus declaraciones. También podrás retroceder o vol¬ver atrás unos segundos en la conversación y dar¬le a entender con palabras más sutiles lo que él mismo te quiso decir, para que sienta que estás entendiendo su pedido y su discurso. De esta for¬ma, le harás comprender que con un tono de voz suave la comunicación también es posible y que el mensaje puede ser recibido sin violencia.
Por ejemplo, puedes volver unos instantes atrás y decirle frases como:
• "Lo que me estás diciendo es que ... "
• "Entonces, lo que necesitas de mí es que ..."
De esta forma, la persona sabrá que su mensaje fue re¬cibido y que tu intención es satisfacer su demanda. Si tus gestos y tus expresiones denotan interés en su pe¬dido, su ira será reducida; de lo contrario, si decides contraatacar, podrá desatarse una guerra.
La persona violenta querrá por todos los medios de¬mostrar quién es el que tiene el poder y el control de la situación, y ese, por cierto, no puedes ser tú. Sin em¬bargo, si aprendes a tratar con gente difícil y compli¬cada, te aseguro que el que tendrá el control y el do¬minio de la situación serás tú. Cuando lo logres, el agresor verbal estará en condiciones de razonar tu pe¬dido, y te encontrarás mucho más cerca de poder acordar con él. Si permites que el violento se descar¬gue verbalmente sin interferir en su discurso para a posteriori brindar tus sugerencias, serás capaz de rea-nudar la conversación en un tono de voz y desde una postura mucho más apacible.
Nuestras expresiones gestuales son una forma de comunicación sumamente importante y relevante en los resultados de la comunicación que obten¬dremos con estas personas; de ellas dependerá
una mayor ira o una mejora en el desarrollo del vínculo interpersonal.
Recuerda que si comienzas la charla con agresión, la respuesta inminente de un ser emocional será también agresiva; en cambio, si te detienes a pensar la mejor for-ma de tratar con esta persona, es mucho más factible que puedas llegar a un acuerdo sin que nadie salga lastimado.
En resumen: antes de hablar tengamos tacto y elija¬mos la clase de emisores que seremos.
4. Estima a prueba de balas
Ofensas, insultos y agresiones nos bombardean a diario. Hay diálogos que desde que comienzan nos in¬dican que estaremos a punto de atravesar una nueva si-tuación de stress. Sin embargo, si somos inteligentes y astutos podremos mantenerlos en su territorio.
Veamos ahora algunas de las posibles respuestas que po¬demos darle a la agresión ver¬bal, tomando la actitud correc¬ta. Ten en cuenta que una res¬puesta hábil podrá desarticular al agresor, obligándo¬lo a retroceder en sus ofensas.
En primer lugar, cuando te agredan, contesta al¬go incoherente y no des valor a la agresión.
Ejemplo 1:
Si el agresor te dice: "Pero qué mal que estás vestido", respóndele: "Ya lo decía mi abuela, tanto va el cántaro a la fuerte que al fin se rompe". Y si te pregunta: "¿Qué quie¬res decir?" Respóndele: "Ya lo vas a entender, piénsalo".
Ejemplo 2:
- El: ¡Qué distraído que es usted!"
- Tú: "Más vale pájaro en mano que cien volando"
- Él: "¿Y eso qué tiene que ver?"
- Tú: "Piénselo"
- Él: "¡Qué cara horrible!"
- Tú: "Una golondrina no hace verano"
"La discreción en las palabras \
vale más que la elocuencia." (
Francis Bacon, barón de Verulam l
I
Ejemplo 3:
- Él: "Estoy harto de tus inaptitudes"
- Tú: "Agua que no has de beber, déjala correr, lo de¬cía mi papá"
Ejemplo 4:
- Él: "¿Dónde tienes la cabeza últimamente?"
- Tú: "Y es como dice el refrán: al que madruga Dios lo ayuda".
No permitas que nadie ni nada te ofenda. El violen¬to verbal debe saber que tú te respetas, y que bajo nin¬guna circunstancia permitirás ni el abuso ni el maltra¬to. No pierdas la calma:
• Si te ofendes, te desenfocas del objetivo
• Si te concentras en las emociones y en los de¬más, perderás de vista tu meta. Tu vista no debe apartarse de tu sueño
El fin del violento verbal es entrar en tu círculo afec¬tivo, porque sabe que si lo logra tendrá autoridad para dirigir tu mente y tus emociones. Por todos los medios tratará de robarte la paz, de llenarte de dudas y de con¬flictos. El es feliz cuando logra que compres sus menti¬ras, sus chimentos, su cizaña; cuando llegas a este pun¬to él sabe que ya estás en sus manos:
• Cuando logró que te llenes de broncas y de eno¬jos es porque logró penetrar en tu círculo íntimo
• Cuando te sientes mal por lo que te dijo y si¬gues guardando rencor, recordando cada de¬talle, es porque cediste a su manipulación
• Cuando estás atento a lo que él tiene para de¬cir antes de poder elegir por ti mismo lo que vas a hacer, él logró su objetivo
Muchas veces esta intención no es obvia sino que se realiza a través de la manipulación; lo importante es que una vez que descubres su accionar, le pongas lími¬tes. Nosotros somos quienes debemos definir nuestra posición: qué es lo que permitiremos y qué no.
"La consecuencia menos óptima de nuestras reacciones an¬te los individuos que son leones tal vez deriva de la suposición de que éstos son indomables, bien sea por su título, su catego¬ría, su personalidad o incluso por el séquito del que siempre ven rodeados, al parecer, para protegerlos.
Comencemos a domar a las fieras: "La ventaja del do¬mador consiste en que éste tiene la inteligencia para estudiar a los leones individualmente."2
• En primer lugar sé indiferente, haz como si el otro no existiese; de esa forma él no ten¬drá lugar para entrometerse en tu vida. La indiferencia te permitirá levantar un muro
contra el cual ni el miedo ni el enojo lograrán con¬vertirse en ese estreptococo emocional que se instala pa¬ra quedarse a vivir y diri¬gir tus emociones.
• Date tiempo. No tomes decisiones bajo pre¬sión ni lleno de enojo, tristeza, bronca o ira. Todas las emociones son pasajeras. Piensa y luego actúa.
• Controla las acciones para crear nuevas emo¬ciones. En muchas ocasiones, las emociones se tornan incontrolables pero con esfuerzo podemos accionar voluntad y dominio pro¬pio, elementos necesarios para generar sensa¬ciones nuevas y positivas.
Ahora bien, si la demanda que se te realiza es cier¬ta y justificada, no siéndolo ni la agresión ni la ira, se¬ría bueno que:
• Admitas tu equivocación
• Manifiestes, brevemente, qué fue lo que aprendiste de la experiencia
"Frente al ataque del león, la mejor ofensiva consiste en esquivarlo." Pat Anthony
1. El arte de domar leones, p. 33
2. FRANK C.BOSTOCK, The Training of Wild Animáis, The Century Co.
• Digas qué es lo que harás de modo diferente en el futuro para impedir que una situación tan desagradable vuelva a suceder 3
No perdamos el control de la situación: con sereni¬dad y en paz se toman las mejores decisiones. Cuanto mayor sea la claridad con la que podamos enfocarnos, mayores serán los beneficios a lograr.
5. Violencia cotidiana
Todos pasamos por esos días malos en los que nos preguntamos: "¿Para qué me habré levantado?" Desde que comienzas tu jornada todo puede ocurrir: sales a la calle, paras al colectivo y el chofer te grita que te apures cuando es él quien se detuvo a dos metros de la parada; llegas a tu oficina y tu jefe, de mala manera, te da el lista¬do de todo lo que debes hacer en el día; un compañero de trabajo te empuja y te dice que te corras de mala forma, y esto es nada más el principio: pura violencia, como si el maltrato y las malas contestaciones cotidianas fueran co¬munes y debiésemos acostumbrarnos a ellas.
Socialmente, expresar la ira es algo permitido para los hombres; sin embargo no lo es tanto para las mujeres, a quienes se les enseña a no perder la calma y los buenos modales. Como decíamos esto no es así con los hombres, a quienes se los estimula para que manifiesten su enojo. Es más, pareciera que se es más macho si se es más violen¬to o iracundo; por el contrario, los pacíficos o tranquilos muchas veces son tildados de amanerados o femeninos.
Sin embargo, ninguno de estos mandatos culturales tienen real asidero: hombres y mujeres podamos expre¬sar lo que nos enoja o disentir en aquello con lo que no estamos de acuerdo; el tema es encontrar la forma correc¬ta para dar a conocer nuestras opiniones y emociones.
El sentirnos imposibilitados de no poder responder correctamente a la violencia que el otro ejerce sobre
3. Cómo tratar a la gente que no puede soportar, p. 109.
nuestras vidas nos llena de frustración, angustia y has¬ta muchas veces de resentimiento. Sin darnos cuenta, la violencia verbal recibida, paulatinamente nos lastima y nos descalifica, colocándonos en un lugar de letargo y adormecimiento donde nada pasa.
Piensa en alguna situación de enojo que hayas vivi¬do: ¿no dijiste alguna vez? "¡mejor no le contesto!" y acumulaste más bronca? En ese caso, seguramente pre-feriste dejar pasar las cosas, a expresar la ira y el enojo. Tal vez escondiste ese dolor y esa ira, tratando de no ocasionar más problemas, más crisis, cediéndole así más poder al agresor de turno.
Por lo general, los no violentos toleramos, soporta¬mos, aguantamos y no expresamos ni nos deshacemos de esa violencia verbal que a diario recibimos.
Aldo Huxley decía: "Los hechos no dejan de existir por el simple hecho de ignorarlos."
Tú no puedes vivir la vida aceptando la violencia que otros ejercen sobre tu existencia: necesitas apren¬der a liderar tu propio destino y a poner límite a la agresión verbal que recibes a diario.
Poder poner límites a la ira y a la violencia ver¬bal es salud.
Encontrar el momento y el lugar correcto donde po¬der hablar acerca de lo que nos sucede es saludable.
Necesitamos aprender a descargar nuestra ira en sanas condiciones. La violencia verbal debilita nuestro interior y nos hace sentir no aptos para alcanzar todo aquello que queremos lograr. Tal vez te preguntes: "¿A partir de cuándo dejé que esto me pasara?" Lo más probable es que la desvalorización haya comenzado con severas críticas de aquellos a quien nosotros mis¬mos le dimos el poder de lastimarnos.
Identifica cada palabra que te molesta y te lastima y no te permitas recibirla más.
Enfrentar el camino más largo a veces es más cansa¬dor y requiere de mayor perseverancia, pero segura¬mente te llevará al éxito.
Necesitas enfrentar lo que te perjudica, no esperes
que lo haga el otro. Tu objetivo es liquidar esa violencia
que los demás ejercen o ejercieron sobre ti, evitar dañar tu estima y tu identidad. Al violento le sirve ser como es, le trae beneficios, pero ¿a ti?
Claro que no te trae beneficios, sino menosprecio y desvalorización.
• ¿Por qué no podemos contestarle a ese jefe malhumorado?
• ¿Por qué no podemos poner límite al maltra¬to emocional y a la manipulación verbal?
El problema siempre es interno, no externo y nos ur¬ge resolverlo desde adentro, sin esperar que sea el otro el que cambie. Tu mejoría no depende de los exámenes de conciencia ajenos; hay un momento en que es necesario responder. La meta es aprender a expresar la ira.
Necesitamos diferenciar cuándo nos callamos por sabiduría y cuándo lo hacemos por temor a expresar lo que sentimos.
Reconoce toda palabra que te lastima y recházala; aprende a aceptar todo lo que te promueve y te estimu¬la, a concretar tus sueños y tus objetivos.
Hermann Hesse, decía: "Yo soy un hombre que sabe. He sido un hombre que busca, y aún lo soy, pero ya no busco en las estrellas ni en los libros: empiezo a escuchar las ense¬ñanzas que mi sangre murmura en mi interior"
Poner un freno a la violencia verbal mejora y sana nuestra estima, nos habilita a elegir correctamente y a estar en paz con nosotros mismos.
6. Saliendo del maltrato y la violencia verbal
En reiteradas oportunidades las personas violentas despiertan nuestros peores instintos: cuando entran en ac- oón, nuestra paciencia llega a un límite, mientras nuestro pensamiento reiterativo apunta sin éxito a poder entender
el porqué de su agresión, de su manipulación y de su con¬frontación permanente. Nos preguntamos sin cesar: "¿Por qué no podemos vivir en paz?"
Siento decirte que el violento verbal sólo podrá cambiar su actitud si él mismo decide hacerlo, por lo cual es importante que tú, que ya te diste cuenta de que la situación está en el límite, puedas ser libre de esa vio¬lencia y de todo vínculo interpersonal que te resta y no suma nada a tu vida.
Frente a los ataques verbales, las personas solemos reaccionar de varias maneras:
• Devolvemos el ataque
• Damos una explicación a cada una de las ma¬nipulaciones
• Permanecemos inertes y hacemos de cuenta que nada está pasando y nada nos ofende
• Dejamos en claro que vamos a defendernos de todos los dichos y acusaciones
• Vamos directamente a la cuestión sin recordar ni sacar "viejos trapitos" al sol
• Nos mantenemos firmes en nuestras convic¬ciones, sin salimos de nuestro objetivo
• Tomamos aire, llenamos los pulmones, conta¬mos 1-2-3 y entonces respondemos
• Contestamos pero sin llenarnos de la misma bronca e ironía que el agresor
• Simplemente preguntamos:
- ¿Deseas algo más?
- ¿Lo que usted me está pidiendo es que le entre¬gue este trabajo en 30 minutos?
- Ok, lo que usted me está queriendo decir es que no está este plan como usted lo esperaba, ¿me po¬dría decir cuál es el formato que desea?
Los escritores Rick Kirschner y Rick Brinkman en su libro "Cómo tratar con gente a la que no puede soportar" sugieren este breve pero eficaz plan de acción:
1. Vigile su tono de voz
2. Manifieste su intención positiva
3. Interrumpa las interrupciones con tacto
4. Cuente su verdad
5. Esté dispuesto a escuchar
Estando tú en control de las circunstancias, el vio¬lento deberá detener su artillería y poner fin al ataque. En esta instancia, sabrá que fue descubierto. Unirte a su agresión es errar en el blanco: lo peor que puedes hacer es devolver violencia contra violencia. Al no encontrar un receptor que le retribuya con su misma moneda, el emisor quedará desequilibrado, y con esa actitud lo lle¬varás a pensar y a que pueda darse cuenta de que no entras en su juego, con lo cual estará obligado a encon¬trar otra forma de comunicarse contigo.
Todos necesitamos ser escuchados, atendidos, ser tenidos en cuenta, aún esa misma persona que pare¬ciera que no necesita a nadie más que a sí mismo. En medio de la violencia y con una actitud sana e inteli¬gente de parte tuya, el agresivo deberá decidir si pre¬fiere seguir en la soledad emocional en la que la cual ha decidido recluirse, o si, de lo contrario, se abre pa¬ra establecer diálogos.
7. Ocho principios para salir de la agresión verbal
Si sabes cuál es tu posición, nadie podrá lastimar¬te y las palabras de los demás serán simplemente eso: "palabras."
1. En el área en la que te agredan emocional- mente, verás mejoras del 100 %: cada vez que te
agredan y puedas salir airoso de ese ataque verbal, habrás crecido y te habrás fortalecido cada vez más, y eso significará que nadie más podrá herirte ni de-senfocarte de tu objetivo.
2. Los manipuladores te ayudarán a entrar un ni¬vel en el cual nadie más podrá lastimar tu corazón: los
manipuladores emocionales no pueden hacernos abortar nuestro futuro, sino anunciar lo que está por llegar. Digan lo que digan, cuando seas libre del maltrato emocional, nadie podrá lastimarte. No basta con decir: "Soy jefe y me tienen que obedecer", un jefe necesita, además de tener esa autoridad que emana del cargo que ocupa, poseer la autoridad que emana de ser un líder competente que sa¬be llevar a su equipo hacia el logro de metas, objetivos y desafíos. La autoridad adquirida es aquella que consi¬gues cuando permites que tu carácter sea formado. La au¬toridad adquirida es la que ganas por ti mismo.
3. La agresión indica que el sueño y el éxito se activaron en tu vida: la agresión recibida te permi¬tirá hacer madurar tu carácter, liberarte de las culpas profundas y aprender a rechazar el rechazo. La agre¬sión viene a nuestra vida para hacernos madurar, ob¬tener autoridad de carácter y así entrar a nuevos ni¬veles de relaciones y de poder. El agresor verbal tiene como objetivo hechizarte. Pero no son los brujos los que hacen los hechizos ni los encantamientos, sino que son las palabras las que nos congelan, nos anulan y nos afectan para impedirnos acceder a nuevos nive¬les de oportunidades y de éxito.
4. Hay que agradecer a los agresores, porque nos enseñan con quien no debemos juntarnos: si al¬guien te agrede di: "Gracias" y agrega: "Gracias por¬que de ti no tengo nada que esperar, buscaré mi cose¬cha en otro." Tus agresores te están ahorrando tiempo y a la vez enseñándote quiénes no son las mejores per¬sonas que sumarán valor a tu vida.
5. Los agresores deben recordarte que no hay que agradar a todos: no nos sirve vivir de la imagen y pretender estar bien con todos. Un predicador de Ca¬lifornia dijo: "¿Hiciste la lista de las personas con las que estás dispuesto a fracasar? Habrá gente que estará en tu lista de fracasos y otra en tu lista de éxitos.
6. La agresión verbal es la indicación de que lo ilimitado está hecho para ti y lleva tu nombre:"Las
palabras de los sabios son clavos puestos correctamente", di¬ce Salomón. El agresor verbal querrá tenerte acorralado contra las cuerdas del cuadrilátero.
El agresor querrá encerrarte y delimitarte en estruc¬turas viejas y obsoletas, te preguntará: "¿Eres liberal o conservador? ¿de derecha o de izquierda? ¿abolicionis-ta o racista?" La palabra expansiva duele; cuando un maestro de la palabra te desafía, duele. "Las palabras son como aguijones y fieles son las heridas del que ama", dice también Salomón. Esto significa que una palabra de sa¬biduría podrá herirte pero servirá para que te expan¬das, para que recuerdes que siempre hay más.
7. La agresión verbal será un indicativo de quiénes serán los que te acompañarán hasta la meta, a recorrer la milla extra:frente a la manipula¬ción, el maltrato y la violencia verbal sabremos quié¬nes serán los que nos ayudarán a alcanzar nuestros objetivos y quiénes no lo harán.
Cuando tus sueños y tus proyectos son ilimitados, resulta indispensable identificar a aquellos que te acompañarán en tu camino.
La historia de Gedeón, un guerrero de la antigüe¬dad, cuenta que este hombre debía pelear contra un pueblo poderoso. Hete aquí que cuando hizo el recuen¬to de sus soldados se dio cuenta de que tenía sólo 32000 hombres, y que muchos de éstos no eran aptos para la guerra. Al comunicarle la información a su jefe, éste le dijo: "Despide a los que tienen miedo", a lo que Ge¬deón respondió: "Señor, ¿por qué?, el ejército enemigo es muy poderoso en número y armamento". Entonces su superior le dijo: "Porque cuando vayas a la guerra te abandonarán". Entonces Gedeón hizo sus averiguacio¬nes y, tras sus acciones, quedaron en su ejército sólo unos miles de soldados. Entonces su jefe le volvió a ha¬blar y le dijo: "Con éstos tampoco podrás ir a la guerra porque la mayoría es cobarde. Diles que tomen agua.
Los que lo hagan como soldados, serán los valientes que irán contigo; los que la beban como perros, debe¬rán volverse a casa." Entonces Gedeón dio la indicación y despidió a los que bebieron como perros. En su ejér¬cito quedaron sólo trescientos hombres. A la guerra fue sólo con ellos y ganó.
Esta es una historia acerca de las elecciones genera¬doras de éxitos y de fracasos.
8. La agresión verbal extenderá tu mente o la li¬mitará según cómo la proceses: el ataque verbal in¬tentará bloquear tu potencial y los sueños que tienes
por delante. Las palabras de sa¬biduría, de aliento, de estima, son inspiradoras y te harán ex¬tender los sueños y las visiones de forma ilimitada.
La lengua apacible es el árbol de vida, el hombre apacible se alegra con la respuesta de su boca y sus lo¬gros son incalculables.
"La lengua de los sabios es medicina."
CAPÍTULO 5 El falso
Mi pareja es maravillosa, estamos tan enamorados.
La amo con todo mi corazón. UN MUJERIEGO A SU GRUPO DE AMIGOS
1. Alquiler de identidades
Actualmente escuchamos hablar de inteligencia in- trapersonal, o sea, de la inteligencia que nos capacita pa¬ra poder llevarnos bien con nosotros mismos.
Inteligencia intrapersonal es la capacidad de que dis¬ponemos para conocer, entre otras cosas, nuestras limi¬taciones y actuar sobre ellas. Esto es fundamental, ya que aquello de nosotros que no conocemos puede con¬vertirse en el factor limitante, en la restricción y en la barrera que se levantará delante nuestro, impidiéndo¬nos alcanzar cada objetivo o meta diseñada.
Dicen que los pueblos fallecen por falta de conoci¬miento; lo mismo sucede con nuestra vida.
Si no sabes quién eres, adonde vas, cuál es el equipa¬je que llevas contigo, de qué estás formado, qué es lo que te falta y qué es lo que tienes en demasía para alcanzar el éxito, serás tú mismo quien boicotee tu futuro.
El 80% de las restricciones que sentimos son genera¬das por nosotros mismos. Es por eso que todos los días necesitas preguntarte: "¿Qué es lo que me impide llegar a la meta?, ¿un agente exterior o el desconocimiento del potencial, de las capacidades y habilidades que hay den¬tro mío? ¿Qué es lo que hoy me está limitando?"
Conocerse es saber que siempre puedes un poco más, que siempre hay nuevas oportunidades y posibilidades. Si aún desconoces cuál es tu factor limitante, la pregun¬ta correcta sería: "¿Qué podré hacer para llegar al éxito y no quedar varado en la mitad del camino?", o "¿Qué será lo que hace que me resigne a que mis sueños y de¬seos sean sólo ilusiones?"
¿Serán:
• La queja
• Los miedos
• Las excusas
• La pasividad
• La comodidad
• La distracción
• Las inseguridades
• La baja autoestima
• La falta de decisión?
Permíteme decirte que lo que te urge es saber qué es lo que hoy pone freno a tu potencial. Discernir lo que hoy te está deteniendo tiene que convertirse en un ob-jetivo primordial para luego ponerte en marcha hacia la meta. ¡Comienza ahora!
El problema es que no estamos acostumbrados a mi¬rar para adentro; en general solemos desviar nuestras mi¬radas hacia el afuera, hacia los otros. Podemos encontrar en un segundo las fallas de los demás, pero tomarnos toda la vida para encontrar las nuestras.
Y es de acuerdo a la mirada que hagas de tu interior que el éxito estará más lejos o más cerca de tu vida.
La manera que tengamos de relacionarnos con el afuera y con nosotros mismos acercará a las mejores oportunidades o las alejará. Con tu propio accionar serás tú quien abra o cierre las puertas que estén por delante.
"Dios esconde las cosas poniéndolas cerca de ti." Ralph Emerson
El problema no es el afuera, no es tu pasado, ni el pensar que te hicieron una hechicería. Tampoco lo es el país ni el gobierno de turno; el problema está den¬tro nuestro.
Toma en este momento un lápiz y anota la siguien¬te pregunta, para luego reflexionar:
¿En qué reacciones de tu carácter tienes que trabajar? ¿Iras, enojos, broncas, fastidios, miedos, culpas ajenas?
Tal vez, como sentiste vergüenza o fastidio por te¬ner estas emociones, en un momento decidiste usar máscaras y mostrar una cara que no era la verdadera. Fue entonces cuando tu verdadero "yo" comenzó a usar máscaras como método de defensa ante los demás.
Y claro, en medio de esa actuación, fuiste llenándo¬te de sentimientos que te lastimaban y que no te permi¬tían hablar, disentir, acordar ni poner en palabras aque-llo que decidías aceptar o rechazar para tu vida.
Seguramente, muchas veces intentaste cambiar. Probablemente elegiste un modelo y decidiste copiarlo, pensando que si eras como tal o cual persona las cosas también a ti te iban a funcionar. Pero al cabo de un tiempo probablemente te diste cuenta de que esa conti¬nua imitación te desgastaba y que al final habías que¬dado con un peso mayor que cargar.
Llegará un momento en el cual no nos podremos es¬conder más ni podremos seguir fingiendo vivir una vi¬da que no nos pertenece (si no, nos limitaríamos a ser una burda copia). Es fundamental que entiendas que si no logras romper con las máscaras nunca llegarás a ser quien verdaderamente eres, no podrás parir ese "gen" que está dentro tuyo esperando ser descubierto.
2. Se levanta el telón: ¿ficción o realidad?
¿Quién no ha usado en algún momento de su vida una máscara? Todos tenemos actitudes que representa¬mos para que los demás no nos reconozcan. Hombres y
mujeres nos hemos convertido, con el tiempo, en ex¬pertos en el uso de las máscaras. Sabemos bien cuál usar de acuerdo con quien estamos y a la situación que vivamos, pero en medio de ese trajín, que no nos da descanso, nos olvidamos de mejorar quien real¬mente somos. Las máscaras no hacen excepción de personas, edad, raza o religión.
Hay capacidades, recursos, potenciales que sólo te pertenecen y fueron creados para que tú los pongas en marcha; sin embargo en muchas ocasiones preferimos usar máscaras, simular y no mostrarnos tal cual somos.
Algunas de las máscaras son:
• Máscaras de poder: muchos las tienen sólo pa¬ra cubrir sus necesidades básicas, pero se es¬meran en convencer a los otros de su poder diciendo: "Yo soy amigo de tal" o "Yo soy ín¬timo del director"
• Máscaras de superioridad: las llevan aquellos que transportan su curriculum a todas partes. Necesitan impresionar, demostrar y sobresalir
• Máscaras de víctima: las usan personas que nunca sonríen, que sufren por todos y por to¬do. Y todo le sucede a ellos, ¡nunca los podrás igualar en fatalidades!
Sin darte cuenta, terminas necesitando cada vez más máscaras para actuar el papel que quieres que otros crean de ti, olvidando que estas máscaras terminan ridi-culizando tu vida, aprisionan lentamente tus emociones y te convierten en un ser dependiente de ellas.
Imagínate que un día vas a una fiesta y te pones una máscara. La usa toda la noche, la pasas bien, pero resulta que cuando llegas a tu casa, estás tan, pero tan cansado que te acuestas y te olvidas de sacártela. Resulta que al otro día, cuando te levantas y te miras al espejo ¡te asus¬tas! porque no te reconoces. Lo peor es que cuando te quieres sacar la máscara, el pegamento con el que la fijas¬te en tu rostro es tan bueno que no la puedes arrancar. Entonces vas al médico y él te dice: "Señor, usted está
condenado a vivir con esa máscara, el pegamento que usó es tan poderoso que nunca más podrá sacársela."
¿Te imaginas yendo al trabajo con esa máscara, mi¬rarte al espejo y verte así? Sería tristísimo?
Sucede que las máscaras terminan adhiriéndose a tu piel y tú necesitas cada vez más de ellas. Pero la realidad es que sólo sirven para convencer a los de¬más de algo que no eres.
Por eso, cuando tú decidas quitártela y mostrarte an¬te todos tal cual eres, con tus defectos y virtudes, enton¬ces comenzará tu verdadero cambio. A partir del mo¬mento en que decidas no usarlas más, toda la energía que consumiste llevándolas durante tantos años, podrás ca¬nalizarla en definir y proponerte alcanzar tu propósito.
Lee detenidamente este cuento de Kalil Gibran:
Había una vez, un hombre que había hecho siete más¬caras y las usaba permanentemente. Un día entraron la¬drones a su casa y robaron todas ellas. El hombre, deses¬perado, comenzó a seguir a los ladrones gritando: "¡La¬drones, ladrones, devuelvan mis máscaras, no se las lle¬ven!" Los ladrones corrían, corrían y el hombre los se¬guía por toda la ciudad.
En un determinado momento, los delincuentes se en¬contraban trepando por un edificio y cuando este señor que había sido robado levantó su rostro para verlos, por pri¬mera vez los rayos del sol dieron en su cara, y, entonces, por primera vez, sintió el calor del sol.
En ese momento, ese hombre que hasta hacía unos instantes lloraba por sus máscaras, comenzó a gritar: "Ladrones, benditos ladrones que me han robado mis máscaras".
Separa tiempo para conocerte y enfócate en tu pro¬pósito. No hay meta demasiado alta que con pasión, fe y perseverancia no se pueda alcanzar.
3. Nueva función
Tienes que cancelar tu pasado, aprender del dolor vivido, pero no vivir en él. Sácale provecho a lo que te
sucedió. Sólo tú vas a resolver tus problemas. Sólo tú. Ex¬tendiendo tu pasado no podrás entrar en tu futuro.
Puedes buscar ayuda, un consejo, un mentor, pe¬ro eres tú quien debe resolver tu problema. No espe¬res la carroza. Acuérdate de que a las doce suenan las campanas y el carruaje pasa a ser una calabaza, así que mejor: ¡resuelve tú!
Seguramente cuando soluciones tu problema, dirás: "¿Por qué no lo decidí antes?" No esperes que otro te arregle la vida, ponle agallas.
No necesitas buscar nada en ningún aviso clasificado: capacidad, potencial y habilidad ya están en tu mente. Es
aquí mismo y en el ahora que puedes hallarlos, no necesitas hacer ningún viaje para encon¬trarlos, sólo concentrarte y to¬mar contacto con tu creatividad. ¿Quién puede decidir sobre tu estado de ánimo?, ¿quién te puede obligar a que seas feliz? Son decisiones que sólo te compete tomar a ti. Tienes el libre albedrío para elegir lo que aceptas o lo que rechazas que te suceda. Naciste para ser libre, libre para que elegir qué pensar, qué decidir y qué hacer.
Tú decides ser feliz, decides lo que vas a pensar, y sólo tú decidirás también no vivir más bajo máscaras ni aceptar ser seducido por máscaras ajenas.
Por eso cuando dices: "Qué digan lo que quieran, yo decido vivir bajo mis determinaciones y mis eleccio¬nes", dejas de ser víctima, vuelves a ser fiel a ti mismo y, desde esa posición, todo lo que hagas te saldrá bien.
Si hoy te preguntaran quién eres, ¿qué responderías?
Destruye todo lo que te limita, antes de que esa li¬mitación te destruva a ti.
Y una vez hecho ésto, olvi¬da lo que quedó atrás, extién¬dete hacia delante, toma lo que te corresponde, todo aquello que está por venir.
"La manera de funcionar de tu mente sin duda te afecta. Pienses que la vida es fácil o pienses que la vida es dura, en ambos casos acabarás por tener razón."
Ernie ^elinsky
"Hasta el pájaro carpintero debe su éxito al hecho de haber utilizado su cabeza." Sabio anónimo
4. Seguridad Interior
La palabra "seguridad" procede del vocablo latino "securus" que significa, "sin preocupación".
Pero en estos tiempos ¿quién puede darte seguri¬dad? ¿un empleo? ¿una cuenta bancaria? ¿un seguro social? ¿empresas que caen, que cierran? ¿corporacio¬nes que desaparecen?
La seguridad nace de saber que sea cual fuere la circunstancia a la que nos enfrentemos, seremos ca¬paces de resolverla.
"No hay ninguna seguridad en esta tierra. Sólo existen oportunidades", dice Douglas Mac Arthur.
En tu creatividad y disposición estará tu seguridad.
Tus circunstancias pueden decirte que estás lleno de problemas, que la bolsa subió o bajó a tu favor, que te "hi¬cieron una cama" en el trabajo, pero será tu estima, nutri¬da de cada decisión que tomaste cada día al levantarte, la que te llevará al éxito o al fracaso. Personas que anhelan construir pero no se animan, que quieren soñar pero sienten que no están capacitadas, que quieren correr pe¬ro sienten sus piernas inmovilizadas deben despertarse. Nunca nadie alcanzó el éxito sin entusiasmo.
Mae West decía: "Tu verdadera seguridad eres tú mismo. Sabes que puedes lograrlo y eso nunca lo podrán controlar."
Aquellos que alguna vez hicieron historia o cuyos nombres trascendieron países o naciones, no lo hicieron por empatia o privilegios o gracias a la emoción, sino porque trabajaron eficazmente en el diseño de sus metas y desarrollaron el dominio pro¬pio necesario para perseverar hasta el final. No se conforma¬ron con los "casi", "casi lo lo¬gro", "casi lo alcanzo", "casi se me da." Ellos se concentraron en su objetivo y nadie pu¬do desenfocarlos. Fueron creativos y flexibles.
El problema de muchos es que siguen el patrón de vi¬da de muchos otros, pero no saben adonde van a llegar.
"La habilidad es un oficio y es mejor que una fortuna heredada." Proverbio Galés
Sólo la potencia de tu sueño hará que sientas correr la sangre por tus venas, te hará sentir vivo y dará rum¬bo a tu vida y a tu discurso.
Lo primero que te sucederá desde el momento en que te capacites para triunfar es que pasarás de ser una persona productiva a ser una persona con estima. En-tonces habrá cambios notables en tu vida y en la orga¬nización de la misma:
• Lo que no funcionaba, comenzará a funcionar
• No dependerás afectivamente de nadie para llegar al objetivo.
• Comenzarás a declarar públicamente tus sue¬ños y no tendrás vergüenza de ellos
• Hablarás, te pararás y actuarás como si ya fueses un campeón. No importará que estés en el comienzo de la recta, te moverás como si ya tuvieses el premio
• Aplicarás el principio de la asociación, y lo mejor se añadirá y se unirá a tu propósito, y lo que no sirve quedará en el camino
• Serás un "mejorador" y todo lo que pase por tus manos será perfeccionado y exitoso
Estamos en el camino de ser los mejores líderes, po¬líticos, empresarios, maestros, deportistas y analistas que el mundo haya conocido.
"Todas las comodidades de la vida (las que se ven y se to¬can) fueron antes una idea invisible, hasta que alguien deci¬dió hacer algo concreto al respecto." E. Zelinsky
Cuando tú eres lo mejor en el lugar en donde te en¬cuentras, estás calificado para pasar a tu próximo nivel, a tu próxima promoción, hasta llegar al punto en el que las puertas se abrirán antes de que las golpees.
5. Dime cómo hablas y te diré quién eres
Nada tiene el mismo poder que la palabra, que aquellos vocablos que en milésimas de segundos pro¬nuncias a diario de manera verborrágica.
El simple hecho de abrir nuestra boca y comenzar a
decir una serie de palabras determinará un accionar de
solución y concreción para cada uno de nuestros pro¬yectos, metas y objetivos.
Las palabras tienen poder: poder para construir un vallado que proteja tu sueño pero poder también para que lo que soñaste tanto tiempo se destruya con pala¬bras de menosprecio si las aceptas en tu vida.
Cada palabra que sale de tu boca será la puerta por la que atravesarás cuando te enfrentes ante una cir¬cunstancia difícil.
Las palabras te traerán beneficio o pérdida, te afian¬zarán o destruirán tu estima y tu seguridad.
Palabras como:
• No puedo
• No valgo
• No sé
• Soy torpe para esta función
... son palabras que nos decimos a nosotros mismos, que debilitan a diario nuestra seguridad emocional y ter¬minan convirtiéndose en inseguridades que se apegan a nuestras vidas como garrapatas, que anulan todas las ca¬pacidades de las que disponemos para disfrutar de la vi¬da. Activando esa inseguridad frenaremos los objetivos que están por delante. Sin darnos cuenta a veces pone¬mos en marcha esa inseguridad que bloquea todo aque¬llo por lo que hemos luchado tanto tiempo.
Y la inseguridad no sólo interrumpe el acceso a tus metas, sino que te hará prestar oído a voces y a palabras ajenas.
Pero existe una meta, un sueño, un propósito que no puedes abandonar: tu vida. Para ello también dispones de palabras: fe, valor, seguridad, convicción, determina-ción, potencial, meta, destino, estima, dominio propio; son palabras que desde el momento en que comiences a aplicarlas a tu vida producirán su fruto al ciento por cien¬to y a una velocidad que hasta ahora desconocías.
Determina palabras de bien, de fe, de ánimo sobre tu vida; crea con palabras lo que estás esperando reci¬bir de tu trabajo, tu futuro, tu empresa, tus hijos.
Mientras hables estarás creando tu porvenir. Lo que digas, será hecho.
Y así es como caminamos y nos desenvolvemos en las diferentes áreas de nuestras vidas, de acuerdo a cómo nos sentimos. Los seres humanos nos vemos tal como ha¬blamos de nosotros mismos y conforme a lo que los otros dicen de nosotros y aceptamos como válido.
CAPÍTULO 6 El psicópata
A mí nadie me dice lo que tengo que hacer UN HOMBRE A SU MÉDICO
1. ¿Psicópata "yo"?
Prendemos el televisor, vemos las noticias y ¿con qué nos encontramos? Una adolescente asesina a su fa¬milia porque no cumplieron con sus deseos, un hombre dispara y mata a sangre fría porque le tocaron la boci¬na en un peaje, un conductor reacciona brutalmente cuando otro le hace luces para pedirle paso, gente que desperdicia dinero y esfuerzo tratando de demostrar un status social que no tiene.
Siempre hay más y peor: una mujer mata brutal¬mente a su marido después de una larga relación de torturas, personas abusan de niños por mero placer, se cometen asesinatos masivos, hay gente que destru¬ye y justifica su crimen diciendo "no gustó cómo me miraba" o "hablaba demasiado". Esta es una larga lista de acciones sin sentido que vemos en el pasar diario, en los noticieros, una enumeración de hechos que lamentablemente podría continuar indefinida¬mente. La pregunta a hacernos sería: "¿Qué es lo que desata tal crueldad en una persona sin generarle nin¬gún tipo de remordimiento?"
Los psicópatas están en todos lados. Psicópata no es solamente un estafador, un asesino serial, sino que puede ser una persona que está en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, en cualquiera de los ámbitos
donde nos movemos. Los psicópatas son expertos en la mentira y en los engaños y tienen como fin traicio¬nar y arruinar tu vida.
Siendo estos rasgos muy generales de la personali¬dad de un psicópata, seguramente en nuestra cabeza ya debe estar sonando una alarma que nos alerta acerca de cuán peligroso puede llegar a ser tener cerca nuestro a un individuo de estas características.
Es de suma importancia remarcar que estos perso¬najes no son antisociales a simple vista, sino que se ca¬racterizan por su capacidad de adaptarse y alterar su forma rápidamente.
Muchos profesionales los comparan con reptiles, en mayor medida con el camaleón, por su gran capa¬cidad de cambiar de actitud adaptándose a la que le resulte más ventajosa.1
Veamos ahora un poco más detenidamente cómo se manejan y qué características tienen para poder reco¬nocerlos y una vez que lo hagamos, vivir lo más lejos posibles de todos ellos.
2. Características de una mente psicopática
Para comenzar, tengamos en claro que los psicópa¬tas representan a las personas que no tienen culpa ni angustia, que mienten, engañan, roban y no sienten ab¬solutamente nada por el daño que causan.
El psicópata mostrará una imagen falsa todo el tiempo, tratando de hacer creer que está interesado en lo que en realidad no lo está.
Sus rasgos y sus actitudes más llamativas son al¬gunas de estas:
• Revelan una imagen que en realidad no tienen y que ellos mismos inventan: necesitamos estar
1. VICENTE GARRIDO, "El psicópata", Alzira, Editorial Algar.
atentos con los que cuidan en un grado exacerba¬do su apariencia. Observemos si su interior coin¬cide con su exterior
• Son personas que no aman a nadie: aprendamos a mirar no lo que dice la gente, sino sus conductas. Las personas que sólo ven dinero por todos lados y la forma en cómo quedarse con él, ¡son psicópa¬tas! Cuando lo único que alguien quiere es poder, estamos frente a un psicópata
• Los otros sólo le servirán al psicópata para alcanzar mejores finanzas, sexo y poder; los psicópatas apa¬recerán cuando el éxito llegue a tu vida, pobre no le resultas de utilidad. Si lograste algo, esta persona tóxica querrá ponerse en contacto contigo para ro¬barte y destruirte
• Siempre se ofenden por todo: ¡cuídate del que se ofende rápidamente! Te manipulará diciéndote: "¡Lo que me dijiste me dolió mucho, no me lo me¬recía! "El psicópata va a querer manipularte y controlar tu vida
• "Llevan y traen" todo el tiempo: ten cuidado con el que habla mal de otra persona porque mañana hablará mal de ti a otros
• Adoptan máscaras de espiritualidad y religiosi¬dad: un psicópata no sólo vive dentro de su casa si¬no que trabaja, va al club, practica hobbies, hace lo que hacemos todos y aún más. Muchas veces se es¬conde detrás de la Iglesia, camina con la Biblia de¬bajo de su brazo pero no sabe dónde empieza ni dónde termina el texto
• Son resentidos y amargados: los psicópatas tienen su visión personal de los hechos. Son intocables y nadie puede decirles ni sugerirles nada; si lo haces te dirán: "A mí nadie me dice lo que tengo que ha¬cer, yo tengo mi visión, mi punto de vista". Pueden ser tus amigos mientras le sirvas para su misión y sus objetivos, pero cuando le digas que "no" a algo que te pide, se irán o se lanzarán contra tu vida. Re¬cuerda: ellos trabajan con su agenda privada para lograr lo que les interesa
El psicópata es un experto en el arte de usar más¬caras, manipular, mentir y engañar sin escrúpulos. Debemos recordar también que los psicópatas suelen ser individuos sumamente locuaces: siempre tienen a flor de piel respuestas rápidas, tienden a ser muy con¬vincentes, saben expresarse con encanto y son capaces de "vendernos" cualquier realidad que obviamente los haga quedar bien a ellos.
El sujeto que padece este tipo de patología tiene en todo momento la sensación de que es mejor que los demás, posee un egocentrismo desproporcionado y el sentimiento de que puede hacer cualquier cosa que quiera, cómo y cuando quiera. Su meta perma¬nente es buscar el poder y el control de todos los que están a su alrededor; esa necesidad lo convierte en un ser incapaz de comprender que haya personas que tengan ideas diferentes a las suyas. Y si agregamos a estas conductas el hecho de que el psicópata conside¬ra al otro como simple objeto, entenderemos por qué se le hace tan sencillo maltratar, lastimar y abusar de los demás, sintiéndose con pleno derecho a hacerlo con impunidad.
En resumen el psicópata es:
• Sumamente egocéntrico
• Orgulloso: posee una autoestima muy elevada
• Manipulador
• Mentiroso
• Cruel
• Agresivo
• Caprichoso
• Antisocial
• Muy impulsivo
• Ilógico y sin capacidad de autocontrol
• Irresponsable
• Carente de empatia
• Incapaz de sentir pena o arrepentimiento
• Calmo aún en situaciones extremas
• Indiferente a las consecuencias
• Incapaz de detectar el sufrimiento humano
• Alguien que considera que el otro es simple¬mente un objeto
• Muy observador
• Desvergonzado
• Capaz de adaptarse y cambiar de forma rá¬pidamente
• Por lo general, muy elocuente y convincente
• Atractivo
• Muy superficial
• Frío
• Incapaz de mantener lazos con ninguna per¬sona salvo por interés
3. "Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía" (Anaxágoras, filósofo griego)
Tenemos que prepararnos porque este tipo de gen¬te, como ya vimos, puede estar en todos lados. Lo que necesitamos es conocer las estrategias más comunes que utilizan para manipularnos y convertir nuestras vi¬das en una pesadilla.
Los primeros pasos del psicópata serán:
• Entrar a tu círculo afectivo: es donde está la gente que te ama y que amas, donde también están tus mentores, aquellos que te ayudan a avanzar. Allí, en ese mismo ambiente, ellos tratarán de estar. Sa¬ben que si logran entrar en tu círculo afectivo ínti¬mo podrán entrar a tu mente y destruirte. Por to¬dos los medios tratarán de robarte la paz
• Quedarse a vivir contigo: cuando tu odio, bronca y furia se hayan hecho carne en ti significará que el psicópata ha ganado la pelea:
- Cuando lo que te dijeron influya en tu estado de ánimo, en tus emociones y boicotee tu accionar, cuando pase el tiempo y tú sigas sintiendo ren¬cor, recordando cada batalla, el psicópata habrá cumplido su objetivo
- Cuando comiences a estar atento a todos sus movimientos y te interese por sus opiniones, le estarás dando la bienvenida
El psicópata simplemente actúa. Pero esa impulsivi¬dad no es más que una reacción a su necesidad de satis¬facción inmediata. El psicópata necesita todo el tiempo experimentar el vértigo en su vida, ya que todo lo que ha vivido le resulta aburrido; su mente y sus emociones le generan un hambre desmedido de vivir cosas nuevas. Y es por eso que es tan usual que los psicópatas terminen siendo los criminales más crueles que la humanidad ha¬ya conocido. Esto no significa que todo psicópata es un criminal, sino que si existiera una personalidad criminal, ésta se estaría teñida de los rasgos del psicópata, ya que a nadie más que a él le gusta quebrantar las leyes y accio¬nar mediante la violencia y el engaño.
Pero el psicópata no es sólo el criminal: es el padre de familia, el amigo, el hombre de negocios, el jefe a quien no entendemos, el policía, el artista, el cura, el político, etc. Un individuo de esta calaña puede estar escondido en cualquier lugar de poder, ya que llegar adonde quiere nunca le resulta muy conflictivo gra¬cias a su elocuencia, a su naturaleza encantadora y a su falta de escrúpulos.
4. ¿Cómo hacer para sacarse un psicópata de encima?
Básicamente con indiferencia: no te detengas a inte¬riorizarte de absolutamente nada de lo que hace. Indi¬ferencia es hacer como que no existe. ¡Ojo! no significa ig-norar, porque al ignorarlo estoy hablando de él y per¬mitiendo que entre en mi círculo afectivo, sólo hay que erradicarle con indiferencia.
Edgar Alian Poe dijo: "Cuan¬do deseo averiguar lo bueno o ma¬lo que es alguien, o cuáles son sus pensamientos en un momento de¬terminado, adapto la expresión de mi rostro, lo más ajustadamente posible, de acuerdo con la expre¬sión del suyo, y entonces espero a ver qué pensamientos o sentimientos surgen en mi mente o mi corazón, para encajar o corresponder con esa expresión." 2
Prestemos mayor atención a las alertas que nos da nuestro propio ser con respecto a las otras personas.
Debemos estar atentos a lo que nos pasa y analizar lo que sucede con nosotros, porque cada vez que un psicó¬pata entre a nuestras vidas será porque le dimos lugar.
La primera impresión que tengas de una persona es sumamente importante; los primeros cinco minutos son primordiales. Sin embargo éste no es el único pa¬rámetro en el que debemos apoyarnos. Hay muchas variables que pueden influir en como una persona te cae por primera vez y si no confiaste en ella al instan¬te, simplemente pon límites a la relación, no bajes la guardia pero tampoco la condenes. No gastes energía en ir evaluando a la gente por pasatiempo; lo que sí es sumamente importante y sano es poner límites a las relaciones interpersonales que establecemos.
Para sacar a los que ya entraron y me hicieron daño, tengo que perdonarlos; la bronca está, pero debo per¬donarlos igual; saca a la gente tóxica que quedó enlaza-da a tu círculo de afectos y deja entrar a los mentores que están esperando, a tus conexiones de oro, a los que te acercarán a tu propósito. Los psicópatas se arruinan so¬los, no te preocupes.
Es cierto: alguien saldrá de tu círculo íntimo, pero ¡prepárate! ¡Los mejores están por llegar! No entres en
2. Edgar Alian Poe es citado en Daniel Goleman, Inteligencia Social, México, Editorial Planeta, p. 31
"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo." Abraham Lincoln
juegos ajenos, sigue con tus estrategias. Haz historia, no le entregues a los psicópatas lo que te pertenece sólo a ti.
No permitas que tu vitalidad sea dañada ni que su accionar te intimide en el vínculo interpersonal que a diario estableces con las personas que te rodean.
Levanta un cerco alrededor de tu intimidad y no permitas que nadie viole tus emociones; escribe un car¬tel bien grande que diga: "¡Prohibido entrar!"
Aprendamos a alejarnos de todo encuentro social que nos resulte tóxico. Alimentemos nuestros vínculos sociales saludables y cortemos todo tipo de conexión con aquellos que decidieron contaminar y amargamos el día desde el momento en que nos levantamos.
CAPÍTULO 7 El mediocre
Vemos sobre la marcha, seguro que es una tontería. No se preocupe, con un poco de pegamento lo arreglamos.
RESPUESTA DE UN PLOMERO A UNA MUJER
A LA QUE SE LE INUNDÓ TODA LA CASA.
1. Mejor malo conocido que bueno por conocer: falso
Cada día días te levantas y haces lo urgente, pero no haces lo importante. Cada mañana piensas en lo que tienes que hacer durante la jornada, pero tal vez te ol-vides de ti, que eres lo más importante.
¿Cuánto tiempo hace que no te preparas un buen de¬sayuno? ¿que no lees un buen libro? ¿que no vas al cine o comes un buen asado? ¿Cuánto hace que no accionas hacia lo que proyectas desde hace tanto tiempo?
Y al otro día, ¿qué haces?: te vuelves a levantar, vuelves a hacer lo urgente y nuevamente tú no quedas incluido en los planes. ¿Dónde quedaron tus sueños, tus metas? ¿cuál es el beneficio de vivir a expensas de las demandas ajenas, de satisfacerlas sin separar tiem¬po para lo que realmente es importante?
Una de las cosas que hemos perdido, en esa bendi¬ta urgencia por cumplir con lo que se nos pide a diario, es el hábito de apartar el tiempo que necesitamos para capacitarnos y mejorar continuamente.
Piensa que si hoy no estás creciendo, estás decre¬ciendo.
Tal vez, cuando te recibiste, estabas lleno de sueños y de proyectos, pero luego te sumergiste en la vorágine diaria y todo aquello que tenías planificado comenzó a borronearse. Entonces te llenaste de miedos y de insegu¬ridades y te paralizaste. Sin darte cuenta, te subiste al tren y seguiste a la manada y hoy corres y vas hacia don-de todos van, sin ver que muchos van hacia la nada o simplemente, hacia el lugar donde todo está en calma, pero nada pasa.
Es el paisaje del conformismo, de los eternos le¬targos e infinitos sueños donde el vacío se hace cada vez más grande y las ilusiones se desvanecen. Es por eso que no tienes respuestas o que siempre alcanzas los mismos resultados.
Paul Meyer decía: "El noventa por ciento de los que fracasan no han sido derrotados sino que en realidad; ellos han renunciado."
¿Tienes miedo de arriesgar y perder? No importa, en¬fréntalo y avanza igual. El temor es parte de nuestra natu¬raleza. Desde el génesis, el principio de todo, el hombre sintió temor ante lo desconocido. Hasta los que alcanza¬ron el éxito, en algún momento, también han sentido temor. La diferencia es que esa emoción no los detuvo ni los paralizó.
El temor te agota, te debili¬ta, te habla en negativo y te en¬ferma. El temor dificulta aún más la situación.
Montaigne escribió: "Lo que más temo es el temor."
Y es este miedo el que muchas veces nos hace clau¬dicar, abandonar sin presentarle pelea a cada situación. Lo que hay que hacer es decidirse a levantarse de la mediocridad y a avanzar "a pesar de"; en el camino en¬contrarás las herramientas para volver a empezar cada vez que lo necesites.
El cirujano inglés Lloyd-Jones expresa en su libro "Depresión Espiritual, Sus causas y su cura": "La mayor
"Más instructivos son los errores de las grandes inteligencias que las verdades de los ingenios mediocres."
Arturo Graf
parte de la infelicidad que sientes en tu vida se debe al hecho
de que te estás escuchando a ti mismo, en lugar de hablarte a
ti mismo". Necesitamos vernos realmente como somos y no como nos imaginamos ser.
2. No te resignes a ser uno más del montón
Tal vez hoy estés en un puesto que no te interesa, pero que ocupaste porque en su momento no tenías al¬ternativa y necesitabas trabajar sí o sí; quizá cuando quisiste tomar un seminario o empezar una carrera no se dieron las condiciones para que pudieras hacerlo.
Hoy pasaron los años y piensas que ya es tarde, que estás grande, que estás cansado, que no tienes tiempo. Todas son excusas que te limitan a ir por más, por mucho más.
Así es como nos acostumbramos a sobrevivir sin arriesgarnos a pensar en lo nuevo, en lo mejor y en lo ex¬celente que está a nuestro alcance si nos atrevemos a rom¬per con viejos ritos, costumbres y paradigmas obsoletos.
Los seres humanos tendemos a conformarnos y a aferramos a lo conocido por miedo a perder lo que ya hemos conseguido.
Einstein citaba: "El mundo que hemos fabricado como resultado del nivel de pensamiento que hemos utilizado has¬ta ahora crea problemas que no podemos solucionar con el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos."
Hoy nos enfrentamos a la mejora continua: están al alcance de nuestras manos técnicas, herramientas, se¬minarios, cursos y especialidades que podrían optimi¬zar y mejorar al ciento por ciento la calidad de los re¬sultados que estamos obteniendo. Todo está a nuestra disposición. Si existen consultorías que podrían efecti- vizar al máximo nuestro rendimiento, ¿por qué no to¬marlas? ¡No desperdicies esta oportunidad!
Carlos Zais cita: "Los ejecutivos de recursos huma¬nos reciben cada semana docenas de llamadas telefónicas
de individuos y de compañías que ofrecen un nuevo enfo¬que. Con tanta sabiduría a nuestra disposición, ¿por qué no estamos más satisfechos y somos más eficaces
Pero resulta ser que cuando revisamos nuestra his¬toria nos damos cuenta de que nos hemos detenido en un estanque, y de que esa quietud no es la situación propicia para la productividad, la acción y los resulta¬dos extraordinarios.
Ubícate en medio de esa revisión correctiva para de¬jar atrás lo obsoleto, lo que te detiene, y avanza hacia lo que sí te dará nuevos resultados. No fuimos creados pa¬ra vivir en medio de la insatisfacción y el stress continuo, ni sumidos en la depresión o frustración; todo lo contra¬rio: disponemos de potencial, fuerzas y energía para cuestionar los imposibles y meternos en un mundo en el que, para los que tienen fe, nada es imposible. Refutemos nuestras propias creencias y modifiquemos el contexto en el cual nos movemos. En 1961, John F. Kennedy habló frente al Congreso y dijo: "Antes de que termine esta déca¬da, esta nación debe comprometerse con la meta de poner a un hombre en la luna y lograr que regrese sano y salvo a la tierra."
Lo declaró y lo logró, y si él lo hizo, tú también puedes hacerlo. Los cambios podrán suscitarse a partir de que consigas dar un giro de 360 gra¬dos, de que rompas con los paradigmas y elimines los im¬posibles. Decídelo y muévete para alcanzarlo.
3. ¿Para qué más? Así estamos bien
¿En qué estás ocupando la mayor parte de tu tiem¬po? ¿en lo que realmente es trascendente e importante o en aquellos detalles que te detienen y retrasan tus ob-jetivos? ¿Cuáles son aquellas creencias que hoy todavía te frenan y no te permiten avanzar a tiempo récord?
1. ZAISS, CARL, "Transforme la calidad de sus relaciones con los demás ", Editorial Universitaria Areces, p. 45
"El cambio es una puerta que sólo puede abrirse desde dentro."
Terry Neill
¿Podrán ser el desánimo, el desengaño, la ausencia de un mentor en tu vida o en tus relaciones, el perfeccio¬nismo, los falsos patrones culturales o la mediocridad en la que muchos viven inmersos?
La mediocridad, la chatura y el letargo son conta¬giosos, como cualquier otro de los síntomas de los que hemos hablado. Pereza, falta de estímulo, pérdi¬da de sueños y de visión han llevado a muchos a con¬formarse con una vida monótona, pero claro, sin so¬bresaltos. Para ellos, lo importante es llegar a fin de mes, y eso no está mal, pero tengo que decirte que es¬tás perdiéndote lo inesperado y lo extraordinario que puede alcanzarte.
Te levantas, cumples con la rutina diaria, vas al tra¬bajo o a la universidad, cumples el horario laboral fija¬do, tomas el subte o el medio de transporte que uses y vuelves a tu casa; si eres mujer, seguramente te ocupas de los niños, y si no, como la mayoría de los hombres, preguntas qué es lo que hay para comer, prendes la te-levisión, comes... y a dormir. Y así pasan tus días, in¬mersos en una red vacía donde el estímulo, los sueños, los éxitos y lo trascendental no tienen lugar.
En esa misma rutina y monotonía, nuestras rela¬ciones se terminan o se reducen y con ellas las posi¬bilidades de abrirnos a un mundo lleno de desafíos y de riesgos, pero también de éxitos y beneficios que nos están esperando.
¿Quién no se encontró alguna vez con un compañe¬ro en el trabajo que le dijo:
• ¿Para qué te vas a esforzar? ¿por lo que te pagan?
• ¿No conoces el artículo 22? Te corresponden dos días por mudanza, tres por limpieza, dos por fumigación
• ¿No te afiliaste al sindica¬to? Yo hago paro siempre, no sé si soy de tal o cual gremio, pero yo paro igual
"Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance." Frangois Alexandre, duque de la Rochefoucauld-Liancourt
• ¡No te esfuerces más! Total la plata se la lle¬van ellos
• Tengo a alguien para presentarte, dile a tu mujer que tienes mucho trabajo. ¿Qué te va a pasar por una vez?
O un compañero en la universidad o en la escuela que te dijo:
• ¿Para qué vas a estudiar más, si con 4 te eximes?
• Conozco a alguien que nos puede conseguir el título.
• No te preocupes, yo sé de alguien, que apenas tengamos el título, nos hace entrar
Mediocridad, mediocridad, mediocridad. Todo esto hace referencia a relaciones interper¬sonales con calidad menos cero, a mandatos imperativos o ex¬plícitos que rigen nuestras con¬ductas y nos hacen errar el blanco.
Vives en el eterno letargo, sin hacerle mal a nadie, sólo a ti mismo.
Nuestra mente graba todo lo que se nos dice, pero también todo lo que no se nos dice, se llena de vacíos; y así es como vivimos, o mejor dicho "sobrevivimos", con creencias erróneas que asumimos e incorporamos como verdaderas.
Limitarse es una manera de morir, de decrecer, de aplastarse y de sumergirse en una monotonía y en una ru¬tina que no tiene desafíos ni éxito. Unirte a gente medio-cre es unirte a gente tóxica, sin darte cuenta de que el aire enviciado entra por tus poros, por la dermis, y te enferma.
Tal vez muchas veces te preguntaste: "¿Por qué al¬gunos alcanzan el éxito y su nombre es reconocido en las naciones y otros pasan desapercibidos aún dentro de sus propios límites?"
"El milagro no es que hagamos un determinado traba¬jo, sino que estemos contentos de hacerlo" decía Teresa de Calcuta.
"Se ha hecho una virtud de la moderación para limitar la ambición de los grandes hombres y consolar a los mediocres de su poca suerte y escaso mérito."
Mi respuesta es que mien¬tras unos se conforman con lo que alcanzaron, los "exitosos" se dispusieron a correr la milla extra, a trabajar no para su je¬fe, sino para su propio apren-
dizaje, y se perfeccionaron para que, una vez prepa¬rados, pudieran ser promovidos a un nuevo nivel de liderazgo y de éxito.
Thomas Watson, el fundador de IBM decía: "Si quiere usted alcanzar la excelencia, puede lograrlo hoy mismo. A partir de este segundo, no haga ningún trabajo que no sea excelente."
4. Relaciones, conexiones, en fin: resultados
¿Con quién estás caminando hoy? ¿con quién estás compartiendo tus almuerzos, tus salidas, tu tiempo? De la calidad de las relaciones que
establezcamos dependerá direc¬tamente el nivel de éxito que ex¬perimentemos.
El escritor Tom Peters nos da la siguiente estadística: "48 sema- —
ñas de trabajo al año dan, quitando fiestas, 225 oportunidades para establecer relaciones al mediodía. Sería inteligente por su parte que calculase su porcentaje de éxitos poniendo como deno¬minador 225 (o 450: el desayuno es un mercado en alza). Aun¬que tenga que tomar un antiácido o acudir más al gimnasio, no desperdicie la oportunidad que representan estas comidas. "2
Muchos de los esfuerzos y las energías de que dis¬ponemos para encarar un proyecto se derrumbarán si nos aliamos a personas inadecuadas o tóxicas. Habrá quienes se propondrán amargarte la vida y estarán quienes te serán tus mentores y te ayudarán a subir un escalón más. ¡No te ates a la mediocridad, no pactes con nadie, sólo con ti mismo!
2. PETERS, TOM, "210 Ideas para ascender y sobresalir. En busca del Boom", Editorial Deusto.
"Los títulos diferencian a los mediocres, embarazan a los superiores y son desprestigiados por los inferiores." George Bernard Shaw
"Los seres más mediocres pueden ser grandes sólo por lo que destruyen. André Maurois
Desafía tus relaciones: ¿quié¬nes te estuvieron acompañan¬do hasta hoy?
• ¿Avanzaste? • ;Te estancaste?
• ¿Qué logros adquiriste?
• ¿Ganaste oportunidades o perdiste beneficios que ya habías adquirido?
El balance: ¿es positivo o negativo? Por años nos dispusimos a sobrevivir, nos subimos a la máquina todos los días y desde allí avanzamos sin
discernir la calidad de relacio¬
nes que a diario íbamos esta¬bleciendo y el efecto que estas mismas producían.
¿Cuántas veces estableci-
mos pactos, sociedades o convenios que a diario nos paralizaron?
Charles Handy dice: "No todo el mundo va a optar por experimentar con su propia vida. Es denwsiado arriesgado. Re¬sulta triste, porque entonces estamos condenados a vivir en ca¬jas que nosotros mismos nos hemos fabricado o que hemos per¬mitido que otros fabriquen para nosotros."
Tal vez, las relaciones interpersonales que hoy tie¬nes interfieren en el resultado de tus objetivos. Esto no implica que las personas en cuestión tengan malas in-tenciones necesariamente, sino que llegaron a un tope y allí decidieron quedarse, permanecer seguras y tran¬quilas en lugar de seguir soñando, pero recuerda: ¡esa no es nuestra naturaleza!
Los científicos afirman que una persona media ela¬bora al día setenta mil pensamientos; si decidiéramos ejecutar tan sólo uno o dos por día, ¿te imaginas los re¬sultados que obtendríamos? Confía en tu instinto y no te detengas. Si te equivocaste, levántate y sigue.
Kevin Nelly cita: "Respeta tus errores. Un truco sólo da resultado durante cierto tiempo, hasta que todos los demás aprenden a hacerlo. Para avanzar se necesita un nuevo juego."
"La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa." Albert Einstein
"Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento." William Somerset Maugham
¿Qué decides ser hoy? ¿Un ganador o un mediocre, un conformista? Dependerá de ti.
¿Quiénes aceptarás que te acompañen en este nue¬vo proceso? Dependerá de ti.
¿Quiénes formarán parte de tu red de relaciones in¬terpersonales? Dependerá de ti.
En cualquier trabajo, "la diferencia entre ser grande o ser mediocre y miserable, estriba en poseer o no la imaginación y el entusiasmo para re-crearse uno mismo todos los días."3
Delante nuestro hay una gran tarea: transformar nuestra red de relaciones interpersonales, alejarnos de aquellos que son tóxicos y sumar a los que tienen una mente abierta al cambio, a la superación y a la mejora continua. Cuanto mayor sea tu red de relacio¬nes, cuantas más personas conozcas, más poder e in¬fluencias irás acumulando a tu favor y servicio para todo lo que te propongas en la vida.
Tom Peters, nos enseña cómo mejorar y aumentar nuestra red de relaciones interpersonales con ciertos tips que atraerán beneficios para nuestros objetivos:
• Acuda a las fiestas
• No desperdicie una sola comida sin compa¬ñía: 48 semanas de trabajo al año dan, quitan¬do fiestas, 225 oportunidades para establecer relaciones al mediodía
• Utilice el teléfono
• Estudie hasta el último extremo todo lo refe¬rente a sus relaciones
• Gane credibilidad "desde afuera hacia aden¬tro" evitando así el politiqueo interno: hágase tan indispensable para los de afuera, que los de adentro no puedan atreverse a tocarle ni con guantes
• Gane credibilidad sobre el terreno
J. PETERS, TOM, "210 Ideas para ascender y sobresalir. En busca del Boom", Editorial Deusto, p.13.
• Las personas huelen el compromiso personal (o la falta de él) desde una milla de distancia
• Devuelva las llamadas lo antes posible
• Vístase para ganar4
Estás capacitado para revertir cualquier situación, romper con la mediocridad y ser el profesional, el hom¬bre o la mujer exitosa que está dentro tuyo.
"A través de la historia, los cambios realmente funda¬mentales en las sociedades no han tenido lugar por impo¬sición de los gobiernos ni como resultado de las batallas, sino a través del cambio de mentalidad, en ocasiones sólo un cambio ínfimo, de un gran número de personas." (Harman 1998, viii).
Y ese cambio, ¡puedes hacerlo tú!
5. ¡Es hora de levantarse!
Por años hemos aceptado todo cuanto se nos ha dicho como si se tratase de verdades absolutas, y en obediencia hemos rechazado lo que a "los otros" les funcionaba y los colocaba en lugares de poder y liderazgo.
Hoy, en una búsqueda de maximizar lo que hemos aprendido, sabemos que la verdad es aquella que nos lleva a los resultados extraordinarios, a estrategias que nos acercan a la meta y nos motivan a un compromiso de alcanzar mayores logros.
La lucha no es por alcanzar la razón, sino por mejo¬rar nuestra calidad de vida.
Podemos quebrar la mediocridad y el conformis¬mo, ¡sí, disfrutar lo que hemos alcanzado! y luego ir por mucho más.
Proponte nuevas metas y ¡cúmplelas!
• Haz todo con mayor calidad y eficiencia
• Sé puntual en tus reuniones y en todo lo que hagas
4. PETERS, TOM, "210 Ideas para ascender y sobresalir. En busca del Boom", Editorial Deusto, pp. 36-39.
• Conviértete en tu propio jefe y quien evalúa tus resultados
• Cuida los detalles, incluido tu aseo personal
• No pierdas tiempo en tratar de demostrar tus opiniones
• Crea, renuévate cada día
• No sigas a la manada
• Mira el sueño completo, dibújate dentro de él mismo y no te detengas hasta alcanzarlo
• No seas perfeccionista, sé excelente
• No te corrompas
Cita Saúl Alinsky: "El que teme a la corrupción, teme a la vida". Lo que nos aconseja este hombre que force¬mos los límites: "Cuando uno entra en la pelea con vigo¬roso entusiasmo es posible que viole las quisquillosas nor¬mas del poder establecido y provoque su cólera. (Dígame el nombre de un auténtico reformador que no haya estado en la cárcel. Yo no sé de ninguno)."
• Dale siempre una vuelta de tuerca a las cir¬cunstancias, pregúntate: ¿cómo lo haría tal? ¿y si yo también lo intentara así?
• Sé agradecido
• Sé responsable
• Pregúntate: ¿con qué lente estoy mirando mi vida? "Nosotros no vemos las cosas tal y como son; las vemos tal y como somos nosotros"
Desde esta nueva posición, la visión que elaboremos de los hechos cambiará, podremos refutar lo que no nos sirve, y avanzar hacia lo nuevo. Desde este lugar, la me¬jor gente y las mejores relaciones se acercarán a tu vida.
Bernard Shaw decía: "Las personas siempre achacan la culpa de lo que son a las circunstancias. Yo no creo en las cir¬cunstancias. Los que salen adelante en este mundo son per¬sonas no conformistas, que buscan las circunstancias que ellos desean, y cuando no las encuentran, las crean."
Tu ADN dice: nacido para triunfar. Hazte ver, no eres mediocre, ¡eres un campeón!
6. "Vamos por más."
Aceptarnos a nosotros mismos nos posicionará co¬mo personas habilidosas. Y es esta misma aceptación la que nos capacitará para ser personas eficaces, dispues¬tas a mejorar continuamente.
Aceptarse a uno mismo es felicitarse, cuidarse y res¬petarse. Todo lo que necesitas para triunfar está dentro tuyo. Tus emociones te pertenecen: dependerá de ti ser el generador de cada logro que alcances. Toma la deter¬minación de ser el hombre o la mujer que quieres ser. No esperes que los otros cambien para que puedan acompañarte en el camino de tus sueños, comienza a moverte tú primero; si te siguen, ¡mejor!, de lo contra¬rio nadie podrá robarte el placer y la felicidad que se siente al haber alcanzado todo lo que te propusiste por tus propios medios. Eres el dueño de tu mente, de tu cuerpo, de tus emociones, no el inquilino.
Renueva tu mirada interior y proyéctate a lo que quieres ser.
John Milton expresó: "La mente tiene su propio lugar, y en si misma puede convertir al infierno en cielo, o al cie¬lo en infierno." Genera cambios. Deja todo aquello que vienes haciendo y que hasta hoy no te dio resultados y ya no te sirve más.
Es tiempo de que comiences a darle valor a tu vida, a tu estima, a tus pasiones, a tus metas, a tus sueños. Los cambios los realizan las personas efectivas, auda¬ces, y con mente exitosa. Poner límites a todo lo que nos frena no es una opción, es un derecho. Dentro tuyo hav un potencial y un poder que todavía ni tú sabes todo lo que es capaz de generar.
Ya es tiempo de hacer lo que hay que hacer, ya no es tiempo de preguntarse: ¿estará bien o estará mal? ¿que hago? ¿qué van a pensar de mí?
No busques la seguridad ni la felicidad en fuentes equivocadas o en el afuera. Comienza cada mañana por renunciar a la mediocridad, por darte importancia
Valorarte implica darte un lugar y colocar tus metas en el sitio de prioridad.
Es tiempo de nacer, de crecer y de triunfar. Tienes el potencial y la vida que necesitas para lograrlo, ¡no los desperdicies ni se lo regales a nadie!
Y recuerda: la carrera es de los valientes, no de los mediocres. La vida la arrebatan los que se animan y le dan pelea.
CAPÍTULO 8 El chismoso
Te lo digo porque lo sé de muy buena fuente UN COMPAÑERO DE OFICINA A OTRO
1. Chisme va, chisme viene
— "¿Te enteraste de que la secretaria del tercer piso de la oficina de... se acostó con el muchacho nuevo que entró hace un mes?"
— "Yo sé de buena fuente que los de abajo venden droga"
— "¿Viste que la de al lado, la de la segunda puer¬ta, tiene novio nuevo?"
¿Te suenan conocidas estas frases? Seguro que sí. Se trata de los "chismes", chismes destructores de vidas, chismes de pasillo, de trabajo, de vecindarios, de ejecu¬tivos, de iglesias. Hay chismes que han terminado con familias enteras, chismes que han producido peleas, batallas, rivalidades. ¿Cuántas personas conoces o co¬nociste que tomaron al chisme como su actividad favo¬rita? El chisme es el deporte oral más antiguo que se co¬noce: aún antes de la escritura, "el boca en boca" era hace muchísimos años la forma que se utilizaba para transmitir los mensajes.
"Si a las armas las carga el diablo, las municiones las esconde en la boca", dice el libro de Proverbios. El
chisme seduce, hipnotiza, fascina, atrae, encandila y también destruye.
Ahora bien, ¿quiénes son los que dan vida y autori¬dad o poder a las habladurías?
Los rumores están vivos porque la gente cree en ellos. Cada rumor tiene su mercado: hay personas a las que les encanta chismear sobre temas del trabajo, ya sea de sueldo, de horario o de uniformes; se trata de ese tipo degente que sabe hasta las veces que te levantaste de la silla y el tiempo que tomaste para descansar un rato. El rumor es una información difundida sin verificación ofi¬cial, es decir, una explicación no confirmada de los acon¬tecimientos. Cuando uno habla de aquello cuya fuente original no ha confirmado, se transforma, no en un co- municador, sino en un cómplice del chisme, en un chis¬moso. ¿Chismoso yo? Sí, escuchaste bien, chismoso tú. Es tan chismoso el que lo vende como el que lo compra. El chisme nace de una voz que casi nunca se puede identi¬ficar. Pero esto no es lo importante, ya que el rumor es siempre una construcción grupal que surge en forma es¬pontánea y sin planificación. Todos los que participan o co¬mentan el rumor son sus cons-tructores, puesto que cada uno aporta algo al mismo, como el teléfono descompuesto.
"Las palabras del chismoso son como bocados sua¬ves que penetran hasta las entrañas."
2. Dimes y diretes, chismes y rumores
Todos captamos lo que sucede en el mundo exte¬rior por medio de nuestra percepción. En sí, es impo¬sible decodificar un hecho que vimos o escuchamos en forma total y absolutamente objetiva. Nuestra percepción selecciona elementos y los interpreta. Pe¬ro claro, nuestra percepción no
"Un chisme es como una avispa;
si no puedes matarla al primer golpe, mejor no te metas con ella."
George Bernard Shaw
"Resulta verdaderamente asombrosa la prontitud con que un chisme basta para distraer la atención de una con¬versación intelectual."
es infalible: por eso, muchas veces nos da una informa¬ción falsa, distorsionada, y nosotros la tomamos como verdadera. En este sentido, los rumores pueden nacer de la mala interpretación de un mensaje.
Buscar al responsable primario del rumor no tiene sentido, ya que lo importante es admitir que es uno mis¬mo quien ha creído el rumor y se ha equivocado al comen-tarlo. Siempre nos proponemos buscar "al malvado que dijo eso" y así, magistralmente, perdemos de vista que no¬sotros también somos responsa¬bles (aunque evitemos admitir nuestra propia participación). Aquellos que siguen hablando del chisme después de haberlo escuchado son tan responsables como su autor. Es uno mismo quien, al creerlo o al comentarlo a otro, lo difunde.
Hay tres leyes en todo rumor:
• La ley de Reducción: el rumor tiende a acortarse y a hacerse cada vez más conciso. Los detalles desa¬parecen y se reducen en su extensión.
• La ley de acentuación: es la que implica la percep¬ción, retención y narración selectiva de un núme¬ro de pormenores dentro de un contexto. Se enfa- tizan ciertos detalles y otros se dejan de lado. En todo rumor hay exageración.
• La ley de asimilación: las personas "ordenan" el ru¬mor dándole "buena forma". Le agregan pequeños de¬talles que le dan más consistencia y veracidad al relato.
Veamos el siguiente ejemplo:
1. Del director general al gerente:
"El viernes próximo, alrededor de las 5:00 PM, apare¬cerá el Cometa Halley en esta zona. Se trata de un even¬to que ocurre cada 78 años; por favor, reúna a los trabaja¬dores en el patio de la fábrica con cascos de seguridad, que allí les explicaré el fenómeno. Si estuviera lloviendo
"No todos repiten los chismes que oyen. Algunos los mejoran." Anónimo
no podremos ver este raro espectáculo a ojo descubierto. En tal caso, todos deben dirigirse al comedor donde se exhibirá un documental sobre el Cometa Halley."
2. Del gerente al director de recursos humanos:
"Por orden del Director General, el viernes a las 5 de la tarde aparecerá sobre la fábrica, si llueve, el Cometa Halley. Reúna a todo el personal con cascos de seguridad y llévelos al comedor, donde tendrá lugar un raro fenó¬meno que sucede cada 78 años a ojo desnudo."
3. Del director de recursos humanos al jefe de personal:
"A solicitud del Director General, el científico Ha¬lley, de 78 años de edad, aparecerá desnudo en el come¬dor de la fábrica el próximo viernes a las 5 de la tarde, usando casco de seguridad; pues será presentado un documental sobre el problema de la lluvia y el director hará la demostración en el patio de la fábrica."
4. Del jefe de personal al jefe de turno:
"El viernes a las 5:00 pm. el director, por primera vez en 78 años, aparecerá en el comedor, para filmar el documental "Halley Desnudo", junto al famoso cientí¬fico y su equipo. Todos deben presentarse con cascos de seguridad, porque el documental tratará sobre la se¬guridad en condiciones de lluvia."
5. Del jefe de turno al jefe de brigada:
"Todo el mundo, sin excepción, debe presentarse desnudo con los zapatos de seguridad de la fábrica, en el patio de la misma, este viernes a las 5:00 pm. El di-rector vendrá acompañado de Halley, un artista muy famoso y de su grupo, que mostrará el documental "Bailando bajo la lluvia". En caso de que llueva de ver¬dad, hay que ir al comedor usando cascos de seguri¬dad. Esto ocurre cada 78 años."
6. Aviso en el mural:
"El viernes cumple 78 años el Director General, por lo cual se libera a todo el mundo para la fiesta que tendrá
lugar en el comedor a las 5:00 pm, con el grupo Halley y sus Cometas. Todos deben ir en cueros y usando zapatos de seguridad porque lloverá y se va a formar una tre-menda fiesta en el patio de la fábrica."
Como vemos, el rumor comienza cuando alguien da crédito a una información y la considera lo bastante importante como para compartirla con otras personas. La fuente del rumor no es la oficial o la original; justa¬mente, un rumor existe cuando circula información no ofrecida por las fuentes oficiales. Por eso es que se sue¬le decir "te lo digo de buena fuente", afirmando que es veraz todo lo que se está comunicando. O tal vez te di¬gan, "¿sabes qué? Escuché que... ", por lo cual si tienes la impresión de estar escuchando un rumor ten en cuenta la forma en que suelen originarse.
Quien difunde un rumor suele decir que éste es "de buena fuente". El que transmite el chisme jamás es neutral, siempre trata de convencer, si no, no haría ese comentario a quien no corresponde. También es posible que escuches el "se dice que" o "yo no lo creo, viste como son los chismes, pero parece que esta chi¬ca, la nueva que entró..."
3. Tipos de rumores
Hay diferentes tipos de rumores, para todos los gustos y para todos los oficios. Nadie queda libre de es¬tar en la boca del chismoso. Hables o no hables, hagas algo o no, el chismoso siempre tendrá algo para cam¬biar, modificar o alterar en relación a la información, y si no lo tiene, es capaz de inventarlo. ¡Se trata de gente con gran poder de imaginación!
Clasificación del rumor:
• Rumores sigilosos: son los que toman cuerpo lentamente.
• Rumores impetuosos: son los que se extienden como pólvora. Generalmente éstos son más fre¬cuentes en las oficinas, en los equipos deportivos
y entre parientes. La velocidad a la que van es sor¬prendente. La clave es transmitir información con rapidez, ya que, si no, con el tiempo, pierde su po¬der de seducción. Los chismes viejos no interesan tanto como los frescos.
• Rumores sumergibles: son los que aparecen y se extinguen periódicamente.
El chismoso trata de agradar al otro e intenta tener cómplices alternativos. Un día habla del que está a la de¬recha y se lo cuenta al de la izquierda y viceversa, así es como funciona. Todo el tiempo está buscando el placer de ser escuchado atentamente, tratando de encontrar prestigio y aliados, por eso es que comenta las noticias que le llegan. Y como no tolera hablar de sí mismo, él co¬noce la vida de todos pero nadie sabe nada de su vida; lo que él busca es hablar de otros periódi-camente. Los chismosos son personas que no toleran el silen¬cio, por eso es importante para ellos hablar de algo (y qué me¬jor, piensa, que hablar de otros). El chisme es también una forma de liberar la agresividad reprimida.
4. Poniendo freno a lo que nos lastima
Todos los rumores, en algún momento, mueren pero, mientras eso sucede, también pueden mortificarse mu¬chas vidas. Aprendamos a ponerles límite y no permita¬mos que sigan haciendo estragos. Frente a ellos tomemos actitudes positivas que nos permitan desintoxicarnos y ser libres de los chismes y de sus comunicadores.
Esto es lo que podemos hacer:
• No creer lo que nos dicen ni seguir comentán¬dolo, a menos que sea la fuente original u ofi¬cial quien nos lo transmita
• Buscar el error de la información; eliminar los elementos burdos o sin sentido
• Explicar por qué la gente cree en los rumores
"El chisme es un noticiero hablado, portable y primitivo. Es una noticia, y, como tal, no está obligado a ser cierto." Ramón Escobar Salom
• Volver a la credibilidad de las fuentes oficia¬les. Frente a cualquier duda, consultar con ellas. Si deseamos acabar con el rumor hay que hablar con la autoridad o la fuente con quien está relacionado el chisme
• Destruir el ocio: es sorprendente que existan lugares donde haya una concentración de chismosos. Las personas que se enfocan en sus objetivos y en su propósito no tienen tiempo de estar rumoreando
• Tengamos en cuenta que hay ciertas noticias que es preferible comunicarlas por escrito
• Advertir acerca de las consecuencias y las se¬cuelas que dejan los chismes
• No ser defensores de "los otros" o "carteros"; si alguien nos comenta algo acerca de otro hermano, no debemos ir nosotros a decírselo, sino alentar a quien nos habla a que vaya él a decírselo a ese hermano.
• Ofrecer, constantemente, información lo más exacta posible.
• Dar rápidamente las noticias (antes de que cir¬culen) y tratar de que lleguen a todo el mundo
Y algo más: si ladran, hablan, rumorean, ¡es por¬que algo estás haciendo! De lo contrario, serías indife¬rente para la multitud. Tu identidad es una roca, ni un chisme ni un rumor podrán destruirla. "Por nuestros frutos seremos conocidos". Tú sigue cosechando, sembrando y no te detengas a escuchar lo que los otros tienen ganas de decir.
Si te detienes a dar explicaciones o a tratar de enten¬der los rumores, te vas a desenfocar.
Los rumores no te quitarán la felicidad ni el sue¬ño. Sólo tú podrás darle vida si les prestas más aten¬ción de que la que se merecen. Tu felicidad y todo lo que te propongas no depende de lo que los demás tengan para decir, sino de lo que tú estás dispuesto a hacer con el rumor.
¡No te envenenes!, desintoxícate y sigue adelante.
CAPÍTULO 9 El jefe autoritario
Esto es así o así, y si no te gusta, ahí está la puerta UN SUPERVISOR A UN JEFE DE PISO
1. Los unos y los otros
Es muy común, en épocas como las que corren, que las relaciones de poder jefe-empleado no sean del todo agradables, y que la mayoría de las veces los objetivos propuestos no puedan llevarse a cabo dadas las cons¬tantes disputas que se establecen entre ambos. Unos, "los jefes", se sienten con pleno derecho de usar el po¬der con autoritarismo, mientras que los otros, "los em¬pleados", obedecen por temor. Los que están en posi¬ción de poder suelen confundir "servilismo", con "ser-vicio o trabajo o acuerdo entre dos partes."
Basados en el temor del empleado a perder el traba¬jo o en su necesidad de tener un salario "sí o sí", este es¬tilo de jefes acrecientan su figura con autoritarismo con el fin de sacar ventaja de su posición y de que su volun¬tad sea cumplida sin ser cuestionada ni objetada.
Este estilo de líderes busca el logro permanente de sus objetivos más allá del pensamiento en equipo, de la búsqueda de superación y el beneficio para todos, para poder alcanzar las metas propuestas.
En este capítulo veremos las diferencias que exis¬ten entre:
• Autoridad y autoritarismo
• Ser un jefe con excelencia y un jefe del montón
2. Autoridad o Autoritarismo
En este punto estableceremos claramente la diferen¬cia entre autoridad y autoritarismo sólo en el área laboral para poder entender de una manera mejor cuáles son los deberes y derechos de jefes y subordinados.
El lugar del jefe es un lugar anhelado, deseado, pero también cuestionado y observado permanentemente.
Al jefe se le cuestiona la cantidad de horas que traba¬ja, si toma café o no, el modo en que solicita el trabajo, los
límites que establece, etc. Sea buen o mal jefe, la mayoría de las veces, será criticado.
Al que desempeña el rol de empleado también se lo obser¬va: se evalúa su puntualidad, higiene, orden, eficacia, ra¬pidez, desenvolvimiento/interés, respeto y otros ítems de acuerdo a la empresa en la que se encuentre. Es cierto también que la mayoría de las veces nos enojamos cuan¬do recibimos una observación y no podemos tomarla co¬mo tal sino como un reto o un enojo.
Lo cierto es que en una relación laboral, el que ocu¬pa una posición de liderazgo tiene la autoridad para hacerte saber en una forma correcta y adecuada lo que espera de ti en tu tarea. Este es, justamente, su derecho,
su autoridad: el poder o la fa¬cultad de pedir, reclamar, soli¬citar, felicitar, premiar al otro de quien se está esperando re¬suelva un trabajo.
Esta autoridad es ejercida en pleno derecho, siempre y cuando no derive en autoritarismo, malos tratos o manipulación por parte del jefe.
"Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión."
Albert Einstein
"Trata de poner en la obediencia tanta dignidad como en el mandar."
Chauvilliers
Justamente el autoritarismo consiste en el abuso de esa autoridad; es el poder que traspasa los límites natu¬rales que debieran existir en toda relación laboral.
Por lo tanto, y en este orden de ideas, un jefe autori¬tario no guía, sino que hostiga, no logra que su equipo obedezca voluntariamente, sino que obtiene el control imponiendo su autoridad, inspirando temor en lugar de confianza, transformando al trabajo en una carga pesada en lugar de presentarlo como un proyecto interesante, motivador y beneficioso para todos.
Ahora bien, la posición de liderazgo, ¿es permanente e irrevocable?
La respuesta es no. El lide¬razgo, si no es ejercido en con¬tinuo aprendizaje, puede convertirse en un liderazgo ineficaz, lo que termina generando un conjunto de per¬sonas acéfalas de dirección y de guía.
Veamos algunas razones que explican porqué algunos líderes "caen" o cesan en sus funciones abruptamente:
• Por ser personas descalificadoras: creen que lle¬gar a su puesto las habilita para mandar y, en la primera oportunidad que tienen, lastiman, desca¬lifican y maltratan a sus empleados
• Por ser soberbios: ellos son los únicos que siem¬pre saben todo y tienen la última palabra. Son je¬fes que esperan respuestas sin antes haber solici¬tado el trabajo. Piensan: "El otro ya tiene que sa¬ber cuál es su función". ¡Falso! Todo lo que se ne¬cesita deber ser pedido en tiempo y forma
• Porque tienen miedo: creen que todo el mundo les quiere quitar el puesto, entonces guardan informa¬ción y, en vez de vaciarse y dar a conocer el conoci-miento y la experiencia que lograron, guardan con llave lo adquirido sin saber que en algún momento, lo que se guarda y no se utiliza se llena de moho y termina perdiéndose
Todas estas características se pueden modificar si tu aspiración es ser jefe de un equipo que alcance metas y resultados extraordinarios.
"¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio." Albert Einstein
Sea cual fuere la situación, en buen tono y con una ac¬titud positiva de ambas partes, todo puede ser soluciona¬do, sólo hay que otorgarle al otro la oportunidad. Mu¬chos añoran por años ser jefes, gerentes, supervisores, etc., pero una vez que llegan, fallan porque no saben qué hacer. Es que el sueño fue más grande que su capacidad. Si tu anhelo es ser promovido de cargo o de posición, prepárate para que cuando llegue la oportunidad te sien¬tas apto en la función que te corresponda ejecutar.
Perfecciónate, mejórate, supérate día a día. Dentro tuyo está la capacidad de liderazgo que necesita el mundo. Hoy tienes que diagramar y saber para qué quieres llegar a ese puesto y qué es lo que vas a hacer una vez que lo alcances.
Para que el sueño no sea más grande que tu capaci¬dad y te aplaste, prepárate y fórmate antes. La pregun¬ta que debes hacerte es: "¿Por qué anhelo ese cargo?"
• ¿Para sumar un nombramiento más?
• ¿Porque me seduce el lugar de poder?
• ¿Por crecimiento profesional dentro de la gri¬lla o el aumento de sueldo?
• ¿Para descargar toda mi frustración y mi ira en los otros?
• ¿Para que otros padezcan en carne propia lo que yo pasé?
O...
• Para explotar aún más todo ese potencial ilimi¬tado que tengo y ayudar a otros a correr la ca¬rrera, para que todos en algún momento pue¬dan decir: "Luché, me equivoqué, me levanté y hoy estoy parado en la línea de llegada."
¿Cuál es tu motivación?
Si tu anhelo es ser este último tipo de jefe, nece¬sitarás implementar algunos cambios en tu mente y en tu accionar:
• Ten mentalidad de dueño. ¿Sabes cuál es la mentalidad de dueño? La que te lleva a cuidar las co¬sas como si fuesen tuyas: cada aspecto, cada centavo
será fundamental también para ti. Dueño es aquel que se ocupa de que los que están a su alrededor den lo mejor de ellos para ellos mismos y para el equipo. Trabajando para la mejora continua de todos, estarás creando valor no sólo para tu empresa sino para ti mismo. Al tomar una decisión piensa: "¿Estoy creando valor para mi empresa o trabajo? Esta manera de actuar te hará una persona dig¬na de confianza, responsable, trabajadora, y con un lide¬razgo suficiente para ser jefe. Siente que tu trabajo te per¬tenece y cuídalo. Tu jefe natural se sentirá impactado por tu manera de actuar y verá que aunque hoy aún no eres jefe, ya tienes la mentalidad formada para serlo. Mentali¬dad de dueño es sentir que todo es tuyo o que lo cuidas como si lo fuera". Tal vez hoy, pienses: ¿valdrá la pena? ¡Claro que vale la pena! Estás sembrando para tu futuro. Quizás estés pensando que na¬die ve ni valora todo lo que hoy estás haciendo, pero sólo es una mera apreciación personal. Tú crees que nadie te ve, pero ellos, los que tienen que aprobarte, te están observando, aun-que no te des cuenta. Trabaja como si ya fueses el jefe; de esta manera, los que estén en posición de decisión serán impactados y tu accionar te habrá servido de trampolín para promocionarte a una nueva posición. Planifica con tiempo tu perfeccionamiento, diseña las estrategias a se¬guir para alcanzar tu propósito. Cambia tu manera de pensar, pasa del "no puedo tener mi empresa", del "no puedo capacitarme" al "todo es posible, sólo tengo que decidirme a hacerlo". Un líder es una persona que tiene visión y sueños, y su misma visión genera el engranaje que se necesita para estar siempre motivado. Un líder sa¬be adonde quiere llegar, no depende de sus sentimientos ni de sus estados de ánimo, sino que se apoya en su de¬terminación, su objetivo y su eficacia. La autoestima te di¬ce: "Me gusta", la eficacia dice: "Yo sé que puedo". Un lí¬der no trabaja ni se esfuerza en vano: sabe que su trabajo y su dedicación sí o sí tendrán una recompensa.
"Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son." Abraham Lincoln
Guía de acciones para futuros líderes:
• Mira y copia. Busca un referente, alguien que hace lo mismo que tú, pero mejor. Imita lo bueno, no copies a los que te han enseñado mal, no cometas los mismos errores. Hay determinadas personas que están en tu entorno y te darán la clave para escalar un nivel más. Practica la fe. La práctica de la fe en lo que eres ca-paz de hacer te permite acumular experiencia. Muchas veces nos va mal y, no es porque no somos capaces, si¬no porque nos falta experiencia. ¡Está atento! Habrá personas que aparecerán en tu vida y te darán la clave para ir al próximo nivel. ¡Déjate enseñar!
• Aspira a ser un experto. Los que investigan las ca¬pacidades humanas dicen que para triunfar necesitamos abarcar sólo tres áreas y ser expertos en ellas. Lo que ha¬ces bien puede ser el trampolín que te lleve a hacer lo que te gusta y a convertirte en un experto. Desarrolla las áreas en las que elegiste ser el mejor y, sin competir, su¬pera tu propio récord. Para ello, deberás ampliar tu hori¬zonte, arriesgarte, ensancharte. Poseer las cosas siempre tiene un costo, pero estás llamado a ser el mejor profesio¬nal en lo que hagas. Amplía tu horizonte, arriésgate. Ex¬pande el sitio de tu tienda. Enójate con todo lo que te achica y te limita y extiéndete a lo grande. Busca referen¬tes y aprende, acumula experiencias y conéctate con gen¬te que te lleve un poco más allá. Ensancha tu visión. Quien lo consigue es la gente que llegará a la cima de la montaña, ¡Tú puedes!
• Ten visión de grandeza. Si en tu lugar de trabajo, aunque todavía no seas jefe, tienes visión de jefe, podrás ver lo que otros no ven. Embarázate de tu visión: las mu-jeres, cuando se embarazan, no ven al bebé hasta que nace, pero lo esperan, lo sueñan, lo anhelan, aguardan el día del nacimiento para abrazarlo. Así debe ser tu vi¬sión, como un embarazo, para que cuando "nazca" pue¬das abrazar fuerte ese sueño que anhelabas en tu cora¬zón. La visión llegará a tu vida y tu fe se encargará de cumplirla. Visión es ver adentro lo que luego se verá
afuera; es visualizar lo que otros no ven y oírlo antes de que suene. Tener visión es embarazarse del sueño, tal como la mujer embarazada que no ve al bebé pero sabe que está porque patea, se alimenta y crece. Si mantengo la visión, mi fe la hará realidad; porque fe es la convic¬ción de lo que se espera. Si no espero, ¿para qué quiero fe? Esperar, esperanza y visión son lo mismo.
• Gánate la autoridad. Las cosas llegan a tu vida cuando las reclamas con autoridad, no con autoritarismo. Autoridad es poseer las cosas sin tenerlas. Todo lo crea¬do en el mundo fue hecho para y por nosotros y pasará a nuestro poder cuando se lo ordenemos y accionemos pa¬ra que esto se cumpla. Ejerce autoridad sobre el sueño que tienes, trabaja y proyéctate en él. Arranca de tu vida la timidez, la inseguridad, los aplausos mediocres, el con¬formismo; todo esto tiene que morir. Ejerce la autoridad con seguridad y convicción y todo lo que hayas soñado lo verás hecho realidad. El mundo dice que para ser hay que tener, pero tú ya eres un campeón. "El que es, ya pue¬de ser; pero no tener, no habilita el no ser." Cuando sabes quién eres, las cosas vienen solas. Todo lo que pidas de¬be tener un propósito. De repente, verás el comienzo de la nube como respuesta a lo que pediste durante años, ¡y la lluvia te va a empapar!
3. ¿Y yo por qué no?
Hay muchas personas que no llegan a jefes por va¬rios motivos:
• Creen que ser jefes es mandar: en la primera oportunidad en la que alguien los nombra je¬fes, utilizan su puesto para lastimar, descalifi¬car y maltratar
• Se "la creen": la soberbia los inunda. Un hom¬bre llamado Pablo decía: "No pongan en el li¬derazgo gente neófita porque se evanecerán". La palabra neófita quiere decir "gente con la cabeza vacía que puede inflarse". Muchos son
maravillosos hasta que se hacen de un lideraz- go o un aumento de sueldo; pero en el momen¬to en que comienzan a tener personas a cargo, nadie más les puede decir nada, ni están dis¬puestos a seguir aprendiendo. Tranquilo, esa gente tarde o temprano se cae.
• Tienen ataques de pánico: piensan que todo el mundo les quiere quitar o "serruchar" el lugar, entonces se enquistan en el liderazgo o en el cargo que recibieron y dicen: "Bueno, ya está, lo logré, me costó años." Son perso¬nas que tienen miedo de que otros puedan venir a arrebatarles lo que poseen, sin darse cuenta de que si no son capaces de relacio¬narse con los demás, de enseñar, crear y di¬señar nuevos objetivos, el lugar lo perderán de todas maneras.
Muchos han aceptado por años la frase: "Unos na¬cieron para mandar y otros para obedecer". ¡Falso! To¬dos tenemos la habilidad que necesitamos para obtener lo que soñamos. El tema es que nos mentimos a noso¬tros mismos diciéndonos:
• No puedo bajar de peso
• No puedo formar una familia
• No puedo tener mi empresa
• No puedo estudiar
• Nadie en mi familia lo logró
No dejes que tu mente te controle, ensíllala. Tú puedes lo¬grar todo lo que te propongas. "Pon asiento al caballo", ordena tu cabeza, porque sino serás co¬mo una caballo salvaje. Es cierto: el caballo corre, pero el hombre inventó el tren y le ganó la carrera.
Naciste para ser jefe, para gobernar, para liderar, pa¬ra formar tu propia empresa, para dirigir naciones, todo está dentro tuyo. Libéralo. Tienes habilidad para ser jefe, gerente, profesional y todo lo que te propongas.
"El hombre absurdo es aquel que no cambia jamás."
Anónimo
4. Ten trabajo, no empleo
Un empleo te da dinero, un trabajo te desarrolla; muchas personas, en un empleo, hacen lo que no les gusta, pero esto debe ser momentáneo.
El ideal es que trabajes porque te place, y que ese tra¬bajo tenga que ver con tu voca¬ción y con lo que amas.
Cuando haces lo que te gusta, no tiene horario de en¬trada ni de salida.
Conserva el empleo que te dará el dinero para abrir las puertas y llegar así al trabajo que es el ideal.
¡Pero cuidado! Antes de llegar tienes que tener planes.
Cuando un barco viaja sabe desde dónde va a zarpar, por qué ruta va a ir y adonde llegará, antes de salir. Cuan¬do un avión despega, sabe por qué ruta volará; cuando un arquitecto planifica un edificio tiene un anteproyecto y sabe cómo serán el pozo, las vigas y todo lo demás.
Debemos hacer planes para nuestro próximo gran momento: tener plan A, plan B, plan C, plan D.
Si te regalaran un millón de dólares o recibieras un aumento tienes que saber de antemano qué harías y que no con el dinero extra. Haz planes antes del ascen¬so, antes de tener ese cargo que tanto anhelas.
El problema es que no nos prepararnos para el futuro.
"Si vas a la guerra, siéntate y planifica, no sea que tu enemigo esté mejor equipado y te destruya" dijo Jesús.
Prepárate anticipadamente.
Estamos acostumbrado a la ley del mínimo esfuer¬zo, queremos el toque mágico, que Dios nos guíe, y es¬to no funciona: debemos anticiparnos, planificar.
Planifica, pero nunca te enamores de los planes; sé fle¬xible y, si necesitas cambiarlos, hazlo. Documéntate, investiga y elige la mejor estrategia para alcanzar tus metas.
"La diplomacia es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan. " Andrew Carnegie
"Hay gente tan sumamente pobre que solamente tiene dinero." Anónimo
Si quieres ser jefe, ten el protocolo listo. Si eres je¬fe y quieres ser dueño, tienes que tener "patente" de dueño antes.
Virtudes de un buen jefe:
• Puntualidad: para jugar en las ligas mayores de¬bes practicar la puntualidad desde ahora para que, cuando llegues a la gente que tiene el tiem¬po contado, puedas funcionar con su mismo pro¬tocolo. Puntualidad, psicológicamente hablando, significa interés, demostrarle a la persona que es¬tás interesado en estar con ella. Por el contrario, al llegar tarde se trasmite el mensaje "no puedo ni administrar mi tiempo, por favor no me des nada porque lo voy a echar a perder."
• Saber decir las cosas: muchas de las bendiciones que perdimos se extinguieron por no saber cómo
decir las cosas. La gente no escu¬cha sólo lo que decimos sino có¬mo lo decimos y para eso nece¬sitas apelar al protocolo. La gen¬te evalúa cómo se sintió cuando oyó lo que dijimos. La sonrisa es un buen comienzo. Sonríe un poco más.
• Tener una estima profética: "Siete vacas gor¬das, siete flacas". Necesitas ser esa persona de confianza capaz de llevar una palabra de alien¬to y de sabiduría en tiempos difíciles.
Mucha gente que hoy está enferma ha logrado grandes cosas pero no las pudo disfrutar. Salomón di¬jo: "Hay gente que tiene de todo y no lo puede disfrutar." Pa¬ra capturar tu gran momento necesitas estar sano.
Lee esta historia:
Había un hombre que tenía una bolsa delante y otra atrás. Cuando le preguntaron: "¿Qué tienes ahí adelante?", él res¬pondió: "Aquí, en esta bolsa, tengo las cosas malas que me pa¬saron, para recordarlas y analizarlas, y en esta otra bolsa, la bolsa de atrás, las cosas buenas que me pasaron y que, cada
"La audacia se adquiere conociendo el mundo, y la discreción conociendo al hombre."
Angel Ganivet
tanto, miro". Otro hombre que también pasó con dos bolsas, dijo, ante la misma pregunta, que en la bolsa de adelante te¬nía las cosas buenas que le habían pasado para recordarlas y darle gracias a Dios y en la bolsa de atrás, las cosas malas que cargaba con él. Finalmente, un tercer hombre, al ser consulta¬do, respondió que en la bolsa de adelante tenía todas las cosas buenas y en la de atrás las cosas malas, pero el observador vio que la bolsa de atrás estaba vacía y entonces preguntó por qué, y el hombre de las bolsas respondió: "Es que rompí la bolsa de atrás y cuando tiro algo malo se cae."
Tú eres lo suficientemente bueno para lograrlo. No mires para atrás, no vivas en el pasado; si nadie en tu familia pudo lograrlo antes, tú sí puedes. Llénate de creencias positivas, de estima, de valor y de dominio propio. Tú eres mucho más grande que el cargo que puedes llegar a ocupar. Siempre habrá dentro tuyo po-tencial y potencia para mucho más.
Norman Vicent Peale, el padre del "Pensamiento Positivo", fue un pastor que llegó a China y se detuvo ante un negocio de tatuajes para ver uno que decía: "Nacido para perder". Entonces preguntó si se tatua¬ban esa leyenda, le respondieron que sí, y entonces consultó: "¿Cómo puede ser que se lo hagan?" Y el vendedor le respondió: "Antes de tatuar el cuerpo, la mente está tatuada."
¡Llena tu mente de valor y de estima y todo lo que hagas te saldrá bien!
CAPÍTULO 10 El neurótico
Si no les gusta como soy, cambien ustedes.
1. Personalidades neuróticas
La pequeña Mary se hallaba en la playa con su ma¬dre con quien mantuvo el siguiente diálogo:
—Mami, ¿puedo jugar en la arena?
—No, mi vida; no quiero que te ensucies el vestido
— ¿Puedo andar cerca de la orilla
—No. Te mojarías y podrías pescar un resfriado
— ¿Puedo jugar con los otros niños?
—No. Te perderías entre la gente
— Mami, cómprame un helado
—No. Te hace daño a la garganta
La pequeña Mary se echó entonces a llorar. Y la ma¬dre, volviéndose hacia una señora que se encontraba al lado, dijo: "¡Por todos los santos! ¿Ha visto usted qué niña tan neurótica?"
El término neurosis fue utilizado por primera vez por un médico escocés en el año 1777 para describir una serie de enfermedades emocionales. Con el tiempo es Freud quien establece y desarrolla el cuadro de la
neurosis en una forma científica y sistemática, mostrando que este tipo de conductas tienen una etiología psíquica y no biológica, como se pensaba en aquellos tiempos. Vea¬mos ahora algunas de estas alteraciones psicológicas, no sólo para ayudar a quien las padecen sino también para levantar una barrera delante de ellas y no permitir que nos terminen enfermando y destruyendo.
Los neuróticos manifiestan:
• Necesidad de ser amados y aceptados: el neuró¬tico, esté donde esté, llamará constantemente la atpnríón F^f-n lo llevará a querer ocupar lugares de
liderazgo, desde donde pueda ser el centro de las miradas aje¬nas, a la vez que buscará a un grupo de personas determina¬das que lo reconozcan como lí¬der o mentor. En la búsqueda frenética de satisfacer su necesidad de amor podrá tomar dos caminos:
- dirá abiertamente que fue rechazado y que necesita que lo ayuden, que lo amen, que le den aliento, que lo llamen ó
- expresará lo maravillosa que fueron su ni¬ñez, su infancia y sus padres exhibiendo una vida "falsamente perfecta."
• Necesidad de reconocimiento: este tipo de personas buscará agradar a todos cuantos se le acerquen. Su actitud paternalista hacia los de¬más se debe a que, de alguna manera, espera que actúen del mismo modo con él. Este "estar en todas" es el resultado de la búsqueda de re¬conocimiento para su persona.
• Necesidad de poder y li¬derazgo: ésta lo llevará a po¬nerse metas irreales que jamás podrá cumplir. Recurrirá para conseguirlas a la comparación
"Los que están siempre de vuelta de todo son los que no han ido nunca a ninguna parte." Antonio Machado
"No te jactes de tí mismo; que sean otros lo que te alaben."
Proverbios 27:2
con aquellos que "tienen éxito", con el fin de ser como ellos. Los sentimientos de desvalorización que posee, el diario conflicto consigo mismo y la profunda sole¬dad interior son tapados con la búsqueda de status.
• Necesidad de independencia: el neurótico es au- tosuficiente y, por lo tanto, es difícil que escuche el consejo de alguien, ya que no desea admitir que ne¬cesita a otro que puede saber más que él.
• Necesidad de perfección: los neuróticos buscan la perfección en todo lo que realizan y cuando no lo logran son presas de sus propias angustias y tensio¬nes. Su intenso temor frente a las críticas y al error los llevan a pensar que, de no hacer sus tareas en forma casi perfecta, serán el hazmerreír de quienes los rodean y además serán abandonados por ellos.
En resumen, la persona neurótica es:
• Perfeccionista
• Conflictiva
• Agresiva
• Culpógena
• Inhibida
• Inteligente
• Extremista
• Egoísta
• Infantil
• Pero, por sobre todas las cosas, el neurótico es un excelente jugador
El egoísmo, la envidia, el chisme, la competencia, el deseo de ser admirado, etc., son mecanismos que utiliza para tapar su profunda inferioridad. En el neurótico no hubo ni hay un desarrollo de personalidad, por lo tanto un si¬nónimo de neurosis es la inma¬durez, inmadurez que se trasla¬da a todas las áreas de la vida.
"Ser original, muy bien; pretender serlo, muy mal." A. Chauvilliers
La raíz de la neurosis se encuentra en la infancia del su¬jeto, en experiencias que no han sido resueltas y que lo llevan a desarrollar una serie de conflictos que marcarán una forma de actuar, de sentir y de ser.
La angustia en estas personas es mayor a la angustia normal de cualquier otro sujeto. Su excesiva preocupa¬ción, ansiedad e inseguridad lo conducen a una sensación de angustia constante y exagerada, angustia que aparece en todos los órdenes de su vida. La persona neurótica no sólo vive angustiada por lo que dice y hace, sino también por lo que no dice y por lo que no hace. La incertidumbre que lo acompaña suele generarle una serie de síntomas fí¬sicos (tales como ahogos, mareos, transpiración, temblo¬res, palpitaciones, dolor de pecho, etc.) que rompe con los parámetros normales de toda angustia. Sabemos que la angustia es parte constitutiva del ser humano: todos nos angustiamos y hasta es bueno que sea así, ya que otra rea¬lidad implicaría un signo de enfermedad mental (como el psicópata, que jamás siente angustia, no importa lo que haya hecho o dicho). Sin embargo el neurótico se va al otro extremo: vive angustiado, y frente al temor a sufrir el rechazo, vivirá jugando y cumpliendo roles que lo asfi¬xiarán dentro de su propia enfermedad.
Sólo si somos capaces de distinguir su accionar po¬dremos ser libres de ellos y de sus artimañas.
2. Al don, al don, al don pirulero, cada cual atiende su juego
Durante el día, sin darnos cuenta, muchos de noso¬tros accionamos diferentes manejos que hemos apren¬dido en nuestras casas y otros que hemos inventado y tienen nuestro nombre. Todos accionamos en diferen¬tes momentos de nuestras vi-das, distintos juegos neuróticos que varían de acuerdo al grado de neurosis que tengamos. Tú, ¿eres neurótico?
"Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonando, se muestra superior a él." Francis Bacon, barón de Verulam
Muchas parejas viven jugando juegos muy particu¬lares durante años sin estar dispuestas a cambiar la es¬tructura de juego y de "vida" que vienen llevando a ca¬bo. Cuanto más rígidos sean los participantes, menos querrán abandonar estas conductas; la rigidez de los participantes será la que nos dirá si su juego es exitoso o no. Así es como la neurosis termina siendo un pasa¬tiempo ejercido por veteranos que supieron encontrar¬le algún provecho. Analicemos las características y los rasgos de estos juegos que son:
• Un poco inocentes
• Rígidos
• Repetitivos: siempre proporcionan los mis¬mos resultados
• Irresistibles al cambio
¿Quién no ha escuchado
alguna vez de boca de un co¬nocido o un amigo palabras de este tipo frente a una posi¬ble separación?: "Si me dejas,
me mato", "Si no me das lo que te pido me voy.", "Si me abandonas, te mato a ti y después me mato yo, "Tú me tienes que dar lo que quiero."
O tal vez padeciste una neurosis mientras vivías con tus padres y los mensajes repetitivos que recibías eran: "Yo dirijo tu vida", "¿A dónde vas?", "¡Cuéntame qué hiciste!", "Dame todos los detalles, ¿a qué hora lle¬gaste?", "¿A qué hora te fuiste?", "¿Por qué tardaste tan¬to?" En todos estos casos, el objetivo no era cuidar al otro, sino hacerse del dominio y el control. La persona que ejecuta este juego neurótico tiene no sólo la llave de la casa sino también de la vida del otro.
El neurótico invade, con- " trola, aglutina, asfixia y se pegotea permanentemente al otro. El mensaje es: "Sin mí
no vivís."
"Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento." Abraham Lincoln
"Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes." Lucas 6:31
Quizá no te tocó vivenciar ninguno de los dos jue¬gos anteriores, pero sí escuchaste o experimentaste en algún momento este tipo de reclamo: "Yo quiero que me des... (aparece el reclamo) y cuando la demanda fue satisfecha, la respuesta fue: "Sí, lo hiciste, pero no de manera espontánea, lo hiciste porque yo te lo pedí." Es como cuando las mujeres se quejan de que sus ma¬ridos no les regalan flores, y traducen y entienden la ausencia de ellas como un olvido o como falta de amor y de consideración. Llega un día en que la mujer quie¬re recibir esas flores sí o sí y entonces le transmite a su pareja el reclamo. El "malvado" cónyuge acusa recibo de la queja, la toma y al otro día, cuando vuelve del tra¬bajo, compra las flores reclamadas, pensando que eso calmará el enojo de su mujer; sin embargo, al recibirlas, si ella es neurótica ella dirá cosas como:
• Igual, tardaste mucho
• Si yo no te lo hubiera dicho, nunca me las hu¬bieras regalado
• Ahora no vale, no es sincero
• No son espontáneas estas flores
Neurosis al fin, pero ¡alerta!, los hombres tenemos otras neurosis. Cuando obtenemos lo que tanto desea¬mos y anhelamos ya no lo queremos más, porque sen-timos que ahora, el tenerlo, no nos soluciona nada. La neurosis nos lleva a vivir en una continua insatisfac¬ción. Lo quiero pero no lo quiero: hoy quiero comer carne, pero mañana, si tengo carne para comer, la neurosis me hará decir que la carne tiene demasiado ácido úrico y que no es buena, entonces, el otro que está al lado nues¬tro y que no entiende qué es lo que estás reclamando, dirá: "¿Qué te pasa? Hasta ayer reclamabas que nunca comías carne y hoy quieres pescado". Y sí, ¡así es la conducta obsesiva de un neurótico!
Otro de los juegos que hacemos a menudo los neu¬róticos es poner a un tercero en medio del conflicto: "Habla tú por mí, porque a mí me lastimaron", lo cual implica triangular con el otro, hacer que el otro asuma nuestra defensa para que nosotros podamos esconder
la cabeza bajo tierra y no tomemos el control que re¬quiere la situación.
También este tipo de juegos y declaraciones son co¬munes: "Tú tienes la culpa de todo", "Mi marido no me hace feliz", "Mi mujer no me sirve, no me reconoce", "Mis hijos están en contra de todo lo que yo digo, "Yo estoy bien así, que cambien ellos". De este modo, los otros serán quienes siempre tienen la culpa de todo lo que les pasa. El neurótico tratará de convencer a los de¬más de que él no tiene la culpa de ser como es y de lo que pasa, por eso pedirá a los otros que lo acepten tal cual es, y si no es así, que cambien ellos.
"El mundo me hizo mal", "Yo quiero cambiar pero los otros no me dejan" son frases típicas de quienes jue¬gan a ser las permanentes víctimas; otras declaraciones que solemos escuchar de estas personas son: "Yo no tengo dinero, tú sí, entonces tú tienes que ayudarme, es tu función". Y en vez de ser ellos mismos los genera¬dores de soluciones de sus propios problemas, esperan que sean los demás quienes resuelvan sus conflictos.
Los neuróticos son personas que hoy están bien, y mañana están mal, que cambian de humor permanen¬temente, de manera tal que cuando tú te contagies de su mal humor, ellos se pondrán bien, estarán mejor y serán capaces de preguntarte: "¿Por qué tienes esa ca¬ra?, ¿qué te pasa?"
Otra forma de juego neurótico es el que juegan aquellos que todo el tiempo están peleando pero per¬manecen siempre juntos; son capaces de decirse las co¬sas más inverosímiles sin separarse. ¡Y que nadie se atreva hablar mal del otro, excepto ellos!
Ahora bien, en estos casos, ¿cómo evitar que te vuel¬van loco contándote todo lo que le hizo el uno al otro?
¡Son los eternos buscadores de ayuda, que lloran y lloran pero no hacen nada! Se quejan, se lamentan, pero dejan todo igual. La realidad es que no quieren perder el beneficio de la queja y de la enfermedad. Cuando algo no nos da resultado, claramente tratamos de cambiarlo, pero mientras nos de el rédito que estamos esperando, vamos a seguir jugando el mismo juego una y otra vez.
La persona neurótica vivirá esperando escuchar lo que quiere escuchar, de lo contrario dirá: "Tú eres malo, tú no me quieres". De una forma u otra los neuróticos da¬rán vuelta toda la información y la adaptarán a lo que ellos piensan, vivirán discutiendo pero nunca harán na¬da para salir de ese círculo de "beneficios" que les pro¬porcionan la queja y frustración.
Todas estas actitudes y juegos neuróticos nos llevan a formularnos algunas preguntas: ¿qué es lo que hace que un individuo quiera ser el primero? ¿por qué algu¬nos usan sus roles o sus cargos o sus galones (apellidos, años de antigüedad, dinero, etc.) para anhelar ejercer el poder y el control sobre los otros?
Sea cual fuere el juego, en todos y cada uno de ellos está escondida la necesidad de dominio y de poder so¬bre las circunstancias.
Muchos sujetos que no han podido realizar sus ideales vocacionales o afectivos, tratan por todos los
medios de recapturar el senti¬miento de potencia, de domi¬nio perdido y de control a tra¬vés de sus conductas neuróti¬cas. El sentimiento de inferiori¬dad es una de las causas cen¬trales en la búsqueda del poder; y no hay nada más hu¬millante (psicológicamente hablando) que el senti¬miento de impotencia, porque afirma que el "yo" no es lo que debería ser; así, el querer "ser el número uno" o "estar por arriba de" es un pobre mecanismo con el cual se intenta tapar una profunda sensación de infe¬rioridad. De ahí que no exista el llamado "complejo de superioridad" ya que representaría una débil compen¬sación por la inferioridad sentida.
Bien dijo F. Perls:
• El loco dice: "Yo soy Benjamín Franklin"
• El neurótico dice: "Me gustaría ser como Ben¬jamín Franklin"
• El normal dice: "Yo soy yo, y tú eres tú"
"Para el normal: 2+2=4 Para el loco: 2+2 = 10 Para el neurótico: 2+2=4 ipero que bronca que me da!"
Por todo esto, si pasas muchas horas de tu vida con
gente así, ponle límites. No hagas lo que les correspon¬da hacer a ellos. Estos sujetos deben aprender a ser res¬ponsables de sus propios actos.
La persona neurótica necesitará crecer en cada área de su vida, y para ello requiere pautas que delimiten su accionar y reglas que lo ayuden a descubrir y a enten¬der que ella tiene la capacidad dentro de sí mismo pa¬ra dirigir y controlar su propia vida.
3. Y el que no, una prenda tendrá: ¡falso!
No vivas dentro del juego de nadie, vive en medio de tu vida y según los límites que tú mismos diseñes. Sé sabio, rompe con juegos y con conductas que sólo te mantienen atad<"> y dependiente del otro. Aplica sabi¬duría, cambia lo que te lastima. La neurosis nos encie¬rra y nos obliga a jugar el juego de los otros, pero si tú tienes en claro que posees capacidad y habilidad para dejar de jugar, los beneficios y
los objetivos que alcances se¬rán mucho mayores.
Anímate una vez más a vivir sin máscaras, no te engañes más, puedes afrontar todo lo que te propongas y aún más, ¡revertirlo! Habrá un mo¬mento en el que ya ningún juego te traerá satisfacción y si no renuevas los desafíos, ¡otros van a dirigir tu vida!
Cada "no puedo" que digas será un límite mental que tú mismo te estarás poniendo para no tomar todo lo mejor que está delante tuyo.
Detrás de cada límite hay una bendición y cada vez que decimos "no puedo" la estamos perdiendo. No esperes pasivamente. La gente de iniciativa crea su futuro antes que llegue, El libro de Eclesiastés di¬ce: 'Todo tiene su momento oportuno para lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiem¬po para morir:
"Conoce al enemigo, conócete a tí mismo y en cien batallas no correrás el menor peligro." Chang Yu.
• (Acerca de las actividades productivas)... un tiempo para plantar, y un tiempo para cose¬char; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir
• (Acerca de las emociones)... un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para es¬tar de luto, y un tiempo para saltar de gusto
• (Acerca de las relaciones)... un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse
• (Acerca de las posesiones) ... un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar
• (Acerca de la vida espiritual)... un tiempo pa¬ra rasgar y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar a Dios; un tiempo para amar y un tiempo para odiar lo malo; un tiempo para la guerra, y un tiem¬po para la paz. "
Hay un tiempo para jugar y un tiempo para vivir.
Hoy es tiempo de vivir sueños grandes y anhelai sueños aún más grandes. Motívate y prepárate para el cambio. Las neurosis de los otros no cambian, pero la tuya sí y está en tus manos.
CAPÍTULO 11 El manipulador
Ella, triste: "Me gustaría que me regalaras flores" Él, al día siguiente:^" Mi amor, te traje flores" Ella, enojada: "Ahora no las quiero, no fuiste espontáneo"
1. Estrategias de un manipulador
¿Te sentiste alguna vez obligado a dar información sobre asuntos privados a quien no tenías intención de contarle nada?, ¿te pasaron por alto, te atropellaron o te quitaron algo propio de una forma tan sutil que sentis¬te temor de confrontar con quien lo hizo?, ¿te está cos¬tando dar tu punto de vista y admitir que quieres cosas diferentes a las que te proponen?, ¿sueles dejar tus de¬seos de lado para atender los anhelos o necesidades de otras personas?, ¿sientes que quieren aislarte de la gen¬te en quién mas confiaste toda tu vida?
¿Limitan, intencionadamente, tu acceso a cursos, pro¬mociones o ascensos en el trabajo?, ¿sientes que última¬mente estás tomando decisiones que van en contra de tus valores o que haces cosas que normalmente no harías?
Si respondiste a más de una pregunta con un "sí", déjame decirte que puedes estar siendo víctima de ma¬nipulación y probablemente has sido engañado.
Cuando hablamos de engaño, no estamos hablando sólo de una equivocación de nuestra parte; todos nos equivocamos. Todos podemos "meter la pata". Pero con
el engaño es distinto: el que te engañó, lo hizo con la in¬tención deliberada de dañarte. Se metió en tu mente, te sedujo y te utilizó.
Por lo general, los manipuladores estudian a las personas en busca de su vulnerabilidad, de su debili¬dad. Ellos suelen tener como objetivo a la gente co- de-pendiente, crédula, gente con complejo de salvador o lle¬na de culpa. Buscan personas que superponen la ama¬bilidad a su propia dignidad, gente a la que le cuesta decir "no" y que teme a la confrontación.
Debemos recordar que el único objetivo del mani¬pulador es la destrucción y, para obtenerla, aplicará distintas técnicas:
• Acoso moral: se da cuando el manipulador te grita o insulta, a solas o en grupo, asignándo¬te tareas imposibles de lograr, atacando o des¬calificando lo que haces o dices
• Maltrato verbal: es el que ejerce mediante amenazas o calumnias, destruyendo tu repu¬tación, aislándote de otras personas, presio¬nándote para que cambies de horarios, suel¬dos o tareas atacando tu religión o tus convic¬ciones, poniéndote gente en contra o difun¬diendo chismes acerca de ti
El acoso es utilizado como un bombardeo psicológi¬co que produce el exterminio emocional. Esto sucede durante un tiempo prolongado mientras el manipula¬dor degrada y maltrata a su víctima sistemáticamente a fin de anularla como persona.
El manipulador trabajará adormeciendo a su vícti¬ma, quien recién se dará cuenta de que es manipulada al año o año y medio de padecerlo. El manipulador ven¬drá primero con palabras seductoras o de reconoci¬miento, pero lentamente irá introduciendo su descalifi¬cación, gritos e insultos. Cuando sea tu turno, te hará sentir permanentemente en riesgo de que si te equivo¬cas de alguna forma, vas a perderlo. Si eres su víctima,
probablemente comenzarás a alejarte de todos tus afec¬tos porque tendrás una idea fija en su mente: obtener la aprobación y no perder al manipulador en cuestión.
Al principio, la víctima justifica su accionar y pasa por alto las agresiones.
Primero se pregunta:
• ¿Por qué me pasa esto a mí?
• ¿Qué es lo que hice mal?
Y luego minimiza la situación pensando cosas como:
• Bueno, no es nada, en realidad estaba muy enojado y por eso me trató así
• Lo dijo porque tuvo un mal día
El acosado o manipulado, ————
suele sentirse confundido inte-
yores sentimientos de culpa y vergüenza sienta, mayor será el
poder que el manipulador ten¬drá sobre su vida.
La manipulación estará apuntada a dos áreas: el ha¬cer y el ser.
• El hacer
El manipulador descalificará, cuestionará y rebaja¬rá todo lo que hagas; dirá:
- Estás mal sentado
- Te pusiste mal la peluca
- ¡Qué ignorante!
Su objetivo es quebrar la estima y una acusación constante logrará deshacerla.
• El ser
Desvalorizará tu motivación, inventará malas deci¬siones para llenarte de culpas y malestar.
riormente, con inmensos senti¬mientos de culpa y vergüenza. El problema es que cuanto ma-
"Es necesario ser un gran simulador y disimulador: los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar." Maquiavelo
En psicología, ese mecanismo se llama "sataniza¬ción": él quiere hacerte creer que eres lo que no eres, que tienes características de una mala persona.
Lentamente te aislará de los que quieres, de quie¬nes te pueden ayudar y se unirá a otros para armar sus propios bandos.
2. Identikit de los manipuladores
• Se sienten grandes y poderosos: intentan de¬mostrarte que ellos saben cómo hacer dinero, un buen negocio, tener una pareja feliz, cómo criar bien a tus hijos, etc. Te van a contar mu¬chas historias en las que siempre serán los hé¬roes y jamás escucharás palabras como "no lo sé" en su boca, ya que aparentan saber todo.
• Tienen doble vida: te dicen una cosa y hacen otra. Aparecen como seductores, amables, ele¬gantes, personas geniales; pero todo eso es só¬lo una fachada. Si investigas, verás que en su pasado sólo hay "ex amigos", muchas deudas y resentimiento.
• Llevan cargas pesadas: ya que para ellos la apariencia es sumamente importante, si se sienten descubiertos intentarán darte miedo. Después de hablar con este tipo de gente, no te quedará ni una gota de paz, sino una gran sensación de malestar y temor.
• Tienen envidia: los acosadores, por lo gene¬ral, no atacan a cualquiera: buscan gente que es querida, que tiene capacidades y reconoci¬miento público. Tu éxito los incomodará y les hará sentir mucha rabia. Ellos saben que tú tienes potencial, talento, carisma y condicio¬nes que ellos no poseen. ¿Sabes qué es lo que pasa? Los manipuladores te envidian.
• Son improductivos: sus vidas no dan frutos: si indagas sobre sus vidas te darás cuenta de que sus historias, las cuales te parecían tan fantásticas, son simplemente eso, historias ficticias, no reales. No hay nada que ellos
puedan aportarle a tu vida ya que sus actos sólo los llevan a vivir en más miseria.
Los manipuladores son personas que quieren tener control sobre tu vida. Si ven lo valioso que eres, que tienes éxi¬to o simplemente perciben en tu vida algo que ellos no tie¬nen, querrán sacártelo.
Para ejercer control sobre tu vida, el manipulador se va a valer de distintas armas.
En un principio utilizará la seducción, hasta lograr tenerte en sus manos. El manipulador suele aparecer como alguien que es protector, bueno, que te quiere amar, que te da, pero después, todo lo que te da, no ten¬gas duda de que te lo va a querer cobrar.
El que te da sinceramente, nunca te va a pedir na¬da a cambio; en cambio el manipulador te dará para después venir a pedirte su recompensa.
Exigirá que estés en todo momento para satisfa¬cer sus necesidades, pero nunca estará ahí para cuan¬do tú lo necesites.
Tan hábil es que de apoco utilizará con mayor fre¬cuencia la crítica, el maltrato y la culpa para manipu¬larte. Te hará creer todo el tiempo que él vale más que tú para que te dé miedo perderlo y quieras rete¬nerlo, cuando en realidad es él quien está manipulán¬dote porque quiere quitarte lo que tú tienes.
3. Liberándonos de los manipuladores
Debemos aprender a alejarnos de la gente que nos quiere manipular. Si estás sintiendo que últimamen¬te tus conductas no reflejan lo que tu conciencia te dicta, es quizás un aviso de que alguien está inten¬tando manipularte. Si ya te diste cuenta, no lo dudes, corre lo más rápido que puedas y aléjate de quien quiere hacerte daño.
"La poca prudencia de los hombres impulsa a comenzar una cosa y, por las ventajas inmediatas que ella procura, no se percata del veneno que por debajo está escondido." Maquiavelo
Primero:
• Conócete
• Aléjate de quien viene a robarte
• Aprende a escuchar las voces de tu conciencia
• No te aisles
• Evita reaccionar con ira. Eso es lo que quiere el manipulador
• No abras tu corazón a cualquiera
• Recuerda que hay cosas que son personales, no tienes porqué contárselas a nadie
• Elige tu dignidad antes que la amabilidad
• Aprende a decir "no"
• No seas co- dependiente
• Evita justificar las acciones de otros
• Libérate de los sentimientos como:
- Culpa
- Vergüenza
- Angustia -Odio
- Rencor
• No dejes que nadie te apure
• Evita prestar o pedir dinero
• No seas confiado por demás
• Evalúa tus relaciones
• Perdona y sigue adelante
Los manipuladores no manipulan a cualquiera. Si nos eligieron a nosotros y lograron engañarnos fue por¬que les dimos lugar de una forma u otra.
Se metieron en tu vida, te engañaron y te quitaron la paz. Es por eso que antes que nada debemos buscar estar en armonía con nosotros mismos, conocernos de pie a cabeza y saber nuestras fortalezas y debilidades, ya que cuando conocemos nuestras debilidades, éstas se convierten en nuestras fortalezas. Y si sabemos cómo
somos va a ser más difícil que alguien pueda engañar¬nos y así manejar nuestras emociones.
Es también de gran importancia que no nos aisle¬mos: tu familia, tu gente de confianza, un mentor, son personas que debes tener cerca en cada momento. La gente exitosa siempre está rodeada de un equipo de personas preparadas para ponerle los pies sobre la tie¬rra y ayudarla a evaluar todas las situaciones que se presenten a lo largo de la vida.
Si un manipulador obser¬va que tiene que enfrentar no sólo a ti, sino a tu equipo, sa¬brá que la tarea de manipular¬te será más que difícil.
Mipntras mavores relaciones saludables tenga¬mos en nuestra vida, menor es la posibilidad de que nos manipulen.
Aprender a cuidarnos es un trabajo difícil, pero no imposible y debemos hacerlo.
Decir que "no" cuando es necesario, no está mal. Hay muchos "no" que son saludables.
Debemos aprender a distinguir qué nos hace bien y qué no, para poder elegir correctamente.
Elegir nunca sacrificar nuestra dignidad es una de¬cisión que nos llevará lejos.
No dejes que te pasen por alto y evita justificar las ac¬ciones de los otros. Nada justifica el maltrato, no lo hagas una constante en tu vida. Si ya elegiste enfrentarte al he¬cho de que fuiste manipulado y decidiste que no vas a to¬lerar más eso para ti, ya estás en el camino al cambio.
4. ¡Hagámonos cargo!
Ahora bien: que hayas sido víctima de manipula¬ción, no significa que tienes que vivir con sentimientos de odio y rencor. Quizás en el camino perdiste mucha autoestima, tu identidad quedó marcada, pero no dejes que eso siga envenenado tu vida.
"Sólo me fío de las estadísticas que he manipulado." Winston Churchill
Perdona a quienes te hicieron mal y pon tu vista de nuevo en tus objetivos porque si no, vas a seguir cargando con un fardo demasiado pesado durante el resto de tu vida.
Vuelve tu cara hacia las personas que te hicieron bien y sigue en búsqueda de relaciones sanas y que aporten a tu vida.
No cometas los mismos errores; en el día a día eva¬lúa tus decisiones siempre teniendo en claro qué es lo que quieres para tu vida.
No te sacrifiques por ser amable de más. Si eliges no sacrificar tu dignidad, los frutos serán muchos y tu au¬toestima irá creciendo. Asume la dirección de tu vida y no dejes que nadie tome decisiones por ti. Son tus deci¬siones las que te llevan a convertirte en una persona manipulable o no.
Piensa que el hecho de que hayas sido víctima de manipulación sólo te sirvió para que nunca más te vuelva a pasar. Ahora conoces los diferentes tipos de engaños de esta gente y podrás desenmascararlos cuando se acerquen a tu vida.
Arriésgate a exponer tus pensamientos, destierra tus miedos. Toma decisiones propias y olvídate de los senti¬mientos de culpa o vergüenza. Esta es la única forma en la que vas a ser libre de verdad, libre de cualquier tóxico.
CAPÍTULO 12 El orgulloso
Me gustaría ser mujer para poder ser besada por unos labios tan bellos como los míos.
UN NARCISISTA A SU NOVIA
1. ¿Qué harías sin mí?
"Espejito, espejito ¿hay alguien más lindo que yo?"
Soberbio, vanidoso, arrogante, fatuo, endiosado, in¬modesto, pedante, petulante, narcisista, autosuficiente, satisfecho, engreído, presumido son todos sinónimos de una misma palabra: orgulloso. Son muchas, ¿verdad?
De sólo pensar que una persona reúne todos estos calificativos, esa persona ya tiene "mala prensa".
El orgulloso es aquel que tiene un exceso de con¬fianza en sí mismo, en lo que dice, en lo que hace, en las decisiones que toma; para él todo lo que hace es perfec-to, él es perfecto, él es Dios y él hace todo bien, y nada ni nadie pueden contradecirlo.
Todos alguna vez nos sentimos orgullosos por algo excelente o extraordinario que hicimos, nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y eso no está mal; es¬tar seguros de nosotros mismos es sano y beneficioso para nuestra estima. El problema surge cuando cree¬mos que ese logro que obtuvimos nos habilita a piso¬tear, insultar o descalificar al resto de las personas que están cerca nuestro.
Sin más, ¿quién no se peleó alguna vez con un ami¬go, con su pareja, con su jefe y dejó de hablarle por un tiempo?, pensando: "¡que me llame él! yo no lo voy a llamar, ¿por qué lo voy a llamar yo?"
Tener confianza es bueno,
pero un exceso de fe en una idea o en una determinada si¬tuación paraliza todo lo positi¬vo que puede sucedemos.
El exceso de confianza no da margen para mejorar. Quien dice: "Lo que hice está perfecto" no analiza: "¿Cómo podría hacer para mejorarlo?"
No hablo de la autoexigencia del perfeccionismo, si¬no del hecho de que una persona sana siempre debe de¬jar un margen de duda para analizar lo que ha hecho.
Si en cambio tiene un exceso de confianza, esa per¬sona tratará de explicar todo, de justificar todo, sin per¬mitirse un margen para analizar: "¿Podría pensar de nna manpra mpinr?"
Muchos piensan que po¬drían cambiar el mundo, termi¬nar con el problema de desnu¬trición mundial, pero lamenta¬blemente creen que sólo ellos serán capaces de establecer el cambio. Son personas que en cuyas mentes repica: "Yo soy el más inteligente, el más lindo, el más sagaz, el más todo". Ellos son todo.
El orgullo no es malo hasta un cierto punto. El pro¬blema radica en la medida exacerbada del mismo. Ese es el verdadero conflicto.
2. Primero yo, segundo yo y tercero yo
Una persona con exceso de confianza no puede me¬jorar y entonces, sin darse cuenta, se estanca.
"El orgullo es el complemento de la ignorancia." Bernard de Fontenelle
"Si el hombre orgulloso supiese lo ridículo que aparece ante quien le conoce, por orgullo sería humilde." Mariano Aguiló
Hay tres tipos de excesos de confianza:
• ExceSO de amor propio: "SÍ vn no pstr>v. psfr» no va a funcionar", "si yo me voy, mi familia se hunde", "si yo no es¬toy, este proyecto se cae." Las personas que hablan así son aquellas que se creen seres úni¬cos dada la excesiva confianza
que tienen depositada en sí mismas. La gente que es así no tiene tiempo para detenerse a pensar "¿en qué puedo seguir mejorando?", con lo cual pierde de vista todo lo mejor que está por venir. En cambio, las "personas abier¬tas a la mejora continua" son las que se llevan el premio. El orgulloso termina, en muchas ocasiones, humillado. Cuando nos sentimos imprescindibles en determinadas áreas, seguramente aparecerá alguien que hará mejor que nosotros las cosas y se llevará el premio.
• Exceso de confianza en su capacidad: hay
personas que no aceptan sugerencias ni ideas nue¬vas, personas que si una vez obtuvieron un resulta¬do brillante se estancan y no aceptan aportes nove¬dosos. Son aquéllas que, si les das alguna sugerencia del tipo: "Mira, esto lo po¬drías haber hecho de otra ma¬nera" te responden: "No, no, porque así estuvo bien." Todo lo que ellas producen siem¬pre tiene una explicación.
Ellas siempre dicen: "Yo soy así y así como digo es¬tará bien."La persona que no es capaz de hacer un análisis y un balance para mejorar, siempre será "mediocre", y sin darse cuenta quedará estancada en su posición. Creerá que es la mejor hasta el mo-mento en que surja alguien que obtenga mejor resul¬tado y más rédito y entonces, pero sólo entonces, quizás tenga la humildad de preguntarse: "¿Qué es lo que está pasando?"
"El orgullo de los pequeños consiste en hablar siempre de sí; el de los grandes en no hablar de sí nunca."
Frangois Marie Arouet, Voltaire
"La ciencia es orgullosa por lo mucho que ha aprendido; la sabiduría es humilde por lo que sabe." William Cowper
• Exceso de confianza en la manera de pensar:
Observa este diálogo, tal vez te resulte conocido:
—Yo pienso así, yo lo veo así —Sí, pero tu matrimonio se está desgastando
—No importa, para mí es así y punto
ruro orguiio mental. Quienes se identifican con es¬tas palabras son personas que tristemente piensan y se sienten como la única "Coca Cola del desierto", seres que no pueden, ni aún ante el dolor, detenerse a reeva- luar sus propias vidas.
Los que siempre están de vuelta de todo son los que nunca fueron a ninguna parte.
El orgullo es como el mal aliento, todos lo perciben, excepto el que lo padece.
Tener confianza en nosotros mismos y en los de¬más es muy bueno y productivo, sin embargo necesi¬tamos dejar un margen necesario para mejorar, cues¬tionar, reconocer los errores, superarnos, darle un lu¬gar a la equivocación y romper con el perfeccionismo que nos encierra en latas herméticas que no permiten que nada de lo nuevo y de lo mejor penetre en ellas. Seamos excelentes en todo lo que hacemos, la perfec¬ción sólo nos detendrá a mirar los detalles.
Sólo las mentes abiertas son capaces de comprender que todo puede ser mejorado, y que siempre podemos ir por más. El problema más grande que padecen los seres humanos es la parálisis mental, parálisis que les impide seguir soñando.
Si por momentos en tu vida ; la mente rígida y los pensamien- 1 tos cerrados ocuparon gran par- J te de tu tiempo y de pronto de¬cides ser libre de estas emocio- „ nes tóxicas que sólo te detie¬nen, el estanque se convertirá - en un mero recuerdo.
"El conocimiento acrecienta nuestro poder en la misma proporción en que disminuye nuestro orgullo." Paul Bernard, Tristán
"Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansia morir orgullosamente por una causa, mientras que el segundo aspira a vivir humildemente por ella."
J. D. Salinger.
Desde el momento en que seamos capaces de rom¬per con el exceso de confianza en nosotros mismos, es¬taremos listos para salir del estancamiento, tendremos claridad para enfocarnos en los nuevos objetivos y con¬quistar cada uno de los sueños que hay en nuestra mente y en nuestra alma.
Cuando seas libre de la parálisis mental, no habrá muro ni cima que se haga grande delante tuyo! ¡Serás un escalador de alto rendimiento!
Cuando rompas con tu excesiva confianza, podrás cambiar el recorrido y hacer lo que nunca hiciste antes.
CAPÍTULO 13
El quejoso
Una mujer dice:" ¡Qué sed que tengo!, ¡qué sed que tengo! ¡qué sed que tengo!" Una vecina la escucha y le acerca un vaso de agua y entonces, tras beber, la mujer dice:"¡Qué sed que tenía!"
Si llueven se molestan, si sale el sol también, si los saludaron de mala gana se enojan, si los saludas ama¬blemente, se fastidian. El tema es quejarse, encontrar un motivo para pensar que el mundo está en contra de ellos y que nadie es capaz de entenderlos.
¿Quién es el que está a favor o en contra de quién? El quejoso siempre encontrará un motivo para quejar¬se. Por las dudas, hay que quejarse, incluso antes de averiguar o de preguntar, primero: ¡la queja!
Existen personas que lo primero que hacen es que¬jarse. La queja es un lamento, una demanda, un repro¬che, una desazón, un disgusto, un reclamo permanente que lo único que logra es alejarte de la mejor gente. ¿A quién le gusta estar cerca de
1. "La mente de langosta nunca conquista nada
personas que siempre están dispuestas a encontrarle "la quinta pata al gato?"
i //
"Si tiene remedio, ¿por qué te quejas? Si no tiene remedio, ¿por qué te quejas?" Proverbio oriental
Muchos son coleccionistas de quejas, dicen por ejemplo: "Me lastimaron", "me maltrataron", ¿quié¬nes?, les preguntan, y ellos responden indistintamente: "Mi jefe", "mi primo", "mi tío."
Y tal vez tengan razón, porque en realidad, sí fue¬ron lastimados, vivieron injusticias; lo que no saben es que al expresarlo permanentemente a través de la que¬ja la solución al conflicto se aleja cada vez más y su mente se convierte en una "mente de langosta."
¿Tienes mente de langosta?
Veamos, responde estas preguntas:
• ¿Te quejas a menudo?
• ¿Tienes problemas con muchas personas?
• ¿Ves las cosas grandes como difíciles de lograr?
Si contestaste a una de estas preguntas con un "sí", es que tienes mente de langosta.
La queja sólo produce insatisfacción, siempre mos¬trará descontento, resentimiento, disgusto; refleja una emoción encapsulada que termina enfermando no sólo tus pensamientos, sino también tu cuerpo.
Muchas personas hacen de la queja un hábito, una forma de vida, pensando que si se siguen quejando, el problema desaparecerá; creen que a través de la de¬manda continua el conflicto va a ser solucionado, o que quizás, otro ser humano bondadoso se apiadará de su situación y solucionará su problema.
Son personas que se lamentan todo el tiempo, sin darse cuenta de que con su discurso se atan aún más al pasado y a la dificultad, reviviendo viejas penas y culpándose tal vez por no haber podido aprovechar tal o cual oportunidad. Miedos, inseguridades, in¬quietud, aflicción y dolor son sentimientos por los cuales atraviesan las personas quejosas, convirtiéndo¬se así en seres tóxicos para sí mismos y para los que es¬tán a su alrededor.
2. Las conductas más comunes de los quejosos.
• Tienen problemas con los demás y viven con broncas: todo problema no solucionado se expresará con las personas que están más cerca. Cuando alguien te rechaza, no lo tomes como algo personal, piensa que esa persona seguramente fue rechazada y lastimada antes. Así como nos tratemos a nosotros mismos trataremos a los demás. Muchos guardan dentro de sí mismos hostili¬dad y broncas. Tal vez te pasé a ti también: quizá fuiste maltratado y manipulado por años, y en vez de haber ha¬blado a tiempo y sanado las emociones lastimadas, hoy herís a los que están más cerca y a los que te ofrecen una nueva oportunidad. El Doctor Don Colbert, uno de los mejores médicos de Estados Unidos dijo: "Lo que experi¬mentes emocionalmente se convertirá en una sensación física." Las estadísticas revelan que, en Estados Unidos por ejem¬plo, se consumen, por año, cinco mil millones de tranqui¬lizantes; cinco mil millones de barbitúricos; tres mil mi¬llones de anfetaminas; dieciséis mil millones de tonela¬das de aspirinas. La hostíTidad ?s una emoción que surge de la enemistad, de la mala voluntad, que se conoce co¬mo "mal genio", "impaciencia" o "queja". El 20 % de la población posee un nivel de hostilidad que pone en ries¬go su vida. De cada diez personas, dos llevan broncas en- capsuladas que les afectarán, teniendo siete veces más posibilidades de morir de enfermedades del corazón. Las autopsias hechas a soldados de Corea y Vietnam revela¬ron que padecían arteriosclerosis producida por el stress de la guerra. Hay mucha gente que no estuvo en Corea ni Vietnam pero que vive en una guerra constante, pelean¬do con todo el mundo y, en vez de mirar dentro suyo y ver su problema personal, dice: "Aquel no me gusta", "tú me maltratas." En Finlandia se descubrió que la hostili¬dad es la enfermedad Ne 1 que afecta al corazón, compa¬rable con el cigarrillo y el colesterol alto.
• Perciben todo negativamente: frente a grandes desafíos, los quejosos ven todo negativo y se excusan
diciendo: "No puedo", "no seré un buen padre por¬que es muy difícil", "me falta mucho." Son personas que viven mirando a los demás como gigantes, como imposibles mucho más grandes de lo que en verdad son. Son personas que, anteponiendo la queja, se ol¬vidan del potencial que tienen dentro para llegar a la meta. Si éste es tu caso, ¿cómo sabes que son gigan¬tes si ni siquiera intentaste derribarlos? Sólo es tu mente la que piensa así. Los pensamientos determi¬nan tu accionar y por lo tanto tus resultados.
El conflicto de la mente de langosta es que no se lleva bien consigo misma y ese es el desafío: llevarse bien con uno mismo durante las veinticuatro horas del día y conquistar todos los sueños.
Ahora bien, ¿es posible salir de la queja y llevarse bien con uno mismo?
Claro que sí. Si aplicas estos principios los mismos te llevarán a resultados exitosos:
• "Si no me lo dicen en la cara, no lo considero": si
alguien te comenta "me dijeron que tú dijiste, que el otro dijo, lo que dicen de ti" ¡No caigas en la trampa! Si alguien quiere decirte algo, que sea lo suficientemente valiente como para hablar frente a ti; de lo contrario no hay nada que aclarar. Respon¬de solamente cara a cara, de lo contrario, entrarás en el juego neurótico de los que "llevan y traen."
• "Debo estar concentrado en las cosas importan¬tes": Las cosas importantes multiplican tu energía,
las secundarias la roban. Si una persona expresa estar agotada porque su sueño es muy grande, está en un grave error. Los pro¬pósitos grandes no nos desgas¬tan, al contrario, los desafíos nos motivan y nos empujan a seguir. Los detalles y la queja son los que desgastan. Los desafíos renovarán tus fuerzas cada mañana y te mantendrán joven. Concéntrate en lo importante, no te detengas en las pequeñeces.
"Las quejas son el lenguaje de la derrota." Frank Grane
Enfocándonos en nuestros objetivos tendremos la energía necesaria para llegar y además estaremos bien con nosotros mismos. Si nos desgastamos es porque estamos perdiendo tiempo con la gente inadecuada, en proyectos irrelevantes, en discusio¬nes sin sentido, pero si nos ocupamos de lo impor¬tante tendremos la fuerza de las águilas, correre¬mos y no nos cansaremos, porque sabremos adon¬de estamos apuntando. Los que viven para el ocio, te harán perder tu tiempo, no desperdicies tu fuer¬za. Mike Murdock dice: "El que no respete tu tiempo, tampoco respetará tu vida".
• "Tengo que estar abierto a lo sobrenatural": lo que lograste no es todo lo que obtendrás. No eva¬lúes tu vida según tus logros de hoy. Siempre hay más, mucho más, proyéctate a lo novedoso. Cuan¬do tu mente está abierta a lo nuevo y se permite ser sorprendida por otras oportunidades, los mejores momentos llegan a tu vida. Si estamos dispuestos a lo nuevo, la queja no tendrá lugar.
• "Algo desconocido saldrá a la luz": el potencial es una fuerza no liberada, un poder no usado, una reserva oculta. Si te permites abrirle la puerta, te llevará a los éxitos más extraordinarios que hayas soñado. Todo está dentro nuestro: un escritor, un cantante, un triunfador, una comerciante, una mu¬jer de negocios, un gran padre, "un genio."
• "Estando bien conmigo mismo diré lo correcto":
Mike Murdock dice "Tus palabras son herramientas- "Las palabras tienen poder. Si decimos: "Mi vida es un desastre", "este trabajo es pésimo", estare¬mos construyendo lo que declaramos. Tu destino está marcado por tu discurso. "Dime cómo hablas y te diré qué te sucederá." Tus pensamientos deter¬minan tus palabras. Al recibir un mensaje piensa: ¿es justo?, ¿es sano?, ¿me acerca a mi objetivo?, ¿me hace bien? Si la respuesta es negativa, deséchalo.
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas." William George Ward
Todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo de buen nombre, si algo es digno de ser hablado, en eso hay que pensar. La queja te mata, te detiene, te destruye. Tus palabras son el cartel que indica hacia dónde estás yendo y tienen el poder de darte vida o muerte.
Ahora decides tú: "mente de langosta" o "mente de resolución". ¡No seas tú mismo tu gran problema! La única manera de romper el círculo de la queja es mo-viéndote, yéndote del lugar donde nada sucede.
• Expon la queja e inmediatamente busca la respuesta
• Aprende a hablar con soluciones
• Sé una persona que no se violenta, que no se queja
• Los malos momentos son parte de la vida. Lo peor que nos pueda pasar no es "el problema" sino que esa situación nos limite mental y físicamente
• No dejes que las crisis te pongan límites: la queja no puede impedirte dar el salto. Las crisis preten¬derán asentarte en el lugar del dolor y de la que¬ja, pero tú tienes una mente de resolución capaz de superarlas para así pasar al otro laido
• No permitas que la locura y la queja de los otros te limiten: nadie puede decirte: "Hasta acá llegaste". No te dejes limitar por la locura y las quejas de los otros, no permitas que las quejas te ciñan
• No avales que la gente sea quien establezca tus lí¬mites: nadie puede limitarte. Sé inteligente, no reacciones ni te muevas por instinto. El que es pa¬ciente muestra más discernimiento. Cuando los otros quieran apurarte, no te apresures, tomate tiempo, unos días, y después seguramente verás todo distinto
Recuerda que:
• El quejoso pierde su tiempo en anécdotas y cosas pasadas
• El quejoso se queda a vivir en la circunstancia
• El quejoso no tiene sueños, metas, ni propósitos
• El quejoso es co-dependiente, está esperando que otro resuelva su vida
• El quejoso es dubitativo, reiterativo y limitado
• El quejoso tiene una mente cerrada
• La gente exitosa valora su tiempo y sabe que el tiempo de la queja es un tiempo perdido
• La gente exitosa aprende, se instruye perma¬nentemente
• La gente exitosa sabe concentrarse en el botín
• La gente exitosa invierte en cosas importantes
• • La gente exitosa invierte en su crecimiento personal
• La gente exitosa vive cada momento con intensidad
• La gente exitosa invierte el tiempo en soñar sue¬ños grandes
¿Qué eliges ser? ¿Quejoso o exitoso?
2. Quejosos y quejas
Muchos creen que la queja es una posible solu¬ción a sus problemas, sin darse cuenta de que lo úni¬co que logran con ella es más queja y así sucesiva¬mente, hasta verse atrapados en un círculo vicioso sin salida. La queja es una señal a la que hay que prestarle atención. El quejarse es producto de una acumulación de emociones reprimidas actuales y pa¬sadas, muchas veces por no decir nada, y otras tantas por hablar en demasía.
En la sociedad en la que vivimos hay muchas personas que se quejan todo el tiempo. Necesitamos romper con esas costumbres, ese mal hábito, y ser libres de ese parlo¬teo continuo que sólo nos trae más dolores de cabeza.
Y así como existe diversidad de quejosos, encontra¬mos también diferentes clases de quejas. Analicemos algunas de ellas:
• La Queja ociosa: es la más común entre personas que se quejan porque no hacen nada en todo el día, esas a las que "les sobra tiem¬po". Se trata de personas que son capaces de transformar un pequeño detalle en una gran catástrofe. Siempre existe para ellas un "pero", un obstáculo que sortear. Su hablar es una queja.
• La Queja esporádica: es la que se hace eventual- mente por diversos motivos, pensando que tal vez, al quejarnos, alguien se hará cargo de solu¬cionarnos el problema.
• La-Queja como "deporte favorito": es la preferi¬da entre personas que viven dentro del círculo de la queja; permanentemente viven quejándose. Quejas tras quejas.
• La queja viciosa: el círculo de este tipo de queja es:
- me quejo
- alguien me escucha
- el que me escucha no hace nada
- me vuelvo a quejar, me vuelven a escuchar
- el que me escuchó vuelve a quedarse sin hacer nada
- me vuelvo a quejar, la persona me vuelve a escu¬char y no hace nada
- me quejo otra vez, pero a esta altura esa persona ya se acostumbró a mi queja y sabe que en mi dis¬curso lo único que tiene lugar es "la queja"
Es como cuando pasas por una casa y el perro te la¬dra: el primer día te atemorizas; por cierto al segundo día te vuelve a ladrar pero no te asustas tanto. A la otra semana, sabes que el perro te va a ladrar pero ya no te sorprende. Esto es lo mismo que sucede con las perso¬nas quejosas: el otro se acostumbra a su queja y lo últi¬mo que querrá hacer es escucharla.
Ahora bien, ¿cómo obtener lo que necesito sin quejarme?
Si logramos relacionarnos con "el otro" con respeto lograremos lo que anhelamos. Hay manera y maneras de pedir aquello que anhelamos, y la queja continua no es la mejor forma de dar a conocer nuestra demanda. La queja sólo será un obstáculo y no te traerá ningún beneficio, sólo amargura.
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"Una mente productiva no tendrá
tiempo para quejarse."
El tiempo que perdemos quejándonos podríamos aprovecharlo buscando soluciones y sacándole pro¬vecho a la situación por la que estamos pasando. Re-vierte todo lo que esté a tu alcance y busca el lado bueno a tus circunstancias.
Es importante que nuestras mentes estén siempre ocupadas, ya sea trabajando, estudiando o perfeccio¬nándonos. Procura hacer siempre algo productivo de manera tal que la queja no tenga espacio en tu vida. No dejemos nuestra mente ociosa. Mantente ocupado, con la visión en tus sueños, libera tu potencial y usa toda la creatividad que tienes a favor tuyo. Olvida la queja, erradícala de tu vida, y verás que todo te va a salir como lo estás esperando.
3. ¿Cómo actuar frente a los quejosos?
Podemos actuar de distintas maneras frente a ellos:
• No necesitamos ponernos de acuerdo ni darle la razón a las personas que manifiesten la queja. Lo único que lograremos es que sigan queján¬dose, alimentando así su hambre emocional
• No los contrariemos, dejémoslos expresarse
• No intentemos solucionar sus problemas (si es que existe alguno o también si sólo se que¬jan por el hecho de hacerlo)
• No nos empecinemos en hacerlos entrar en razón, explicándole "esto es así o asá", indi¬cándoles que le conviene tal o cual cosa. El quejoso no podrá entender, a menos que deci¬da transformar su actitud
Cada vez que te vayas a quejar de algo, pregúntate: "¿Por qué me estoy quejando de esto?" Antes de quejarte, revisa cómo está tu estima y si te das cuenta de que
hay algo que no anda bien, busca ayuda y sana tus emociones. La queja nos señala que hay una herida que aún sigue sangrando.
No te quejes, revierte el lamento, piensa que cuan¬do te quejas te estás deteniendo.
Si ves que algo está mal hazlo tú otra vez; si ves algo tirado, levántalo tú; no esperes que lo haga otro. Cambia tu manera de actuar, tu forma de hablar, tu modo de ex¬presarte, y no te detengas a quejarte, sigue, avanza, y no mires para atrás, que largo camino te resta.
CAPÍTULO 14 El poder de las palabras
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina.
SALOMÓN
1. El poder de las palabras "sí" y "no"
¿Cuántos dijeron "sí" cuando querían decir "no"? Generalmente tenemos miedo a decir que "no" porque no queremos desentonar: si todo el mundo hace algo, ¿cómo vas a decir que no quieres hacerlo? Tenemos miedo a las consecuencias negativas de haber dicho que "no": ¿qué va a decir el otro?, ¿qué va a pensar el otro?, tal vez me retire su amor si le digo que "no quie¬ro" hacer lo que me dice.
El "no" es necesario y debemos aprender a decirlo con paz; podemos y está permitido decir "no". Decir "no" muchas veces es sinónimo de salud. Sin odios, ni broncas, ni en malos tonos podemos decir "no".
Cuando no podemos decir "no" es porque no sabe¬mos ni podemos distinguir cuál es nuestra prioridad en la vida, hacia dónde estamos apuntamos y cuál es nuestro blanco.
Las decisiones que tomes van a estar determinadas por el objetivo que quieras alcanzar.
¿Estás apuntando al lugar correcto con tus pala¬bras? ¿Tomás tus decisiones de acuerdo a los objetivos que te propusiste? ¿o estás viviendo y hablando sólo por hablar y llenar espacios vacíos?
Cuando uno tiene un blanco correcto puede definir qué es lo que va a aceptar y qué es lo que va a rechazar. El "sí" y el "no" son sólo palabras, sino límites y permi-sos que nos damos a nosotros mismos.
• El "sí" y el "no" forman parte de toda nego¬ciación
• El "sí" y el "no" determinarán tu posición de liderazgo, autoridad y control sobre tu propia vida
• El "sí" y el "no" hablarán de ti mismo, de tus intereses y tus determinaciones
• Un "sí" y un "no" dichos sabiamente y a tiem¬po te evitarán grandes dolores de cabeza
• Cada "sí" y cada "no" que establezcas deter¬minará una solución o un problema nuevo
• Cada "sí" y cada "no" que emitas sabiamente o no estará acercándote o alejándote de tu éxito
• Cada "sí" y cada "no" que pronuncies te hará mantenerte enfocado
Cuando sabes cual es tu blanco específico, sabes a qué cosas decirle "no" y a qué co¬sas decirle "sí". Sabes a quién elegir, con quién hablar.
Sé responsable. Responsabilidad es saber qué hacer y qué no. La gente se destaca cuando tiene palabra y cum¬ple con lo que promete. Deben creer en ti: que tu "sí" sea si y tu no sea no .
Y si por un momento dudas acerca de la respuesta que debes dar: tómate cinco minutos, y di como en la pauta publicitaria, "me tomo cinco minutos y me to¬mo un té"; tú tómate cinco minutos o todos los que ne¬cesites antes de decir un "sí" o un "no" como respues¬ta, date tiempo, permítete reflexionar para evaluar y decidir. Nadie puede tomar el control de tu tiempo y de tus decisiones. "El otro podrá esperar unos minutos"y una vez que decidas, lo que estés determinado a
"Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede."
La Biblia
hacer mantenlo, no lo cambies. Si te equivocas, pue¬des volver a empezar. ¡Determina un objetivo y cúm¬plelo! Debes estar respaldado por la verdad y no por la falsedad o la mentira.
Ser fiel a uno mismo y a nuestras palabras nos con¬vertirá en personas creíbles y confiables, tanto si hemos dicho "sí" como hemos dicho "no".
Si quedas en encontrarte a una determinada hora, hazlo, no llegues tarde.
Si te comprometiste a asis¬tir a alguien en una determina¬da ayuda, hazlo, no lo poster¬gues ni lo canceles.
Si firmaste un contrato, cúmplelo. Las palabras tienen valor, seamos fieles a nosotros mismos. No pactes con na¬die, sólo con ti mismo, pero una vez que des tu palabra, sé fiel a ella. Cuando somos capaces de llevar a cabo lo que hemos prometido, nuestras relaciones, sean familiares, la¬borales o sociales son cada vez más óptimas. Un hombre fiel a sus palabras es confiable y apto para estar en niveles de poder y liderazgo.
Controlemos lo que sí podemos controlar: nues¬tras palabras. Porque aquello en lo que más piensas y de lo que hablas, en eso te conviertes. No funcione¬mos por emoción, sino poi convicción. Hay personas que actúan según lo que sienten "Me siento mal", "me siente bien". Un día se sienten reyes, y al otro día, insignificantes. El lunes sienten que el trabajo es lo más importante pero el martes lo más importante es la familia; el lunes se casan con alguien porque sienten que lo aman, pero a la otra semana, se separan porque sienten que ya no lo quieren; sienten ganas de tener un hijo pero a la otra semana lo aban¬donan porque ahora sienten que les arruinó la vida. Es esa gente que vive animada un día y desanimada al otro y de acuerdo a lo que siente es como maneja su vida. Son personas que hoy dicen blanco y maña¬na negro. Tú no te muevas por ideas o estados de áni¬mos, hazlo por convicción. La convicción es la deter¬minación y la seguridad acerca de algo. El gran pro¬blema de la sociedad de hoy es que no tiene gente con convicción.
"Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medici¬na". Proverbios.
"Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio." Proverbio hindú
No te dejes llevar por tu mente; tu mente es lo más demente que tienes, la palabra de fe es la única y la verdadera.
Tienes que aprender a fre¬nar tu mente y a crecer. Nadie va a hacer nada por ti, tú tienes que hacer por ti lo que debes hacer. Suelta la palabra y actúa en base a ella. Llénate de palabras de ánimo, de fe.
Habla con fe. Renueva tu mente, tus palabras se nu¬trirán de lo que crees. Cree lo que confiesas.
¿De dónde sale lo que yo creo? De lo que yo pienso.
Lo que yo pienso, lo creo; y lo que yo creo, confieso.
¿De dónde sale lo que yo pienso? De lo que yo oi¬go. Lo que yo confieso es lo que creo. Lo que creo vie¬ne de lo que pienso.
No permitas que tus pensamientos te arrastren. No te muevas por lo que sientes. Sé leal a la verdad, a tu convicción y no a tus sentimientos.
Hubo dos hermanos que un día dijeron: "Se pue¬de volar" y todo el mundo se rió. Alrededor del año 1900 construyeron un avión y quisieron levantar vue¬lo. Uno de ellos lo consiguió, pero el avión se cayó y el piloto murió; el otro hermano enterró al fallecido pero no enterró su sueño y su fe; y entonces volvió a probar. Pasaron doce años y el hermano vivo mejoró su avión y voló sobre Nueva York. Por primera vez el hombre alcanzaba el cielo con una máquina.
Se puede morir todo alrededor tuyo, pero nunca entierres con tus muertos a tu fe, nunca entierres tus sueños.
"No te muevas por gusto sino por convicción. Convicción no es un rito que se defiende a rajatabla sino que es una verdad divina que se ha hecho raíz en tu vida."
2. Lo que pido, eso recibo
Es común ver a ciertas personas que no pueden ser felices porque no expresan directamente lo que quie¬ren, lo que desean o lo que piensan.
Piden, desean, anhelan pero no son específicos. Mu¬chos tienen inmensos deseos en su corazón, en su men¬te anhelan alcanzar metas, pero no pueden ni saben ex¬presarlos. Son esas personas que cuando les preguntas qué es lo que están esperando de la vida, responden "paz, amor, felicidad, salud, dinero". Y esos deseos no son malos, pero son indefinidos, metas abstractas im¬posibles de evaluar.
Cuando pedimos, necesitamos ser específicos; sólo así podremos enfocarnos en las estrategias que debemos diseñar para alcanzar nuestras metas. Necesitamos esta¬blecer cuánto queremos ganar, qué auto queremos, qué tipo de relación estamos buscando. De esta forma estare¬mos enfocados, y de esta manera podremos poner en ac¬ción lo que antes fue un deseo en voz alta.
Cuando pidas algo, sé específico. No seas vueltero. Afirma lo que estás esperando recibir, pídelo y llama a las cosas por su nombre. Si no conoces cuáles son tus dere¬chos, nunca vas a poder pedir bien, como conviene correc¬tamente. A diario nos encontramos con personas que asu¬men una actitud errónea en el momento de pedir lo que esperan recibir. Y aquí está la respuesta, el porqué unos re-ciben y otros no. "Pides y no recibes porque pides mal": pi¬des dudando y la duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y llevada de una parte a otra. ¡Pide de acuerdo a lo que estás esperando recibir!
Sin embargo, muchas personas suelen hablar y pe¬dir de las siguientes maneras:
• Victimizándose: Son las personas que en lugar de pedir: "¿Me compras un helado?", o en vez de decir: "Me voy a comprar un helado, porque tengo ganas de comerlo", dicen: "Horas encerrado acá, trabajando, muriéndome de calor, y nadie hace nada por mí."
Ahora bien, si en este momento te identificas con este estilo de personas, piensa por un momento:
¿Por qué no mejor pedir las cosas por su nombre y decir: "Quiero un helado"?
¿Cuál es el problema de que lo hagas?
Lo que sucede es que la mayor parte del tiempo pen¬samos que no tenemos la capacidad para expresar lo que queremos o peor aún, que no nos merecemos aquello que deseamos. Y esto es falso. Todo, aún los aspectos más ín¬fimos, fue creado para que podamos disfrutarlo.
• Siendo vuelteros: son los que no dicen las cosas di¬rectamente. Por ejemplo, en lugar de indicarle a los de¬más que les gustaría que los visitaran, dan miles de vuel-tas para hacerles ver que se sienten solos y abandonados.
• "Enfermándose" al hablar: Es el típico caso de aquellas personas que se enferman cuando están atra¬vesando un problema o una dificultad. Son las que no pueden poner en palabras sus emociones y entonces son sus cuerpos los que deben hablar por ellas. En es¬tos casos es común que manifiesten síntomas como fiebre, dolores de cabeza o mareos, malestares esto¬macales, que denotarán que algo malo está sucedien¬do. De esta forma, quienes los rodean se verán obliga¬dos a acercárseles y preguntarles qué es lo que les pa¬sa. Estos personajes, en vez de decir: "Me voy una se¬mana de vacaciones porque necesito descansar" o "esta semana no hago nada porque no doy más", pre¬fieren enfermarse para poder estar en cama y justifi¬car un tal vez merecido descanso.
• Hablando a través de indirectas: al no poder expresar lo que quieren, en¬vían indirectas y "misiles" to¬do el tiempo de alguna u otra manera, pensando que al¬guien entenderá "a los gol¬pes" lo que ellos no pueden
poner en palabras claras y concisas. Tienes que ser consciente de que "el que pide, recibe".
"No sólo de palabras vive el hombre, pese a que en alguna ocasión tenga que comérselas."
Adlai Stevenson
Si uno no puede expresar en palabras todo lo que desea, termina "comiéndose" todos esos sentimientos. Lo malo del caso es que si nos comemos lo que transcurre dentro nuestro, nos estaremos comiendo a nosotros mismos.
Podemos hablar por emoción, sentimiento, opi¬nión o fe.
Emoción es lo que siento ahora, sentimiento es lo que vengo sintiendo desde hace mucho tiempo. Estos últimos muchas veces terminan siendo resentimientos, es decir, sentimientos que evolucionan con el tiempo y que, si no son expresados en palabras como debieran ser, terminan lastimando nuestro cuerpo.
Necesitamos aprender a hablar y a darle valor a ca¬da palabra que enunciamos. Las palabras tienen poder para construir pero también para destruir; dependerá de nosotros cuáles elegiremos para comunicarnos. Para crecer y estar sanos necesitamos a aprender a transmi¬tir nuestros sueños, metas y proyectos.
Es tiempo de bendecir nuestra vida, de emitir pa¬labras de aliento, de sabiduría, de proyección, de po¬der, de fe, de vida.
Mientras estemos hablando de vida, nuestros sueños se irán cumpliendo.
3. Los no que te sanan
"Un "no" pronunciado con la más profunda convicción es mejor y más grande que un "sí" enunciado sólo con el pro¬pósito de complacer o, lo que es peor, de evitar un problema" decía Mahatma Gandhi.
Para tener más salud y más éxito necesitamos de¬cir más "no" a determinados hechos y a ciertos tipos de personas.
"El comienzo del fin de la vida ocurre el día en el cual guardamos silencio ante las cosas que nos importan." Martin. L. King, Jr.
"Las palabras no sólo se ven o se oyen, sino que además brillan." Alfonso Sastre
William Ury cita: "El arte de liderar no está en decir "sí", sino en saber decir "no". Muchas veces no logramos decir "no" cuando deseamos hacerlo y sabemos que deberíamos."
Para superar esta situación, debemos:
• No idealizar a nadie: al idealizar a la otra perso¬na la estamos colocando en un rol superior mientras no¬sotros mermamos, haciéndonos de esta manera más vul-nerables y quedando expuestos a que el otro pueda herir¬rnos. Si nos conectamos con otra gente, (cualquiera sea el lugar que la persona ocupe) debe ser de igual a igual, por¬que ponerse "arriba de" es un acto de soberbia y "por de¬bajo de" habilita a que los otros decidan humillarnos. De¬bemos recordar que todos venimos del mismo tronco y todos nos merecemos las mismas oportunidades.
• No reaccionar mal ante las palabras de la gente:
hay palabras que llegarán para lastimarte y provocar una reacción a ese mensaje que te transmiten. Las personas que pronuncian esas palabras se llaman, en psicología, tóxicas.
Diferentes tipos de personas tóxicas:
• El ofendido: es el que con una palabra o con¬ducta tuya se ofende y de esa manera manipu¬la. Trasmite el mensaje: "Según cómo te com¬portes, yo estaré o no", para que los demás queden a la expectativa de sus acciones
• El que tira y corre: es el que pasa, tira un misil y sigue de largo porque lo único que está bus¬cando es tu reacción
• El que triangula: es el que "lleva y trae", te sumerge en el medio de una discusión que no te corresponde para que tomes partido y salgas en defensa de alguna de las partes
• El psicópata: es el que felicita y descalifica al mismo tiempo
• El reaccionario: le gusta discutir, criticar y buscar que te sumes a él para hacerte per¬der tiempo
Un consejo: para caminar con salud, no reacciones ante las palabras de la gente. Aprende a:
• No esperar nada de nadie: si ponemos las ex¬pectativas en la gente, sólo obtendremos frustración, porque un día responderá bien y otro día mal. No exis¬te nada más variable que las emociones humanas.
• No compararte con nadie: no te compares ni per¬mitas que te comparen porque no necesitas ser como na¬die. La persona con problemas de estima vive comparándose: "tú tienes marido, hijos y yo no", "tú trabajas tanta cantidad de horas pero yo trabajo más". Todas las bendi¬ciones tienen un nombre: debes aprender a capturarlas y disfrutar de aquellas que tienen escrito el tuyo.
• No "fusilar" a los demás: no tomes como perso¬nal lo que te digan otros: "Alguien me dijo que aquel dijo que el otro habló mal de mí." Si te rechazan, no lo asumas como personal: existirán cientos de justificacio¬nes posibles a cada accionar. Quizá, la persona que te lastimó fue lastimada, por lo cual herirá a quien sea por su propio conflicto. No te apresures.
• No valorar el dolor: debemos identificarnos con la felicidad y con el éxito, no con el dolor. No vinimos a este mundo a cargar ninguna cruz ni a pagar ningún precio, sino a cumplir con nuestro propósito y a explo¬tar al máximo todo el potencial del que disponemos.
• No ponerte en víctima: cada uno tiene el control remoto de sus emociones y pensamientos: decide qué sentir, qué pensar y qué hablar. No entregues el poder de tus sentimientos a los demás, porque si lo haces, se¬rás un títere en sus manos; nadie podrá lastimarte a menos que le des permiso.
• No Querer cambiar a nadie: no gastes tus energías queriendo cambiar a tu esposo, esposa, suegros, hijos, je¬fes, etc., porque si la persona no quiere, no cambia. La mejor manera de que el otro cambie es no queriéndolo cambiar. Si tenemos en claro y podemos decir "no" a to¬do aquello que nos perjudicará, si sabemos decir "no" a todo aquello que nos hace ser co-dependientes de los
otros, estaremos listos y preparados para accionar todas aquellas oportunidades que se merecen un "sí". Cuando sabemos decir "no" estamos preparados para defender nuestros propios intereses, lo cual denotará que estamos enfocados hacia nuestros objetivos.
"La forma como comunicamos el "no" y el hecho mismo de hacerlo, determina la calidad de nuestra vida.1" Démosle valor a cada palabra que decimos: no digamos "sí" cuando en realidad queremos decir "no", no tengamos miedo a perder ni a dejar de ser aceptados o amados o tenidos en cuenta por saber decir un "no" certero y efi-caz a tiempo. Respetemos cada "no" que digamos.
El escritor William Ury describe en su libro "El Poder de un no Positivo" los tres grandes dones de un "no positivo":
1. Crea lo que necesitamos: por cada "sí" im¬portante es necesario decir mil veces "no"
2. Protege lo que valoramos: el "no" positivo nos permite establecer, mantener y defender los límites críticos
3. Cambia lo que ya no funciona: digámosle "no" a la complacencia y el estancamiento de un lugar de trabajo.2
Un primer y certero "no" muchas veces es el principio del camino que necesitamos reco¬rrer para llegar a establecer vín¬culos interpersonales sanos y acuerdos exitosos.
Si crees en las palabras que dices a diario y las lle¬vas a acciones concretas, dejarás de vivir de falsas
1. URY, WILLIAM, "El poder de un No positivo", editorial Grupo Norma, p.7
2. Idem, pp. 23- 25
"Decir "no" significa, ante todo, decirse "sí" a uno mismo y prote¬ger aquello que uno valora."
William Ury
expectativas, de la gente y de las limosnas que pue¬dan darte. Si te aferras a la palabra de fe, comenzarás a ver todos tus sueños cumplidos, harás lo que nun¬ca hiciste y las cosas viejas serán borradas. Todo, de ahora en más, será un hecho nuevo.
4. Los otros y yo
¿Acaso alguna fuente vierte por una misma abertura agua dulce y amarga?, ¿puede la higuera producir acei¬tunas o la vid higos? La respuesta es "no". Así también es como de una misma boca no pueden brotar palabras de amor y odio. Nuestra lengua es un miembro pequeño pe¬ro se jacta de grandes cosas. Enormes incendios son capa¬ces de encender nuestras palabras.
Permanentemente los seres humanos necesitamos comunicarnos con los otros. A través del lenguaje, de la conversación y de las palabras, podemos dar a conocer cómo nos sentimos, qué es lo que nos está pasando, so¬mos capaces de proyectar, soñar, acariciar, amar, feste¬jar, bendecir, odiar y maldecir.
Muchos de los errores que hemos cometido se han debido a que no hemos sabido expresar ni comunicar lo que hemos querido decir. Tal vez no supimos elegir las palabras correctas, o perdimos el tiempo en enunciar cientos de ellas, sin darnos cuenta de que en el fondo no estábamos diciendo nada, con lo cual "el otro" no entendió en absoluto nuestro mensaje.
También puede ocurrir que el otro no registre lo que estamos diciendo por distracción, falta de inte¬rés, cansancio, aburrimiento, stress o simplemente porque nuestras palabras sólo denotan bronca, ira, enojo, enfrentamiento o discusión. La mayor parte de nuestro tiem¬po no estamos escuchando a los otros, si no que estamos prestando atención a lo que le iremos a decir, aconse¬jar o contestar, otorgándole así mayor poder a nues¬tras palabras que a la escucha de las de los demás.
"Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar y tardo para airarse." La Biblia
Sin embargo, saber escuchar resulta mucho más efi¬caz que verbalizar miles de vocablos sin parar.
Si pudiésemos prestar atención a lo que los otros in¬tentan decirnos, no sólo lograríamos entenderlos sino que llegaríamos a comprender su interior y su accionar.
Todos hemos tomado malas decisiones alguna vez porque nos faltaron palabras de sabiduría. Muchas veces nos "fuimos de boca", dijimos lo que no tenía¬mos que decir por falta de reflexión, y otras tantas ve¬ces hicimos lo que no tendíamos que haber hecho. Só¬lo cuando alguien camina sa¬biendo qué decir y qué hacer se convierte en una persona sagaz. Sagacidad no implica hacer trampa, no es ser picaro, no es abusar de la "viveza criolla", sino que es la ca¬pacidad de ser conscientes de las oportunidades que tenemos alrededor nuestro para sacarle el máximo provecho. La sabiduría no se aprende, se entiende.
Necesitamos aprender a escucharnos primero a no¬sotros mismos, para así poder ser entendidos por los otros. De lo contrario, sólo viviremos haciendo monó¬logos que a nadie interesan.
La comunicación es esen¬cial y primordial en el vínculo interpersonal que establecemos a diario. Comienza por cuidar lo que hablas contigo mismo.
Podemos enunciar cientos de palabras y no decir absolutamente nada o podemos elegir lo que hemos de decir sabiendo qué es lo que espe¬ramos que estas palabras produzcan en los otros. Comu¬niquémonos eficazmente.
A continuación, algunos ejemplos de comunicación breve y eficaz:
• El día que Nelson Mandela fue liberado tras 27 años de prisión en Sudáfrica, emitió la breve alocución que señaló el fin del aparthcid. Sólo necesitó hablar durante cinco minutos
"Es un necio quien pudiendo decir una cosa en diez palabras emplea veinte." Giosué Carducci
"Muchas palabras nunca indican sabiduría." Tales de Mileto
• La oratoria de Winston Churchill ayudó a salvar a
Inglaterra de ser vencida en la Segunda Guerra Mundial. La lectura del texto clave completo dura seis minutos3
Cuando hablemos no lo hagamos por emoción, ni por sentimiento, ni para expresar una opinión ligera, hablemos porque lo que hemos de decir será un canal de comunicación y resolución.
Hablar no significa imponer nuestra verdad "cues¬te lo que cueste", sino expresar nuestra perspectiva y dar a conocer nuestro mensaje. Una vez dicho esto, los otros serán libres de aceptarlo o no.
No dejemos que nuestras palabras nos condenen ni condenen, nos juzguen o enjuicien. Llenémonos de palabras de vida, de pasión, de aliento, de estima, de motivación, de anhelos, de deseos y accionemos de acuerdo a ellas. Aprendamos a hablar en positivo y no en negativo.
Hablemos claro:
"Sujétate con fuerza" es mejor que "Ten cuidado de no caerte". "Estos son los alimentos que puedes tomar" es más positivo que "Estos son tus alimentos prohibi-dos". "Siéntate aquí" es mejor que "No te sientes tan cerca del televisor".4 Nelson Mandela no llamó a sus memorias "Un largo camino para dejar el apartheid", si¬no "Un largo camino hacia la libertad". Su compromi¬so no era contra el apartheid, sino a favor de la libertad.5
No hagamos politiquería con nuestras palabras, otorguémosle valor, convicción y firmeza a cada una de ellas. ¡Construyamos con ellas puentes, no los volemos!
3. HOFF RON, "Dígalo en 6 minutos", Editorial Granica, p. 16
4. THOMSON METER, "LOS secretos de la comunicación", editorial Granica p. 39
5. URY, WILLIAM, " El poder de un No positivo", editorial Grupo Norma, p.50
CAPÍTULO 15 Libres de la gente
¡Ladran Sancho! Señal que cabalgamos
1. Elecciones engañosas
Ser libre de la gente no quiere decir encerrarnos en una burbuja y no tener contacto con nada que tenga que ver con las personas, sino elegir con quiénes hemos de relacionarnos. La mayoría de los problemas que se nos presentan a diario son interpersonales: una discu¬sión con un jefe, un entredicho con nuestra pareja antes de salir para el trabajo, una negativa que debimos dar¬le a nuestros hijos, un intercambio de palabras con un profesor; siempre hay individuos involucrados.
Tanto sea en el conflicto como en la solución de los inconvenientes, habrá personas de por medio.
Hasta en las mismas emociones que vivenciamos y que recordamos, buenos y malos momentos, hay per¬sonas involucradas. Las heridas tienen un rostro y ese rostro tiene un "nombre".
Sin embargo, ninguno de estos recuerdos ni emo¬ciones que vienen a nuestra mente debe ser un impedi¬mento para alcanzar nuestros sueños. El ser humano es un ser social, y como tal, necesita relacionarse con pa¬res. El hecho es que muchas veces fallamos, confiamos y nos apegamos a personas que no sumarán, sino que, por el contrario, tratarán por todos los medios boico¬tear nuestro sueño. Por eso es que podemos decir "di- me con quién andas y te diré adonde llegarás"
Nuestra meta es poder elegir eficazmente a quienes nos acompañarán en el camino ha¬cia nuestros sueños. Son las co¬nexiones y personas de oro que po-tenciarán nuestras capacidades al ciento por ciento.
2. Voces extrañas
La comunicación es parte esencial de nuestra vida, todo el tiempo estamos comunicándonos con los otros, y la mayoría de las veces lo hacemos a través de las pa¬labras. Si llegamos a una estación de servicio y necesi¬tamos cargar combustible, le pediremos a la persona que trabaja en ese lugar que lo haga, si necesitamos dar una orden en el lugar de trabajo se requerirá de un emi¬sor y de un receptor que den y reciban esa orden... Y así podemos seguir dando ejemplos: la maestra necesi¬ta tener a alguien a quien enseñar para poder ser y sen¬tirse "docente"; de lo contrario, sin receptores, el cono¬cimiento quedará solamente en ella.
Así es como funciona la comunicación: uno habla y otro escucha y recibe la información. No siempre será un diálogo, a pesar de que seamos dos o más personas las que estemos involucradas en la conversación: podrá ser también un monólogo si ninguno está registrando las palabras del otro (y entonces todo quede en la nada) o tal vez, todo lo contrario, y entonces habrá a partir de la devolución, un intercambio de palabras, opiniones, conceptos, verdades y mentiras que podrán determinar las decisiones que tomaremos.
Sin darnos cuenta, muchas veces le damos a la voz de los demás un valor y una estima que no merecen y así es como lejos de ser ésta un consejo o una bendición, se transforma en un trastorno o en un obstáculo inmen¬so, en una creencia que a la que hay que refutar.
Para evitar la confusión, deberíamos reflexionar. Si permanentemente escuchas las voces exteriores, el mensaje que terminarás por recibir será:
"Pierde tus sueños y quizás pierdas la razón." The Rolling Stones
• No lo vas a lograr
• Con dinero en la mano eres un peligro
• Eres incapaz, nunca te preparaste
• No sabes cómo ganarte la vida
Claro que esas son frases y creencias falsas que tomas¬te por verdaderas y entonces te hicieron pensar que nada de lo que te propusieras serías capaz de alcanzar.
El único ser que podrá limitar lo que eres capaz de alcanzar eres "tú mismo".
Nadie está en condiciones de cuestionar ni juzgar ni tu potencial ni tus capacidades. Sólo a partir del momento en que cada persona toma el control de su propia vida es capaz de determinar sus errores y sus éxitos y entonces está en condiciones de refutar y cuestionar todas aquellas palabras que durante tanto tiempo lo han frenado y lo han llevado a vivir en un lugar de letargo y frustración.
Hoy, siendo libre de estas falsas verdades, podemos comenzar un proceso de desintoxicación mental, emo¬cional y espiritual para disponernos a ser la mejor y única versión de nosotros mismos.
A partir de esta nueva posición, de este nuevo "yo", conocerás la verdad y la verdad te hará libre de la gente, de las circunstancias y de aquellas verdades que no lo son.
Tiger Woods, antes de ser el primer campeón de co¬lor del golf, tenía para escuchar dos voces: la de gente que le decía "nunca un hombre de color va a ser campeón de este deporte" y la de su padre, que le dijo "tú eres un campeón". Adivina a cuál le prestó atención.
Tal vez pasaste años tratando de alcanzar la felici¬dad y el éxito de acuerdo a los parámetros de los otros, quizá luchaste por llevar a cabo objetivos que sólo beneficiaban a quienes estaban a tu alrededor pero que a ti no te conformaban. Quizá tu papá soñó con que fueses médico, y seguiste la carrera de medi¬cina tratando de obtener la aprobación de él, sin dar¬te cuenta de que en realidad era él quien anhelaba ser médico. Sin detenerte a pen¬sarlo, probablemente avanzas¬te hacia metas que te interesa¬ban muy poco.
Henry D. Thoreau escribe:
"No basta con estar ocupado...la cuestión es: ¿en qué esta¬mos ocupados?"
Piensa por un instante:
• ¿Qué estás buscando?
• ¿Qué estás persiguiendo?
• ¿En qué estás usando tu tiempo?
Estos objetivos, ¿aportan y suman a tu felicidad, a tu bienestar emocional, físico y espiritual?, ¿o sólo estás corriendo por correr sin saber a dónde quieres llegar?
El conocido Jorge Soros, el especulador más reco¬nocido del mercado de divisas, le dijo a un periodista del Canada's National Post: "Ser reconocido como filóso¬fo me proporcionaría una satisfacción infinitamente mayor que mi dinero" y al preguntarle el periodista si sería ca¬paz de cambiar toda su fortuna a cambio de ese sue¬ño, él contestó: "Pues sí, seguro."
Cuanto menor tiempo sea
el que dediques a escuchar las voces ajenas o extrañas, mayo¬res serán los resultados que vas a acumular.
Cuanto mayor sea el tiempo que le dediques a escuchar tu propia voz interior, cuanto más te detengas a observar tu reloj interno y a prestar atención a lo que dice tu corazón, mayores serán los éxitos que vas a cosechar.
Las voces ajenas no saben de qué estás hecho, no co¬nocen tu potencial ni lo ilimitadas que son tus fuerzas; tú mismo aún no lo sabes. Sólo cuando camines, corras y luches por tu pasión, por aquello que te quita el sue¬ño, por lo que te quema por dentro, sabrás de qué estás hecho. La verdad está dentro tuyo y sólo a ti te corres¬ponde ponerla en marcha.
"Procura conseguir lo que te gusta o te verás obligado a que te guste lo que no te gustará."
G. Bernard Shaw
"Tantas veces nos pasa que vivimos la vida encadenados y ni siquiera nos enteramos de que tenemos la llave del candado."
The Eagles
3. Lazos del alma vs. lazos mortales
Cientos de mandatos internos y externos irrumpen a diario, a cada momento, desde que nos disponemos a comenzar nuestro día; se trata de presiones externas, internas, reclamos y pedidos, tantos que de un momen¬to para el otro te sientes angustiado por la sensación de que debes cumplir con cada una de las órdenes que has re¬cibido, y eso es imposible.
Todo eso es peor aún si es¬tas órdenes provienen de lazos afectivos: un amigo, tu pareja, un jefe, un líder o un fa¬miliar, de esos son vínculos asmáticos que fuiste entre¬tejiendo y que ahora pasaron a definir y a decidir qué es lo mejor para ti y tu futuro.
Escuchas a todos los tuyos, a los de tu alrededor, in¬clusive las noticias de la televisión: voces, voces y más voces y lazos que se mezclan en tu mente, ejerciendo tal presión que confunden tus metas y tus sueños.
Y así es como te sumerges en una carrera en la cual no tienes en claro hacia dónde estás yendo ni qué es lo que estás buscando: ¿tu bienestar y tu éxito o la aprobación externa?
Son vínculos empalagosos, relaciones que aprisionan nuestra mente, voluntad y emociones de tal forma que no nos permiten diferenciar nuestro deseo del de los demás. Y así nos olvidamos de que para poder alcanzar la propia satisfacción y la tan preciada paz es vital que reconozca¬mos qué es lo importante y prioritario para nosotros.
E.E.Cummings decía: "Ser sólo tu mismo, en un mun¬do que hace lo posible, noche y día, para hacerte semejante a los demás, significa librar la batalla más difícil que cualquier ser humano pueda librar."
La mayoría de las veces confiamos más en los otros que en nosotros mismos, de tal forma que somos capaces de desnudar nuestro interior frente a la mirada de los de¬más, esperando una respuesta que en realidad sólo a no¬sotros nos compete darnos. Le otorgamos tanto valor a la
"El mayor enemigo de la libertad individual es el propio individuo."
Saúl Alinsky
opinión ajena, le volcamos tanto afecto, que cuando no recibimos la devolución que esperábamos nos sentimos defraudados. Entonces lloramos, nos deprimimos, cree-mos que se nos cae el mundo y que no podremos confiar en nadie más, "sentimos que nos clavaron un puñal por la espalda" y nos olvidamos de que en ese vínculo inter¬vinieron personas ante las cuales fue nuestra la decisión de develar nuestra alma.
Todas son personas que, como tú y yo, cometen errores. Y como sucede con todo error, lo mejor es que cuando ocurra aprendamos que las relaciones interper-sonales necesitan tener un límite. Nadie podrá avanzar sobre ti si no le das autoridad y poder para hacerlo.
El límite muchas veces es entendido por los otros co¬mo una actitud antipática de nuestra parte; sin embargo aplicarlo nos evitará muchos malos momentos. Sólo tú podrás decidir quién entrará a tu círculo social más ínti¬mo. Poner límites sanos a tus relaciones personales no só¬lo te va a ahorrar dolores de cabeza sino que también te proporcionará la libertad que necesitas para tomar aque¬llas decisiones que te acercarán cada vez más a tus sueños.
4. Vínculos sanos
Gran parte de nuestro diario vivir lo usamos en rela¬cionarnos con los otros. Cuando estudiamos, trabajamos, viajamos, "vivimos", nos comunicamos con otros seres humanos, pero no con todos ellos establecemos vínculos.
El vínculo entre dos personas es un factor común que los une, ya sea un lazo familiar, laboral, afectivo o amistoso. Dentro de estos vínculos que establecemos están aquellos que nos afectan de manera positiva y aquellos que nos influyen desfavorablemente.
Hay quienes tienen como objetivo establecer vínculos con el único fin de obtener algún beneficio personal sin importar el costo o el efecto emocional adverso que ello pueda causarle a la persona involucrada en la relación.
¿Cuántas mujeres acaso no son seducidas por hombres que sólo buscan sacar provecho de esa si¬tuación y viceversa?
¿Cuántos quisieron ser amigos tuyos desde que se enteraron de que compraste una quinta y vas todos los fines de semana?
¿Cuántos viejos "amigos" recordaron tu número de teléfono cuando se enteraron del nuevo puesto que ha¬bías conseguido en la empresa?
¿Cuántos de los viejos familiares que hace años que no te llaman te invitan a comer desde que supieron que estabas teniendo éxito?
Con todos podemos comunicarnos; es de cortesía y gentileza responder a los llamados, lo que no quiere decir que debamos establecer "vínculos". Los vínculos personales sólo podrán afectarnos de acuerdo al límite que nosotros mismos les impongamos.
Sin embargo, sí tendremos que plantearnos como objetivo establecer vínculos y relaciones de oro que nos impulsen a llegar a nuestro éxito. Y cuando hablo de "oro" no me refiero a personas ricas monetariamente, sino a aquellas que saben que nuestro potencial es ili¬mitado y nos alientan para que nada nos frene para lle¬gar a la meta. Hay un dicho popular que dice: "La fa¬milia te toca, los amigos se eligen" y es cierto: lo mismo ocurre con los mentores. La gente es importante, las multitudes son importantes: ellas serán quienes nos ge¬nerarán nuevas posibilidades de éxito.
Tal vez la persona que hoy acabamos de conocer sea una conexión de oro mañana, quien nos abra una nueva puerta laboral, nos genere una nueva oportu-nidad de negocios o tenga una idea o sugerencia acerca de cómo podemos resolver la dificultad en la que nos encontramos.
Cualquiera sea el ámbito en el cual te desarro¬lles, el buen trato y la disposición que establezcas sumarán a tu favor.
Una buena forma de establecer "vínculos sanos" es el poder brindar soluciones a los que te rodean; es más agradable estar al lado de aquel que nos da soluciones o aporta ideas que de aquellos que generan problemas.
Ésto no significa que tengamos que tener la solu¬ción para todos los conflictos del mundo, pero sí que debemos intentar ayudar de una u otra manera a los que nos rodean. Ayudar no significa decirle al otro lo que tiene que hacer, sino darle una idea que pueda acercarlo a una posible solución.
La escritora Mary Oliver cuenta en su libro "Mocking- birds" este relato: "Había una vez una pareja de ancianos muy pobres que abrieron su hogar a unos extraños que llama¬ban a su puerta. Los pobres viejos no tenían ningún bien mun¬dano que ofrecer a los inesperados visitantes, sólo su deseo de
tratarlos solícitamente. Resultó que los huéspedes eran dioses que sor¬prendieron a sus anfitriones al de¬cirles que aquella buena predisposi¬ción era el regalo más precioso que les podrían haber hecho unos sim¬ples seres humanos'1
¿A quién de nosotros nos gusta estar cerca de aque¬llos que a diario nos maltratan o no nos confieren el res¬peto que nos merecemos? Absolutamente a ninguno.
Toda persona que desee establecer relaciones inter¬personales sanas necesita:
• Tratar bien al otro
• Brindar la atención que el otro merece (sea quien fuese, desde el portero de la empresa hasta el gerente general)
• Establecer los límites necesarios que demande cada tipo de vínculo
• Conectarnos con lo bueno y lo mejor de cada persona: eso nos permitirá jugar el partido en equipo. Estamos en la "era de los equipos", los llaneros solitarios sólo ganan batallas en antiguas series de televisión
"El 70% de los clientes que pierde una empresa se marcha, no por el precio ni por la calidad, sino porque no le gustaba en lo humano trabajar con ese proveedor" Tom Peters
1. MARY OLIVER, "Mockingbirds", The Atlantic Monthly, p. 80.
5. Los heridores profesionales
Demasiadas personas a menudo consideran que ha¬ber obtenido un máster o un postgrado, o haber alcan¬zado un cargo de privilegio las habilita para lastimar, subestimar y desestimar otros en público.
Ostentan sus títulos, su poder económico o su sta¬tus sin darse cuenta de que la arrogancia y el maltrato se han apoderado de su trato con los demás.
¿Te pasó alguna vez que un trabajo al cual le habías dedicado horas y todo tu tiempo libre fue brutalmente menospreciado delante de todos tus compañeros? ¿So-lían tus padres avergonzarte delante de tus amigos a raíz de las calificaciones que obtenías?
Por cierto, en algún momento de nuestra vida, to¬dos hemos sido maltratados o avergonzados por nues¬tros padres, pares, jefes o superiores. El hecho es que este trato lastima, penetra y causa severas heridas y se¬cuelas en la estima de la persona que las recibe.
Algunas personas son máquinas avasallantes, que no se detienen a separar el trigo de la cizaña; para ellas todo lo es mismo, todo está permitido, lo único que les importa es el provecho y la ganancia que podrán obte¬ner de cada movimiento que ejecuten.
Son personajes tóxicos que a diario se empecinan en hacernos difícil nuestro diario vivir: "Si yo no puedo ser feliz, tú tampoco", retumba como eco en sus men¬tes. No viven ni dejan vivir.
Pero eso era hasta hoy. Unas pocas líneas más abajo podrás leer los rasgos más sobresalientes de estas perso¬nalidades tóxicas y entonces serás capaz de identificarlas y de hacer algo aún mejor: al reconocerlas conseguirás ubicarte lo más lejos que puedas de ellas, ignorarlas y se¬guir tu camino. Descubrir sus movimientos te permitirá subir un escalón en el camino hacia la libertad.
Características de los heridores profesionales
• Siempre tienen piedras en la mano: Son personas que estarán esperando la oportunidad en la que cometas un error para hacértelo notar y demostrar ante los demás que, si no hubiese sido por ellos, tu error hubiera desprestigiado a la empresa o hu¬biese puesto en peligro la ejecución de algún pro¬yecto. Como es de esperar, harán su corrección en público. Estas personas sólo logran aumentar su figura si el otro merma o es descalificado, de lo contrario no saben cómo hacerse notar. Ahora bien: ¿quién puede afirmar que nunca erró, que nunca falló o tomó una mala decisión? Como le dijo Jesús a los que apedreaban a María Magdale¬na: "El que esté libre, que tire la primera piedra".Tú: ¿estás en condición de tirarla? Yo tam¬poco. Sin embargo, los herido- res profesionales se sienten in¬tocables y con capacidad para ver la paja en el ojo ajeno que en el suyo propio, dejando así secuelas difíciles de sanar y restaurar.
• Siempre vigilan, esperando que lo malo suceda al fin: reclamos y "acuses de recibo" presentan a diario este tipo de personas. Son aquellas que tarde o tem-prano te pasarán factura por el favor o la palabra o la conexión que te ofrecieron. Se trata de personas tóxicas que no entendieron la ceremonia del Potlach, un ritual que, utilizado como corresponde, podría resultar be¬neficioso para nosotros. El Potlach es una antigua cere¬monia que celebraban los indios nutras, la cual consis¬tía en abrumar a alguien a base de regalos. El Potlach, dentro de los límites razonables, tenía su utilidad.2
Claro que no es el caso de los heridores profesionales, de esa gente que vive y disfruta del fracaso y del dolor ajeno para poder brillar y tomar protagonismo. Estos heridores profesionales son aquellos que no festejarán contigo tus éxi¬tos, y, lo que es peor, pronosticarán que si algo te salió bien pronto alguna fatalidad va a desatarse. Hay un dicho po¬pular que dice que si te ríes mucho el día viernes, algo ma¬lo va a pasarte el fin de semana. Así es como piensa esta
2. Op. cit., Peters, p. 30.
"No malgastes el tiempo intentando superar tu fobia a las serpientes, es mejor que las evites."
Richard Koch
gente: anuncia desgracias, tragedias, huracanes, tratando de robarte la felicidad que tienes o que alcanzaste al ha¬ber abrazado la felicidad o el éxito.
Son personas que no saben de arrepentimiento ni de perdones. En su vocabulario no se encuentran las palabras: perdón, disculpas, lo siento. Sus decisiones son in¬mutables e inamovibles. Prefie¬ren continuar con su razón, sea cual fuese resultado que sus pa¬labras o sus actos puedan produ¬cir en los otros. Son conocidos por ser "los dueños de la verdad", claro que se trata de sus verdades, pero no de la tuya ni de la mia.
Te podrán decir:
• ¿Para qué quieres correr?
• ¿Para qué deseas lograr tu sueño?
• Otro día lo puedes hacer
• No es tu tiempo, no es tu momento
• Siempre hay tiempo, no te apures
• ¿Para qué vas a hacer más?
• ¿Para qué vas si no hay premio, si el rey no te va a dar una corona?
• ¿Para qué te esfuerzas, si no hay ni recompen¬sa ni ganancia?
Un anónimo dijo: "El hombre muere cuando deja de aprender". Bill Gates aseguró hace años que 640 kb eran más que suficientes para una persona; hoy seria ri¬dículo afirmarlo. Mientras puedas aprender estarás vi¬vo para realizar tus sueños.
En el transcurso de nuestra vida seguramente nos encontremos con personajes como los descriptos. El ob¬jetivo es que a pesar de su existencia, sus estrategias y sus arpones no nos alcancen ni aún nos rocen. Si a una persona le buscas el lado malo, seguramente se lo vas a encontrar, pero si te empecinas en sacar lo mejor de ella, también podrás hacerlo.
"Si no puedes ser un buen ejemplo, tendrás que conformarte con ser una horrible advertencia." Catherine Aird
Claro que es mucho mejor quedarse con lo bueno del otro que con sus defectos, pero éste no es el modo de pen¬sar de las personalidades tóxicas. En cuanto a ellas, no ha¬gas nada por cambiarlas, sólo cambia el que desea hacer¬lo; lo mejor que puedes hacer es evitar al máximo el con¬tacto con este tipo de gente, resguardando así tu estima y tus emociones. Ser libre de todas sus especulaciones te permitirá llegar mucho más rápido al objetivo.
Sólo aquel que es libre puede hacer al otro libre.
6. El lado oscuro del control
La vida es un cóctel de decisiones, elecciones, y pen¬samientos que determinarán nuestra libertad. Nuestros estados de ánimo no son solo sensaciones sino decisio-nes que establecemos a cada momento. Los aconteci¬mientos pueden ser determinantes a la hora de estar bien o no, pero no dejan de ser consecuencias de decisio¬nes que tomamos en un estado de libertad de elec¬ción: soy yo quien decide sentirme mal o bien, sólo yo tengo el control de mi vida y estoy autorizado a elegir lo que es mejor para mí. Es decir, eres tú quien a cada momento decidirás qué valor o estima le darás a cada pa¬labra que recibas.
Si nuestro ojo está puesto en el afuera, serán los otros quienes decidan cómo hemos de sentirnos, pero si somos nosotros quienes estamos en control, sabre¬mos cómo cuidarnos y elegir lo que nos conviene.
Sólo cuando puedas ayudarte a ti mismo estarás en condiciones de ayudar a los demás. Necesitas ser el dueño de tu mundo emocional. Tu bienestar no de¬penderá del trato que recibas de los demás, sino del que tú sepas darte. Ninguna otra persona tiene el po¬der de hacerte sentir mal a menos que tú le des per¬miso para que lo haga.
Todos los sentimientos que creamos se originan dentro nuestro, pero así como nacen pueden ser mo¬dificados y, si no nos sirven, desechados. Odiar, amar, querer, respetar, son decisiones que nos perte¬necen. Es parte de nuestra naturaleza, de nuestra creación, la libertad de elegir, del mismo modo en que está en la naturaleza del esclavo el seguir lo que su amo o "los otros" le impongan. ¿Cuántas veces sentiste resentimiento o bronca por lo que contaron de alguien? Seguramente muchas, aunque fuera bronca que no te competía, pero que padeciste de to¬das maneras.
¡No convirtamos a los otros en formadores de nuestras emociones! ¡No le otorguemos tal poder! Hoy más que nunca mereces decidir ser feliz.
7. Encuéntrales la vuelta
Personas tóxicas eran quienes le prohibían a Mar¬tin Luther King disfrutar de los derechos que tenía un hombre blanco.
Hay seres difíciles con las que uno tiene que convi¬vir a diario, ya sea en el trabajo, en la casa o aún cuando decide sentarte en un restaurant y or¬denar lo que eligió para comer. Abusos, malos tratos, impulsi¬vidades, negativas, desencan¬tos, y frustraciones son las que vivimos la mayor parte del tiempo. Se trata de personas que a diario se propo¬nen intimidarte y coartar tus sueños.
Gente difícil, tóxica, que sin embargo, de ninguna manera puede convertirse en la excusa perfecta de tu frustración; todo lo contrario, necesitas convertirla en detonante de tus éxitos.
Si te dicen que no se puede, es porque sí puedes.
Si te dicen que es inútil que sigas insistiendo, tú si¬gue golpeando porque la puerta se abrirá.
"El arte de vivir se compone en un 90 por ciento de la capacidad de enfrentarse a personas que no puedes soportar." Samuel Goldwin
"Un enemigo ocupa más lugar en nuestra cabeza que un amigo en nuestro corazón." A. Bougeard
Si te dicen que no vale la pena, tú insiste, porque segu¬ramente en la negativa está escondida tu prosperidad. Los "no" de los otros son los "sí" de los que no dependen ni de las palabras ni de las emociones de nadie.
No te enfoques en las personas, enfócate en los ob¬jetivos. No te detengas a evaluar ni a entender a nadie. Tu objetivo no es comprender ni justificar las actitudes de los otros, sino las tuyas, lograr la visión correctiva necesaria y seguir hacia la meta.
Frente a los tóxicos, no te enojes, no te amargues, sé astuto e inteligente:
• No te ofusques: si te enojas generarás una pe¬lea y en toda batalla hay heridos
• Busca el lado positivo: aprende de ellos lo que no hay que hacer y revierte a tu favor la situación.
De esta forma aprenderás a ser libre de la gente tóxi¬ca, a definir con inteligencia tus nuevas relaciones y a saber que de acuerdo a las personas a las que les permi-tas estar a tu lado será el mundo que construyas.
8. La ley de la siembra
¿Cuántas veces regalaste algo y a pesar de que es¬perabas que te dieran las gracias ésto no sucedió y te frustraste?
¿Te ocurrió que te quedaste sin dormir toda la no¬che terminando el informe que te pidieron en la oficina pero al día siguiente, cuando lo entregaste, te dijeron que ya no lo necesitaban y entonces pensaste: "¿por qué no me llamaron y me avisaron?"
¿Cuántas veces eres tú el que llama para los cum¬pleaños de todos tus familiares, pero cuando es el tuyo, pareciera que no importara, que todos se olvidan de ti?
¿A cuántos seguramente hi¬ciste favores pero cuando los ne¬cesitaste tú era como si se los hu¬biera tragado la tierra?
A diario depositamos cien¬tos de expectativas en los otros, esperamos que nos respondan de la misma manera en que nosotros lo hicimos, pero ésto no siempre sucede así.
"No hablaré mal de ningún hombre y hablaré todo lo bueno que sepa de todos." Benjamín Franklin
Si bien hay personas que son agradecidas y saben el valor de tu accionar, otras no lo son. Algunas res¬ponden con la misma moneda, otras no. Y tú no po¬drás cambiarlas.
"Si recibimos lo que esperamos nos alegramos, si no, nos decepcionamos", y una vez más nuestras expectati¬vas están mal ubicadas. Si recibess lo que esperabas, es un bono extra, bienvenido sea, y si no, sigue adelante, no te detengas para escuchar las gracias.
Lo que hagas, hazlo de corazón, porque el que sirve es más grande que el servido. No esperes recompensa. Siembra en los otros, y sin darte cuenta, un día, esa siembra te va a recompensar. La cosecha será tan gran¬de que no va a caber en tus manos.
Lo que hagas por los otros en algún momento, quizás otn persona lo hará por ti. No im porta el tiempo que se tarde, s sembraste, cosecharás. Lava lo; pies de los otros, cálzate y si gue caminando; esas pisada; que dejaste en el camino, en al- gún momento te van a alcanzar. La calidad y la canti¬dad de tu bendición empiezan y terminan siempre en ti y en los tuyos. ¡ No lo olvides!
9. Libre de la gente
Hay personalidades tóxicas que anhelan todo lo que tú tienes: hasta tus desgracias o dificultades son añoradas por ellas. Se trata de personas que no pudieron encontrar un sentido, un rumbo a sus vidas y entonces deciden pe¬garse como abejorros a tu existencia, hasta aún "chupar tu propia sangre". Son personas que no son arquitectos de su propio destino sino que deciden recorrer el trayecto
que tú elegiste transitar, seres co-dependientes. Tal vez, al verlos, su apariencia sea la de personas con rasgos de su¬perioridad, de autoridad, de poder, de alta estima, de ca¬pacidad; sin embargo, sus actitudes y los resultados que han obtenido, los ponen al descubierto.
"Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará su sementera, y aumentará los frutos de su justicia, y será enriquecido en todo para la liberalidad." La Biblia
Son personas con grandes problemas de relación, con autoestimas destruidas que se esconden detrás de tus sueños y de tus expectativas.
Sus máscaras han tenido la intención de ocultarlas y de atarte a creencias falsas y vacías.
Ayer las veías como grandes e importantes, hoy realmente las conoces. Hoy puedes ser libre de cada una de las máscaras que han querido venderte y presentarte como "la mejor".
Son personas que han vivido, como dice Eric Fromm, con miedo y frustración: "El hombre moderno vi¬ve bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad quiere lo que tiene que querer".
Miles de humanos viven a diario historias que no han escrito, trabajan por propósitos que no les pertene¬cen, viven de sobras y no en la abundancia. Quieren tu puesto de trabajo, tu salario, tus amigos, tu familia, tu sencillez, tu carisma, tus hijos, pero no están dispuestos a hacer el mínimo cambio en sus vidas para que lo me¬jor y lo que les pertenece a ellos llegue a su existencia. Invierten más tiempo en envidiar e idealizar tu lugar y tu vida que en elegir, decidir y accionar para que lo me¬jor llegue también a las suyas.
En muchas oportunidades, sientes pena por ellos y tratas por todos los medios de ayudarlos a cambiar.
Te abres, los dejas entrar a tu casa y sin darte cuen¬ta, los habilitas para la estocada final.
Si hay algo para cambiar en ellos, la decisión no dependerá de ti, sino del individuo que tenga la nece¬sidad y la voluntad de encarar una transformación en su vida y de encontrar la forma de relacionarse sana¬mente con los otros. La gente que cambia es la gente que quiere cambiar.
Cada persona ha sido creada con una cuota única de habilidades, dones, facultades y talentos que sólo pueden ser descubiertos por ella misma. Cada uno de nosotros tenemos una conciencia y un espíritu que nos permite darnos cuenta de aquello que es una continua piedra de tropiezo; dependerá pues de cada uno de nosotros que demos unos pasos y la corramos para seguir avanzando.
Somos seres independientes, únicos, inigualables, libres. Nadie es igual a mí y yo no soy igual a nadie. ¡Qué bendición! Cómo sería esta vida si fuésemos clo¬nes los unos de los otros. Nuestra creación es perfecta: somos seres libres y únicos, independientes, con volun¬tad, dominio propio, conciencia, alma, mente y espíritu originales. ¡Qué bueno es poder gozar de esta libertad y decidir quienes realmente queremos ser!
"Cuanta más atención prestes a lo que hacen las masas, más com¬prenderás que los planteos del tipo "todo el mundo lo hace" no sirven para dejar tu impronta en este mun¬do. Si bien resulta tentador unirse a la multitud, no olvides nunca que tú tienes sueños valiosos y otras cosas más importantes que conseguir".3
Saber que somos únicos en ADN, identidad, propó¬sito, metas y sueños nos hará libre de frustraciones y nos abrirá camino en nuestro diario vivir. Permitir que los otros puedan alcanzar su destino te acercará a que tú también puedas alcanzar tu máximo potencial.
Sólo tú puedes crear tu propio triunfo, sólo tú eres capaz de establecer y definir cuándo alcanzaste el éxi¬to. Tu marca es personal. Tu victoria te hará recordar quién eres, de qué estás hecho y los sueños por los que viviste y diste todo de ti. Llegar a la meta requiere de coraje, valor y convicción. Primero tienes que reconocer que nadie te debe nada y que tú no le debes nada a na¬die, que el mundo llegó antes que tú.
3. ERNIE ZELINSKI, "El éxito de los perezosos", p. 41
"Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa." Abraham Lincoln
Ser libre de la gente, ¡qué espectacular!, imagínate po¬der ocuparte tú de tu propia vida, no esperar de terceros,
no vivir debiendo favores, ser tú quien genere una existencia de desafíos y metas. Imagínate qué bueno es poner el desperta¬dor todos los días y saber que al levantarte tienes metas, desafíos y sueños que dependen sólo de ti. Y qué bueno es también tener un día a la semana para disfrutar del descaso que te mereces.
Imagina qué felicidad es saber que lo que hoy tie¬nes es el resultado de que no bajaste los brazos y de¬safiaste a los imposibles, que la limitación y las frus¬traciones de los otros no te detuvieron y que eres el autor y el artífice de tu propio destino. Es fantástico tener las cuentas en cero.
Abraham Lincoln dijo: "Las cosas quizá lleguen a quienes esperan, pero sólo aquellas desechadas por quienes se esfuerzan."
¡Qué bueno es poder decir: "Vida, no te debo nada no me debes nada, las cuentas están saldadas. Crea tu propia vida, que yo me encargo de la mía."
"Lo único que puedes cambiar del mundo es a ti mismo, y eso hace toda la diferencia del mundo."
Cher
"Dando libertad a los esclavos, la aseguramos a los libres."
Abraham Lincoln
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Bernardo Stamateas
GENTE
TOXICA
Cómo identificar y tratar a las personas que te complican la vida para relacionarte sanamente
"Si lees este libro, deberás atenerte a las consecuencias."
Un mete-culpas (cap. 1)
"Nada nuevo... muy sencillo... no va a andar..."
Un descalificador (cap. 3)
"Lo estábamos esperando, la humanidad necesitaba un libro así." Un falso (cap. 5)
"Yo lo leí hasta la mitad."
Un mediocre (cap. 7)
"No leerás este libro porque así lo digo yo."
Un autoritario (cap. 9)
"Mi amor, ¿por qué no me dijiste que este libro ya había salido? Te lo hubiese regalado para nuestro aniversario, pero bueno... ite perdiste la sorpresa!"
Un manipulador (cap. 11)
"¡Qué buen libro Stamateas! (¡Ojalá nadie te lo compre!)"
Un envidioso (cap. 2)
"Soberana estupidez."
Un agresivo verbal (cap. 4)
"Me dolió mucho lo que escribió este hombre... Si lo cruzo por la calle lo piso."
Un psicópata (cap. 6)
"Me dijeron de buena fuente que la página 74 es copia fiel de lo que escribió su tío."
Un chismoso (cap. 
"Me gustaría leerlo, pero no sé... me da bronca... pero es posible."
Un neurótico (cap. 10)
"¡Impresionante! Veo que el autor siguió mis consejos, pero le falta un poco para alcanzarme."
Un orgulloso (cap. 12)
"Muchas páginas... medio largo... la letra es pequeña."
Un quejoso (cap. 13)
VERGARA
GRUPO ZETA '
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